domingo, 23 de enero de 2011

PENSAR MOJÁNDOSE (2)


Fotografía de Abril de 2003
“EL CASO” JOSÉ COUSO.

Desde que saltó a los medios, primero con una actualidad rabiosa y, poco a poco, atenuada aunque con una ira soterrada, aún sigue hoy muy vivo este tema, esta desgraciada tragedia que ha venido ocupando mis rincones cerebrales del pensar y analizar. Hace un tiempo que llegué a una conclusión –muy mía y muy particular, claro. Jamás pretenderé sentar cátedra-.

Necesario antes de comenzar: Mis tremendos admiración y respeto por los corresponsales de guerra, fotógrafos y de crónica escrita, que metiéndose y arrastrándose bajo fuegos cruzados, balas trazadoras, silbidos y rugidos acojonantes de misiles tierra-tierra, jugándose desde las cámaras hasta la vida bajo las bombas de racimo, con el miedo disfrazado de una sensación de plenitud en el estómago de tanta saliva tragada hasta que su boca se queda como un secarral o no tragan más que eso, miedo. Y todo por darnos a los de los sofás sin guerras los sucesos sangrientos y mugrientos de uno de los jinetes del Apocalipsis, La Guerra, cumplida noticia visual y narrada de lo más reciente de los sucesos, siempre de lamentable asquerosidad, que los humanos vamos sembrando por los mundos más pobres, más subdesarrollados o más ricos en su subsuelo pero explotados y reventados por despreciables tiranos dictadores.

Dicho todo lo anterior, aparte de agradecer a los Jon Sistiaga (lo siento, no tengo traductor del senado y no sé si está bien escrito), Almudena Ariza y un largo etcétera que no le da la gana en estos momentos a mi memoria de traducirme el nombre, sus crónicas y trabajos emitidos en los telediarios con el telón de fondo de fuego, bombas, destrucción y más de una vez, en medio de ellos, también terribles catástrofes naturales, claro, y, por supuesto, mi rendido homenaje, a todos los cientos de fallecidos cumpliendo con este trabajo. (No me olvido, de la historia pasada en estos menesteres del actual Académico de la Lengua Española y escritor de éxito, Arturo Pérez Reverte , cuyas dolorosas vivencias de aquella época las volcó en la novela que más me gusta de él: El pintor de batallas. En literatura me encanta ver o a lo claro o entre líneas las vísceras del escritor).

Y comenzando a diseccionar, en este asunto, para mí lo primero es enumerar y presentar a los intervinientes, tres: La propia guerra, que no sé si definirlo como actuante abstracto pues sus efectos son sangrientas realidades; la dotación de soldados americanos encerrados en una de esas poderosas latas que llaman tanques –ratoneras llenas de munición explosiva, con irrespirable atmósfera- enormes trastos destructores pero manejados por personas, humanos; y por último, que no ni mucho menos, de menor importancia, los reporteros “armados” con sus pacíficas y curiosonas cámaras y apostados en un alto balcón de no sé qué piso de un edificio-hotel que, según parece, por ambas partes que se están matando, se sabe que allí no hay más que periodistas -¿pero los escalofríos del sudor del miedo los hace fiarse de esto?-

Hay que meterse en la piel del/los tripulantes del tanque americano, exudando pavoroso miedo más que por el calor, por su habitáculo y situación: en un, digamos, descampado donde están convertidos en blanco perfecto para el enemigo o cualquier fanático suicida del otro fundamentalista bando. En el punto de mira del que maneja el tubo que vomita muerte no aparece más que algún o algunos brillos en aquel balcón a uno o más kilómetros. Sabe que es el edificio de los periodistas, pero también, más que saber lo siente, que los más desprotegidos son ellos mismos, que todavía ni se han atrevido a pensar bien en qué país están, por qué están allí y si lo están de forma justificada y “justiciera” o son unos “mandaos” de... dejémoslo estar; ésa es otra historia. Y no más que ve brillar o espejuelos u objetivos de cámaras o ¡¡¿qué?!! ¿Quién le asegura que no corre peligro porque aquellos destellos son de periodistas y no de algún infiltrado? (El enemigo, precisamente, no tiene fama de ser “muy decente”) El artillero se desgañita transmitiendo situación, dudoso objetivo y pidiendo órdenes…¡¿qué hace, dispara…?! No se pueden distinguir aquellos brillos qué los produce y ellos siguen siendo un blanco perfecto.

