jueves, 28 de junio de 2012

PAUSA SIN CONOCIMIENTO DE DURACIÓN.




Fotografía de Abril de 2012.

(Más espinas camufladas en lo muy, aparentemente, bello)


Hace ya 12 ó 13 (yo sigo y seguiré con la gramática y reglas ortográficas que tanto me han costado aprender y que la RAE cante gregoriano, si quiere) años, hubo que abandonar el tabaco, de cuyos goces y deleites, por malo que es uno, me han quedado incómodas secuelas.

No sé ya el tiempo, porque esto es más duro,  me quitaron...,  me quitaron...¡coño, que ya ni me acuerdo lo que era y cómo era!

Ya hace tiempo que también QUIEREN que me olvide del alcohol.
Cagonlaputa, mira tú por donde han encontrado la oportunidad: No voy a explicar lo que es porque el diagnóstico final todavía no lo tengo. El caso es que me ha salido no sé qué en uno de los ojos que me impide ver correctamente y, con este cuento, excusa o verdad científica, me ordenan los galenos que no beba, ¡tócate los pirindolos! Leo como puedo, ¡pero leo!, mas la pantalla esta del ordenador se me hace muy incómoda.

¡Decidme, oh, amables gentes, las que algo mío leéis! ¡¡¿Sin estas tres cosas, qué narices pinto yo y, menos aún, escribo?!!

A este drama de pacotilla descrito, hay que añadir el que, tal como se dice por ahí, no ando en el mejor momento de esto que dicen que tengo -creo que lo llaman vida-. Tengo algo así como un vacío muy puñetero... En fin.

(Ando con la idea de proponer a los más listos del lenguaje, los de la R.A.E., que cambien el sustantivo "vida" por "ROSAL" -te despistas y verás el pinchazo, y un poco más que no estés al tanto, verás ríos de sangre- Y es que la mayoría hablamos de enfermedades, "ustés" perdonen, no, son "PURAS PUTADAS", "caricias de las  más grandes y duras espinas del rosal" )

(Largo tiempo ha pasado desde que en mis primeros escritos, relativamente joven aún, metafóricamente, describí a la vida como una ENORME MIERDA en medio de cualquier camino por el que transites. Una de esas MIERDAS grandes y enrolladas como ensaimadas que culminan su caracoleo hacia lo alto con un cuernecillo puntiagudo... Pues sí, puede tener su gracia, pero ¡NO DEJA DE SER UNA MIERDA!

EPÍLOGO:  Dejo el blog abierto, claro, mas no tengo n.p.i de cuándo volveré a recibir vuestra amable atención por letras que aquí se me caigan con orden más o menos floreado.

Espero que sea hasta pronto y no volver tuerto (¡Leche, sería original!)

