domingo, 28 de febrero de 2010

CUENTO DE PRIMAVERA (o de Verano, o de Otoño, o de Invierno... Hasta de Navidad)

Cuarenta y bastantes años años de unión matrimonial bendecida por Iglesia y cura:
-Encarnita, cariño, llevamos más de 40 años viviendo en esta casa. Podemos recorrerla los dos a oscuras sin ningún problema... Pero mira, si tú, de vez en cuando, me pones una obstáculo inesperado, como ahora, que en el recodo del pasillo has dejado, sin guardar, el aspirador con todos sus rabos absorventes y cables conectores, y que yo no puedo guardar porque me dices que lo hago mal, pues desde hace una semana me pego cada tropezón de órdago; un día de estos, me voy a dar una buena, Encarnita... por favooor.
-Valeeee -contestaba Encarnita sin dejar la revista semanal del periódico o ver el telediario.

No más que al día siguiente, en una urgencia prostática, la prisa impidió a Eduardo -Dito, para su Encarnita- pensar en y prevenir el obstáculo, que a la luz del día, todavía lo había visto plantado en ese lugar totalmente inadecuado.
El guarrazo fue de antología. Su craneo, ya poco protegido de pelambre, fue a dar con la esquina -¡vaya, hombre!- del zócalo de una armariada de madera -preciosa, oye, preciosa- que se había encargado el feliz matrimonio unos tres años atrás.

Sangre por doquier y pérdida del conocimiento de Dito.
Ambulancia, enfermeros, primeros auxilios.
Ya por el pasillo, hacia la escalera, sobre la camilla, camino de la ambulancia, Dito recobró algo el conocimiento. Lo primero que vió fue la cara de su Encarnita, demasiado encima de la suya, con la expresión de pena, culpa, dolor y abatamiento más imbéciles que jamás había visto.
Antes de desmayarse de nuevo, todavía Dito pudo decirle a su Encarnita:_
-Mira, "cariño", si salgo vivo de la clínica y vuelvo aquí, no quiero ver ni rastro de ti. Me puedo morir yo sólo sin necesidad de la colaboración de tu estupidez.
Desvencijado.

sábado, 27 de febrero de 2010

Presentación

Buenas lo que sea, tardes, noches...
No sé si ésto va salir como Dios manda o qué. Es decir, se nota que soy novato notal. Espero ayuda de cualquier amable de vosotros, pero clarita y suavecita ¿eh?. Acabo de empezar y soy un simple usuario en lo de la informática. Opino que lo mejor es, al iniciarme, presentaros de mí algo que os pueda guiar:
"Desvencijado". Por qué este nombre. Nada de largas teorías. A modo de metáforas:
Soy de los que piensa que de eso de "a mal tiempo buena cara", ni hablar. Yo a mal tiempo cara de perro. Te muestras blandito y angelote y a ver quién te quita de encima "el mal tiempo". Además, el dolor más que dolerme me cabrea sobremanera.
Soy escéptico, porque el mundo, "agrupado", no da para otra cosa. Otra cuestión es el mundo "persona a persona".
No soy pesimista, quizás por la simplona cuestión de que tal como están las cosas no pueden venirnos muchas más calamidades. Lo que nos caiga, algo mejorará ¿no?.
Ando por el tercer -y no sé si último- tercio de mi vida. Mi cuerpo ya declara y se hace notar bastantes zonas y rincones desvencijados; lo cual significa una pelea diaria con mi mente que se queda bastante más joven y anda locuela con el físico porque no la sigue.
Ya irán saliendo más cosas de mí en la medida en que alguien amable de vosotros tenga a bien visitar este mi blog.
Es un defecto mío el que no haya conseguido el cierto atractivo de ser algo retorcido y misterioso (lo he pagado en mi vida). Me abro facilón, ay.
Me gusta mucho leer, también escribir, y la fotografía. Últimamente voy volviendo al blanco y negro. Pero, con esto de la digital (sí, una maravilla) que nadie intente intercambiar conmigo tecnologías de campos focales, aperturas, etc... el automático, conjugado con el encuadre, luz y flash, con sólo eso funciono de maravilla. No sé de nada más.
Por último: Política: Mis latires van por la izquierda romántica, tal vez utópica (anticipo que mantengo que lo de "utopía" es el escudo que utiliza el humano para no hacer lo que debemos), pero no quiero saber nada de partidos, siglas, de líderes ni de las clases políticas que nos han tocado en España... en la pedrea.
Hasta otra.
Desvencijado.