Los periodistas –con su formación occidental- han desayunado con la tranquilidad de pensar que están alojados en un, “muy entrecomillas: edificio indultado” (¿indulta a alguien o algo La Guerra?). Ahora están, encogidos los ánimos, medio tumbados por los suelos, filmando una atroz realidad en la que, se quiera o no, ellos están metidos. Pero la vocación de estas gentes o los ciega o los hace auténticos héroes (gracias a ellos, yo, después de comer, en los telediarios, si consigo no hacer mala digestión, veré y oiré, prácticamente en directo –y con mucha vergüenza de pertenecer a esta raza llamada humana- las animaladas y atrocidades de las que somos capaces).

Comienza a actuar ese ente metafísico o abstracto que es el personaje de La Guerra: El superior al artillero del tanque, aunque no esté en ese antro angustioso del interior del tanque, también suda miedo, por sus hombres, por cuidar a estos soldados puestos bajo su mando y, lo peor, por la decisión que debe tomar y que aquel artillero no deja de demandarle. El denso sudor del miedo lo impregna todo. Lo peor, no saber cuál es el peligro, ¿Qué es lo que produce esos brillos que desde el tanque le transmiten? Pueden ser lanzaderas hasta de misiles tierra-tierra. Puede ser un cañón, aunque de pequeño calibre, de buen alcance, puede ser, puede ser… Lo único que percibe como auténticamente existente es la angustia de sus soldados en demanda de su decisión… ¡¡Suéltalo, dispara!!

Se armó. Muere un periodista gráfico, nuestro José Couso.
Esta magnífica gente, esta raza de periodistas de guerra crecen y se hacen con el dominio en sus voluntades del germen de la “vocación” (tan imprescindible en otras profesiones y que tan poco se encuentra –sacerdocio, medicina, maestros…-). Quiero decir, a toda esta tropa, que puede llegar a morir impactada por un balazo que primero ha entrado por el objetivo de su cámara, nadie los obliga a meterse en esos infiernos, toman estas admirables decisiones con total libertad y me da lo mismo que sea por motivos aventureros o auténtica vocación de servir informando desde los adentros del helado fuego de la muerte, sangre humana y destrucción. Lo han elegido con total libertad y, se supone, valorando y calculando dificultades y riesgos…, ojo, hasta riesgo de muerte.
Los soldados americanos –casi siempre gente de color o hispanos, se podrá entender lo que quiero decir al señalar esto-, quizás encontraron una salida para sus vidas, con un decente vivir para los suyos, que firmar por el ejército por equis años. Mas no creo que imaginaran que en un futuro, cercano o lejano, pensaran verse envueltos como en una sauna satánica en la que perderían un kilo de peso, o más, en cada misión. Y, por supuesto, espero que todos comprendan la imposibilidad de comparar, en esta situación, la claridad de razonar de unos y otros.
Nada se me ocurre sobre La Guerra. Se desata al capricho de los poderes, imperios, guarros dineros, intereses de mercados… Luego, viene ocurriendo, se desmanda y cuesta miles de muertos ponerle el bozal y amarrarla de nuevo.

Y termino con la conclusión a la que quería llegar: Yo al menos no veo “asesinato” por ningún sitio. Todo lo más uno de tantos tristísimos efectos colaterales –o no tanto- de la guerra; de la decisión totalmente vocacional de un ser de meterse en un lugar en el que sabía de sobra que iba a vivir y dormir constantemente envuelto en la muerte y respirándola. Y no sólo es lo que pienso sino que tampoco entiendo, con los otros cientos de muertos de esta profesión, de toda nacionalidad, como ha habido, que no se hayan formado comisiones buscando al culpable. Gente amiga, los culpables todos sabemos quienes fueron, pero esos, unos están en sus ranchos entrenando en la rapidez de sacar y disparar y los otros, el que más y el que menos, estirando figura y forrándose con conferencias y consejos de administración diversos.