DESVENCIJADO
Luis Ramírez de Arellano 


domingo, 24 de junio de 2012



Fotografía de Junio de 2012

(Hace ya muchos años, cuando todavía mis "ganas" rebosaban "literatura" y, sobre todo "hacerla, publicarla y ganar premios y todos los etcéteras que se quiera", sí, decía, que en aquellos entonces me premiaron y publicaron dos trabajos. Dejaremos el primero por ser obra primeriza con todos los defectos de estos escritos. Pero, un año y medio o dos después, en la Extremadura, -por cierto nada dura y menos "lejana"-, vive Dios, de mi Valencia, obtuve otro premio y su publicación con un corto relato que subvencionaba no sé qué organismo oficial de entonces (Diputación ? y Ayto. del pueblo, creo) y que promovía desde hacía uno o dos años atrás el pueblo de VILLANUEVA DE LA SERENA con el nombre de "Premios Felipe Trigo de Literatura, Novela y Narración corta". Yo obtuve el de "narración corta" del año 1983 -gente aquella, sin duda, con ambición y entusiasmo por  enriquecer ., digamos, el espíritu de un pueblo de mediano censo.
Mi alegría fue inmensa porque, aparte de que "sin conocer ni al cura", en total anonimato, asl hecho de que yo pudiera obtener un premio literario a la otra punta de España, se añadía el que resulta que, en tanto la escribía, le había cogido cariño a lo novelita.
Tan sólo unos dos años después, con motivo de hacerse cargo de la convocataria, examen y distribución... en definitiva, del lado editorial y "comercial" del premio -si no recuerdo mal "Editorial Algaida", del entonces "grupazo" "Santillana", este certamen comenzó a verse en los medios, especializados o no, con sensible aumento en la "bolsa" económica del premio y, por supuesto, presencia publicitaria. No volví a enterarme de que ganara ningún anónimo o desconocido... sí, como se dice vulgarmente, alguien de "la cuadra del grupo"
Ahora, hoy en día ya, todo esto de la literatura me sigue encantando, pero el lado comercial apesta de tal manera que, por varios sitios he dejado ya dicho que, además de no ser ningún genio de las letras, se harta uno de tan sólo acercarse a dos metros de los tipejos que se ocupan (editores, comerciales, correctores de estilo...)de esto y empieza a oler a mierda.
Claro, con aquel panorama -mucho del actual- el libro y su contenido no más que paró ante unos 20 ojos de amigos y familia -incluyendo gafas-.
Entonces va y me da la ilusión -tan vez tonta del culo- de ver si puedo pasar portada y contenido de este librito aquí... ¡¡que lo lea alguien más coño!! Pero... ¡es que soy tan malo en el manejo de estas tecnologías!

Por intentarlo que no quede...



Bien, gente amabilísima... gracias por la paciencia.
(Que sí, que vale, que es tan sencillo como eso de "copiar" y "pegar", pues bien, o soy un torpón de categoría, el sistema en que está grabada la novela no es compatible o, lo más normal: Estos aparatos son unos cabrones)

Espero conseguirlo algún día.

Buenas vacaciones.

DESVENCIJADO
Luis Ramírez de Arellano.

(No sé, no sé, aparatito de mierda, pero que vas a estaren el olvido durante un buen tiempo)




  

jueves, 21 de junio de 2012

S O L O (de soledades)



Fotografía de  Abril 2012


S  O  L  O
...............


Con la soledad a cuestas,

a través  de una rendija 

del muro que lo separa,

está viendo el mundo de afuera,

como observador.

Solo

Solo

Solo

Solo

Solo

Solo

Solo

Solo

Solo

No le gusta lo que ve.

Este es mal mirador.

Insiste,

solo

solo

solo

solo.

No, no le gusta, decide de pronto.

También el ruido, el mal ruido del mundo,

es ensordecedor...

Decide, solo, que hay soledades

 que enriquecen.



DESVENCIJADO
Luis Ramírez de Arellano

martes, 19 de junio de 2012

NADERÍAS - NO CORRESPONDENCIA EN EL AMOR




El mar, sólo. LA MAR de los poetas.

El atardecer está de flirteo con el anochecer.
Se ruboriza  LA MAR por sentirse tan observada en el cambio de su vestimenta, de su apariencia.

Uno se siente arrullado en este momento por el murmullo de su tranquilo estar, su extremado sosiego, desde el que le llega como el sonido íntimo y cariñoso de hermosas sirenas amorosas...

Pero el mar, LA MAR, reclama correspondencia. Ella ha dado mucho en el día y en los muchos ayeres. 
Quiere oír y escuchar tu nana. Esa queja o alegría íntima que te brota con cada trago de "gin-tonic" mientras la observas -mirón aprovechado- cómo desnuda su día y, con poco recato -no, poco no, sino amoroso, entregado-.
Al fin y al cabo, este nuestro MARE-NOSTRUM, no más pretende un tranquilo dormir para mañana, volver a entregarnos toda su belleza...

Esto es amor...
Pero ha existido correspondencia.
¡Ay de aquél que no haya conseguido conversar con LA MAR -siempre en femenino para mí-!



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DECIR, DECIR, DECIR... DECIR NADA.

NADERÍAS


El amor.
El amor es puro dar sin esperar recibir.

!Mentira! ¡Nadería!
Esto es decir por decir.

(Como ejemplo: ya dejé en su día escrito aquí que el amor platónico es una memez... 
Comencemos por no llamarlo "amor")

Los santos no existen.
Uno puede ser generoso, pero...
En algún momento o día de su vida,
un golpe de ésta
lo hará percibir...
!Estoy vacío, no me queda nada!
Para seguir dando,
de algo me debo llenar,
algo debo recibir,
o es que, al menos a mí, nadie me da...
(Llorón, quejica, me pueden decir.
Vale... Pero como yo me siento,
nadie lo puede decir)

Sí que es muy cierto lo de corresponder.
Tanto dio CYRANO que el vacío lo mató,
¡por no recibir!

Es el fatal momento en el que uno
se rebusca en su amor.
Y no es torpeza el no encontrarlo.
¡Es que ya no le queda!

Y es que confió demasiado
en ese recibir.


(Dedicado a toda persona que note que algo le pica al leer esta "cosa", que no sé si es poesía, poesía en prosa, prosa rota en párrafos, o qué... En cualquier caso, pretende alcanzar el grado mínimo de Literatura, palabra mayor)


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En hojas poco traseras, ya describí mis sobremesas, siempre escribiendo por huir de la siesta que, a medida que cumplía años, peor me iban sentando, más aún siendo "siestas viudas".

Uno de esos escritos (parte) que nació de esas mis soledades, eso sí, siempre con el inmenso mar enfrente, fue este "recorte" (ojo, el orujo también estaba; cargo mi pluma Montblanc con mitad tinta y mitad orujo):

El mar que invade toda mi vista de enfrente, tiene hoy una más clara limpieza de horizonte. Veamos:

Pegado al hotel, lamiendo estos leves pero preciosos acantilados, hasta unos 50 metros de la costa, lanzando incongruentes brillos como de noche estrellada, recibe, tiene como una pátina de verdor sin  señal alguna de agresividad.

Pasados esos 50 metros, calculo, se torna, como de pronto, en ese precioso e inmenso azul, tan enorme y conquistador de mi Mediterráneo.

Hoy, no muy lejos de esta preciosa costa, diviso tres estelas. Quizás, sin estar yo en este mirador, pasaron tres lanchas hiriendo su calma superficie.
Tan calmo está el mar que todavía siguen dibujadas. Son más lentas en desaparecer que las "estelas en el mar" del querido D. Antonio Machado que, de forma maravillosa cantó (y ha dejado cantado) el también grande Serrat.


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Otro día, recuperaré mi línea algo bruta y buscando el cachondeo.
Hoy, tocaba esto.
Lo siento.


DESVENCIJADO
Luis Ramírez de Arellano.





jueves, 14 de junio de 2012

ESCAPE MARINERO (con tintes de ficción de sueños)


Dibujo mío (éste sí puedo centrarlo más) de allá por los 1969/1975.

Y además, de génesis totalmente mía.
Es decir: Por aquellos años, desde los "centros" de Valencia, yo seguía con mi querencia hacia el mar. 

Con mi ya esposa (¡qué escalofrío da esta palabra...!) en muchos domingos y "fiestas de guardar", con mi utilitario de entonces, cargaba a la susodicha y no sé recordar si ya algún crío y allá, al paseo marítimo y, sobre todo, PUERTO (claro, puerto "pre RITA/CAMPS") y paseábamos como dioses.

Yo siempre, como desde ya años atrás, salía con la cámara de fotos cargado ¿quién sabe?.
En una de estas excursiones domingueras, pillé ésta, para mí, bonita imagen.
Un tiempo más tarde me dio -todavía mis tiempos del dibujo- por hacer un dibujo de la fotografía.
Total:
Marina con carboncillo y tiza sobre cartulina azul con detalle de dos barcos de pesca de bajura, reposando en la dársena.