(Me viene a la mente un político nuestro, admirado por mí por su humanidad honradísima –otra cosa son las discrepancias de ideas que pudiera tener con él-, que, por ejemplo, nada más se retiró de los sillones del congreso volvió a su cátedra de instituto hasta su jubilación y, muy importante, apenas se lo ha oído ni opinar ni armar controversias. Encima, si la memoria no me falla, este hombre, Julio Anguita también perdió un hijo corresponsal gráfico de guerra. Sólo se le escuchó decir, más o menos -y siempre culpando a mi memoria-: Ha muerto ejerciendo la vocación que amaba; su muerte, él la eligió. ¿Sirve este ejemplo?).

Ahora, soltado lo que quería, para eso me metí con esto del blog, ya me voy preparando para todo que me pueda caer.
Hasta otra.

DESVENCIJADO
Luis Ramírez de Arellano

viernes, 21 de enero de 2011

PENSAR MOJÁNDOSE.

Fotografía de Sptbre. de 2005.
(Es mi santa esposa -que no está ni haciendo pis ni otra cosa de mayor envergadura-, que, claro no es santa, ni yo, ni ninguna imagen que nos recuerda cualquier templo católico lleno de imganería por sus muros.Ahora, sí que es mi esposa, firmé varios papeles que lo atestiguan, y está con una de sus aficiones favoritas: ir paseando por el monte y cada cuatro pasos pararse para coger hierbas aromáticas, arbustos salvajes buenos decoradores de interiores o cualquiera de las que sirven para hacer buena tisana. Para el acompañante, estos paseos suponen un atuténtico ejercicio de paciencia e ir soportando el creciente dolor de lumbares. ¿Y quién es el acompañante? ¡Justo, ese mismo!
Está captada, sin apercibirse, en esa pose, porque tengo totalmente prohibido sacarle la jeta en este blog.
Aunque lo más importante para mí de esta fotografía es ver la captura de los brillos solares de la tarde por sus bellos cabellos canos con tintes de plata. Lo tiene así desde relativamente joven, y siempre me ha gustado).