EL ESCAPE MARINERO

Yo, currelando desde los dieciséís años, en algunos me había tirado descarado a lo cochino/burgués (claro, de los últimos años, creo que se sobreentiende).

He estado en bastantes hotelitos de esos que llaman "con encanto": Cinco o seis habitaciones, nunca numeradas, sino con nombres (habitación LA LUNA; habitación AMANECER... en este plan.) Este tipo de hotelitos tenían, y tienen, el delicioso encanto de la poca gente. ¡No los ves, oye, es glorioso! Vas al desayuno y hay uno, dos... con suerte, tres. Vas al almuerzo y, según estén de excursión programada o bajando ríos a lo bestia o estás tú solo o  con algún calmoso despistado que, como yo, ha acudido allí a otra cosa diferente  a la de  jugarse una pierna, un brazo... ¡yo qué sé!

(Lo peor de estos encantadores lugares, siempre ubicados en sierras o valles maravillosos resulta ser cuando te vas y pides la factura. No sé si es mi vista o deformación de no sé qué, pero a mí siempre me ha parecido ver, en primer lugar, el gasto lógico de alojamiento en un hotel -dicho sea de paso, de exquisita decoración rural o intento de medieval y atención como a principes a todos los hospedados por parte del personal -o mejor todavía, "como familia"-, es que a mí, -ojo, sólo percepción mía que no me atrevo a extender-, al final de la cuenta, derecha o izquierda, tanto da, hay un apartado que valora el dichoso "ENCANTO". ¡cagoensus...!  Siempre hay alguien que te dice: "claro, coño, para qué vas ahí..." Yo siempre contesto lo mismo: "Porque son los hospedajes donde te tratan de puta madre y mejor estás... Además, eso no se lo llevarán los que tanto mérito están haciendo hasta que la diñe...").

A LO MÍO ÚLTIMO: EL MEDITERRÁNEO, VILLAJOYOSA (sí, VILLAJOYOSA; yo es que hablo y escribo en español, y al que le moleste tiene dos opciones: o no leerme o irse a tomar por el culo -es que el español es el lenguaje más claro que existe-).

Decía: Este año me decidí (HAY QUE ACLARAR QUE SIEMPRE VOY SOLO. SE ME ACABÓ EL INTERÉS POR MI COMPAÑÍA PARA MI SANTA ESPOSA (por supuesto que ni es "Santa" y de "esposa" le queda así), Y PARA OTRAS QUE ESTE AÑO HE INTENTANDO INVITAR; "¡coño, ¿tan mierda de viejo estoy hecho?" O sea, en lugar de "hotelito con encanto", me decidí por gastarme, para mí solito, lo que el dichoso "RESCATE" puede birlarme. A por ellos: 5 estrellas, gran hotel, y colgado de un acantilado sobre mi amado Mediterráneo.


El primer choque lo recibí nada más llegar: Unos bolardos te impiden llegar con el coche hasta la misma puerta del hotel.
Acudió de inmediato hasta mí un joven, muy amable y servicial (jamás servil): "Me han dicho que tiene Vd. la habitación XXX. Déjeme, por favor, las llaves del coche. Le subiré el equipaje y le aparcaré el coche. Las llaves estarán en Recepción, si necesita el coche me llamarán y se lo traeré hasta aquí". Creo que se me puso algo de cara de tonto. Para qué engañarnos, no soy de estos ni a ello estoy acostumbrado.
Cuando, el mismo joven, uniformado con chaleco negro y camisa blanca, me guió hasta la habitación; ya tenía hasta colgada la ropa y la bolsa a los pies de la cama. (Como esto no le importa a nadie, no lo diré, pero le solté una buena propina. No sé cuál será el sueldo de este chico, pero su trabajo, servicio y amabilidad se la merecían).