A los asuntos: LENGUA ESPAÑOLA (que ahora va y resulta que son "varias lenguas españolas". No lo entiendo, es como la Trinidad de la Biblia: ¡¿O es una o son tres o varias?!)
Desde mi inocente infancia y bachiller de mi época, yo siempre he tenído, como significado de esta palabra -LENGUA- la SEGUNDA acepción de la RAE -por cierto, tan veleta últimamente-: "Sistema de comunicación verbal..." , ello aunque la PRIMERA fuera "Órgano muscular situado en la cavidad de la boca...".
Tal parece que, en mi aquella lejana inocencia, no iba yo muy desencaminado. El encontrarle el sabor a un buen lechazo, una lubina a la espalda, una paella, un gazpacho manchego, una fabada asturiana y un largo etc. de la rica gastronomía de esta España nuestra tan plural, de viejas sapiencias y tan arrugada orográficamente, na de na, para eso "nuestra lengua" no vale.
Para toda gente de la calle que no puede, ni lo intenta, escapar a Hacienda -incluyendo, claro, a los pensionistas- salvo -esto no se puede remediar- algunos grupos recalcitrantes de excitado tonto nacionalismo, este un tema que nos cabrea bastante. Con la que está cayendo, nuestro listísimo gobierno actual, va y se gasta un montón de euros en pinganillos y traductores para, sí, para el senado... "pa cagase". Y hay un montón de politicastros, "tontosdelhaba" que lo aplauden. Vale contratar traductores de mandarín,de inglés, de alemán, de francés... ¡¿pero de vascuence, gallego, catalán -y ojo que aún no han protestado los valencianos, ni los del bable asturiano-?! Si existe Dios, ¡¡por favor, por ÉL!!
Uno de las ricos patrimonios de España es tener la lengua que tenemos, el español, que, también según la RAE se habla en 21 naciones. ¡¿Qué repajolera majadería es esta de teniendo una lengua con la que nos podemos entender no sé cuantos cientos millones de personas, meternos con calzador,precisamente en un lugar en el que hay que hablar claro -y no dormir o no acudir o ir corriendo a apretar el botón de votar que te han ordenado-, diferentes formas de hablar, ojo, no de enormes países sino de rincones y rinconcitos de España.
Es el momento de aclarar que soy totalmente partidario de mantener, cuidar y mimar la cultura de nuestra multipluralidad, siendo, claro, la más importante esas lenguas de los solares de España, pero de ahí a querer que nos entendamos todos hablando "cada uno con la lengua de su pueblo" siendo de sobra conocido un lenguaje riquísimo y clarísimo con el que nadie -salvo los más burros de la clase- puedan decir..."¡oiga, seño que yo a entendío na!"-
Aunque es tonto recordarlo, debo traer a la/palestra que un paías pequeño del sur de Europa llamadoEspaña, queriendo o sin querer, expandió por el mundo una lengua que ha venido facilitando siglos el entendimiento entre nosotros y pueblos de otros hemisferios.
Me apunto a los tacos y procacidades que "supongo" pensará el libertario académico Pérez Reverte - yo no los sé soltar con su salero. Según sé decirlo, me parece una memez monumental lo de las lenguas españolas en el Senado", propia o de idénticas características a las que va dejando este Gobierno para ocultar o no ocuparse de lo auténticamente importante que está sufriendo España.

Tenía otro asunto para esta entrada, pero es sumamente delicado y, como es habitual, me está doliendo no sé si la espalda, las lumbarés o yo qué sé. El caso el joder.
A ver si mañana me da...

DESVENCIJADO
Luis Ramírez de Arellano

sábado, 1 de enero de 2011

ACLARACIÓN.

Hago referencia a mi última entrada "FELICITACIONES, BUENOS DESEOS O..."

Alguna persona se ha sentido ofendida por mi frase de "...algunos tarados que se empeñan en celebrar EL CUMPLEAÑOS de Jesús los 25 de diciembre de cada año..."

Si se ha seguido un poco lo que aquí escribo, páginas atrás dejé bien claro que jamás me mofaría de "ninguna creencia en una Idea religiosa".
Quizás mi última expresión ha sido escueta o algún lector/a susceptible y demasiado rápido en su lectura. Y la base "seudocientífica" pueda ser que, al menos yo, por ninguna página de la Biblia he leído que María parió a Jesús un 25 de Diciembre, sino que "... llegado el momento del parto, no hallaron en Belén más que un paupérrimo albergue para el momento". Esta fecha del dichoso 25 de Diciembre la fijó, como tantísimas otras cosas, la Iglesia. Y a ver ahora quién es el macho que se la cambia, o quita a los dineros.
Lo que no puedo soportar realmente y me seguiré mofando es la parafernalia pagana y sin sentido -salvo el económico- que el humano ha creado, muy terrenalmente, en torno al DIOS cristiano; pero, por favor, por ese mismo Dios, ¡¿cómo voy a burlarme de algo que no comprendo, con qué argumentos?! Lo que sí puedo, y creo que debo, es usar el cerebro con el que nací para pensar en las cosas que me rodean, y analizarlas.

Mi mayor respeto a cualquier, a todos los creyentes. Y, si cabe, mis disculpas.
(Quizás, en mi descargo, les digo que podría cambiar mi opinión si por las ventanas se vieran familias creyentes en torno a una mesa con algún alimento un poco especial, fuera de lo diario y se oyeran cantos en torno a un belén y, por contra comercios, grandes superficies estuvieran como siempre, sin aglomeraciones ni ruidos de cajas registradoras)

DESVENCIJADO
Luis Ramírez de Arellano

ACLARACIÓN.