Es tonto, creo, que describa la habitación. Cada quién que imagine la que quiera. En cualquier caso, un alojamiento de p.m. Sólo me causó cierto malestar el ver la cama: oye/oigan, de dimensiones para orgías de "presueño" (hay que recordar que la palabra ya la he inventado antes, no sé dónde) con dimensiones para bastantes participantes (yo siempre sueño más mujeres que hombres... ¿por qué será?). Claro, la pena aumentaba en cuanto seguía arreglando alguna cosita que otra y cualquier puto espejo sólo me devolvía mi triste figura solitaria...


Bajé al salón principal que da paso a una maravillosa terraza, grande, desde la que te asomas, por este orden de importancia: al maravilloso Mare-Nostrum, a una piscina a unos 20 metros más o menos, bajo de ti, con aguas turquesas con brillo y a una decoración desbordante, con gusto planificada y preciosa de palmeras, verdes, enormes cactus y, todo ello, con una brisa de soplo de ángeles buenos.


Cargado con mi macuto de libro, libreta para escribir, pluma, bolígrafo y máquina de fotos, ya me aposenté en la enorme y deliciosa terraza con todo el mar para mí. Tenía ese día un horizonte brumoso bellísimo (¿puede ser el mar tan grandioso y acongojante al contemplarlo con placer, relajado. Lo repito: Inmensamente precioso, con sus tonos, cielos y mar, levantinos? (No quiero discutir con nadie, pero sostengo que estos tonos de mi Este peninsular y levantino no son los de otras, y tantas, costas españolas -y hay muchas-)


Faltaba para el almuerzo, no sé, un tiempo. Pues era lo bueno empezar, con esta calma de vista, alma y cuerpo, con una buena cerveza bien fría  Alhambra. Ni me acuerdo de lo que contenían dos cuencos pequeños con "gorrinaditas" para no servir viuda la cerveza.


Ya me encontraba en el salón comedor, con decoración bonita pero, lo más importante: tres partes de la grande estancia con paños de pared de cristal con los que o nos caíamos al "dulce" mar o éste se nos colaba en el salón-comedor. Poca gente. Ya había pedido, para la comida, un tinto "crianza Mendoza", caldo alicantino con merecida fama y que encima me lo dieron a probar a la temperatura ideal. Se lo hice notar al Maitre. Me sonrió y sólo me contestó; "17º justos, señor". En tanto esperaba, le di el segundo tiento al tinto de mis tierras de nacimiento... Entonces la vi...
     
Venía hacia mi mesa, derramando sonrisa y apartando mobiliario a golpes de caderas... !Qué  preciosa estaba, rediez!
Vestía un vaporoso vestido, color verde aguas claras, que transparentaba no las formas pero sí el negro de los encajes de su mínima ropa interior.
Ceñía la cintura con algo parecido a un grueso cordón como de nudo artesano que no lazaba sino que ataba sus extremos con  uno o dos enlazados, dejando colgar sobre una de las caderas los rabos.
Castaña de mediana melena con mil destellos de sol en sus díscolas mechas.  Ojos verdes de esmeralda con imperceptibles puntitos negros en su iris. ¡Qué bonita, Dios... qué cosa tan bonita! Para colmo se me venía encima con su bellísima sonrisa por delante (Yo le alababa siempre el leve maquillaje de ojos y, sobre todo,  labios)
Me dio un rápido beso y se sentó a mi lado, siempre sonriendo.
-Estás divina después de la ducha que te has dado. Menos mal que me he bajado y no estaba en la habitación.
-¿Ya has pedido el vino? ... ¿A ver?  Bueno está, de tus raíces, ¿eh?
Me hizo un mohín y se recostó en gesto rápido cariñoso sobre mí.
Me contuve y todo siguió en la paz debida y recato que se debe mantener en restaurante de tanta  alcurnia.
-¿Y qué has pensado que comamos, chato?
Con lo de "CHATO" se pasó. Era como un exceso de moral eso de , después de saberse mi cara  y todos sus recovecos, salientes y entrantes, tener el valor, osadía o, por qué no, cariño, de decirme "chato".


De pronto me puso el camarero (un tipo vestido de negro total, atildado, guapetón y sumamente educado) el primer plato pedido y, de paso, vertió más vino en mi copa (es que el vino estaba de cojones -"ustés" perdonen). 
Yo había leído algo así como "anchoa al no sé qué con no sé qué y no sé cuánto". Se me juntaron dos cosas, mi vaporosa y algo nebulosa diosa de verde "aguas claras" había desaparecido y yo no encontraba la jodida anchoa...
Vale lo de la ensoñación, pero... ¡¡si yo pido "anchoa" no quiero estar media hora buscándola por el centro de un plato enorme lleno de cosas cocinadas que esconden a mi querida anchoa!!   
Para qué seguir: cocina moderna e imaginativa, etc., etc.
Al día siguiente ya había aprendido. De lo que leía escogía lo más claro y que menos letras gastaba en explicar lo que era.
(Eso sí: El vino seguía estando de P.M.).

Al terminar la comida, pregunté por el café y algún chupito.
-"No. Lo siento, señor, café y alcohol se lo servirán en el salón que Vd. quiera. En este salón-comedor no se sirve".
Ensayé la broma: "Ah, pues si ustedes, aquí, son abstemios, me voy con mis deseos a otro lado" El hombre sonrió y me sugirió lo menos tres lugares donde podía estar de maravilla y me servirían los cafés y licores que quisiera. La norma es norma, pero, ojo, la amabilidad y el servicio cubrían de sobra la norma de esa mínima incomodidad.

Como ya todos los días posteriores, tomé para mí, como en propiedad, una mesa en el salón principal, decoración "decó" en mimbre con superficie redonda de cristal. Frente a mí (esta mesa y su pareja, se situaban al fondo del salón) el resto del amplio salón con espacios separados formados por tresillos, mesillas... Todo, según mi pobre entendimiento en decoración, con armazones de mimbres pulidos en negro y caña, almohadones y formas de eso, de "art-decó". Y ya para colmo, al fondo, los mamparos de cristal abiertos a la terraza y al inmenso y tranquilo y sosegante inmenso mar. Lo primero que hacía, después de descargar mis trastos sobre la mesa, era retreparme algo en el cómodo sillón que quería ser silla y llenar mis anhelos y los rincones de mi alma de horizonte tan hermoso de suave, muy suave nublado cayendo, aún allá, en lo más lejano, con dulce y acariciadora indolencia sobre el mar. No había forma, no se podía formar línea definida de horizonte. Mar y cielos parecían protestar clamando también por su descanso, ¡que era la hora de la siesta!

Al rato, ya consumido café y el primer chupito (de orujo blanco seco, claro; no vayamos a confundir a estas alturas), pegaba el suspiro de rigor y, después de recordar años, ya hace bastante tiempo idos, con deliciosa compañía y acción en estas horas de siesta, sacaba del macuto mis trastos: la libreta (hay quienes la llaman "Moleskine"), mi pluma, bolígrafo y demás y, antes que nada, leía lo del día anterior.

(Estas libretas ya las he nombrado en alguna ocasión en este blog. A veces copio algo de ellas. Pero esencialmente, lo volcado en ellas de forma directa de mi muñeca, dedos y pluma estilográfica, lo saco de tan profundo de mí que estarán guardadas y secretas hasta que me muera y hasta que aquél que las coja, ante lo escrito, o le interese o las mande directas a la hoguera. La actual está por su mitad y es el "TOMO IV DE CRÓNICAS DEL ULTIMO TERCIO)

Entre los tres orujos y esta grandeza de azul, con un muy difuso horizonte, allá por la línea de frontera en la que quiere separarse de este bellísimo azul de mar y un desmayado azul flotante, ambos con tan excesiva indolencia que no consiguen dibujar de forma clara ese horizonte que pugna por hacerse ver, objeto o ente tan ansiado y anhelado, esa definición por la que tantos mueren...
          de tanto buscarla, ansiarla.

Cosas parecidas, algo más enloquecidas o puramente reventonas, llenas de intimismo o temas familiares, algunos muy crudos, son las que contienen estas "libretitas" y con las que yo, en mis viajes -o en casa- disfruto soltándolas a pura mano con pulso ya no tan firme y que ya alguien ha notado en mi, dicen, bonita caligrafía de antes... ¡putos años!

Acabo orujos y escritura. Cierro y lo guardo todo en el macuto. Después, aparte de volver a suspirar, pido otro orujo para disfrutar de la enorme extensión de mar ante mí sin que ningún Moisés venga a joderme el paisaje y me deje sin mar, tan sólo con una ancha autopista por donde toda aquella chusma, con sandalias, vaya corriendo y levantando  polvareda de arenisca... Es en ese momento cuando la noto que se acerca, que viene, que va a aparecer en el salón y va a venir a mi lado...

Baja con la misma vestimenta con la que ha comido conmigo; quizás el pelo algo más revuelto,; toda ella igual de hermosa, como siempre.
-Tienes como un punto salvaje con ese pelo menos arreglado.
-Bah -me contesta antes de besarme de forma pausada en los labios...
-Lo siento, cariño, sabes que las siestas con la jodida hernia de hiato me sientan...
-¿Te he dicho algo? -como que me reprocha, y sigue. ¿Has acabado tus escritos? -Y sigue:  ¿Vamos al salón "Alhambra"   y   me podré tomar allí una infusión fría?
(Yo, viéndola caminar delante de mí hacia el salón "Alhambra", la verdad, con su media melena algo más salvaje y sus glúteos bailando la caída de la suave tela del vestido verde aguas claras, viendo la negra sombra del tanga de "un sólo raíl" y arriba nada (el sujetador había volado), andaba ya, tras de ella, algo perjudicado (macuto con escritos, libro, plumas,  máquina de fotos...)
-¡Eh, para, ¿nos sentamos aquí?!
-Sí, sí, aquí vale; tenemos una vista cojonuda.
Yo pedí, casi con urgencia  otro orujo (algo fuerte y frío que me calmara). Ella su tisana. En tanto se la servían la miré al contraluz... ¡que preciosidad de rostro de mujer en escorzo, de perfil y de pleno...  Tiré, enfocando su bello rostro, lo menos 2o fotografías...

Al cabo, después de alternar mis miradas entre la bella y el mar, me volví una de la veces, por decirle algo, y ¡no estaba!.
Pedí otro orujo, consciente, pero que muy consciente de que la presencia hermosísima de esta bella hembra a mi lado era, tan sólo (y nada menos), el tremendo deseo de compañía bella bellísima en paraje tan singularmente guapetón y colgado sobre mi Mare Nostrum...

Entre mirar el mar y el baile de mis pensamientos (hermosos porque sí), se me pasa la tarde.
Doy un pequeño paseo por las afueras del hotel. Me canso enseguida y vuelvo. (Tal vez las 8 u 8,30 de la tarde).
A cualquiera de los encantadores camareros del salón "Alhambra", se lo pido: "Por favor, como todos los días, ¿podéis subirme algo de fruta y un buen "gin-tónic" a la habitación?.
Normalmente, llegamos al mismo tiempo: el camarero con su servicio y sonrisa, y yo.

Mi habitación, como muchas otras del hotel, tiene una terraza grande, amplia, que se enfrenta al inabarcable mar, con dos sillones de fuerte mimbre y almohadones fabulosos.
Yo me sentaba en uno de ellos, fruta a mi alcance y gin-tónic lo mismo.
En esta posición, la mayoría de los días -o todos- me instalaba antes de las nueve de la noche. Allí me quedaba, con olvido total de la televisión y como sumergido en el magnífico mar que andaba oscureciendo. Cogí el tiempo de luna nueva. En cuanto la oscuridad lo permitía, salía colgado de la oscuridad, frente a mí, un disco de color azafrán... Con este disco, con esta luna, comía yo mis frutas y bebía mi alcohol. (Día ha existido en el que llamaba al "Alhambra" y les pedía, por ejemplo, "un plátano" y otro combinado alcohólico...

Tal vez cerca de la una de la madrugada, o más, sin haberme movido de aquel formidable sillón, respirando mar y más mar y cansado de mis diálogos y discusiones con la negrura inmensa de la noche, con ese disco pequeño y canela que quería ser La Luna, sin llegar jamás a la solución de mis dilemas, calmosamente, me levantaba, entraba y, sin más, me acostaba.

(No sé la razón por la que la bella hermosa de vestidos verdes vaporosos y bello mirar de suave verde de aguas verdes, no venía ninguna noche).

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El viaje ha sido disfrutado. Pero, entre los libros que me llevé para leer, figuraba el último de  Philip Roth, (americano genial) "LA HUMILLACIÓN" (sin duda el menos apropiado para alguien que viaja solo y no para de sentir cómo la vejez y la decadencia del ser le va cayendo)

Por otro lado, al no ser un hotel, digamos, pequeño y recogido, con tal grandiosidad de instalaciones y paisajes, he sentido más que nunca esa "HUMILLACIÓN" de la vejes que ya hace años me lleva a la soledad y... Bien, quizás el próximo año volveré a uno  de esos pequeños "con encanto"... Quizás... No sé.


DESVENCIJADO
Luis Ramírez de Arellano

domingo, 10 de junio de 2012

SUELTOS (algo desembridados)




DE MIS TIERNOS AÑOS EN LOS QUE ME TIRÉ AL DIBUJO

ESTO LO COPIÉ DE UNAS VIEJÍSIMAS REVISTAS QUE ENCONTRÉ EN CASA DE MIS PADRES.

NO PUEDO DECIR FECHAS. QUIZÁS ERA O RECIÉN CASADO O -¡GLORIA!- TODAVÍA EL AMOR NO ME HABÍA ENJAULADO.

(Dibujo a plumilla y aguada con tinta china sobre papel cartulina)


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Y ya, me pregunto yo, esta pareja (parecen reflejo de aquel romanticismo, digamos, victoriano -más anterior, sí, claro-), ¡¿qué narices se dicen y se leen con esos gestos como ausentes, indolentes... aburridos?!
¿Ninguno tiene gracia para la frase de amor, para esa picardía tan necesaria, para ese recuerdo con el que el papel te puede temblar en la mano, para ese deseo insatisfecho, todavía?

Allá ellos. Yo, de momento, me quedo con las "teticas" de ella, porque está claro que no me va a explicar otra cosa.
(¡¡Buff, cuántos años desde mis trazos en estos dibujos!!)

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VAMOS A VER LOS SUELTOS .
Unos los ataremos con gordo y basto cordel.
Otros, buscaremos un lazo rosa, como para suavizar o, ¿por qué no?, porque les corresponda. 

DE CUALQUIER FORMA, HE DE ADVERTIR:  LOS AÑOS VAN PASANDO Y MI LENGUA SE VA SOLTANDO, ROMPIENDO TANTA RETENCIÓN. ME ESTÁ LLEGANDO EL MOMENTO FANTÁSTICO DEL SANTO "NO", EL DE "HASTA AQUÍ HEMOS LLEGADO Y NI AGUANTO NI SOPORTO". (Otro tanto les pasará a muchos conmigo, lo sé)
EN FIN, PARA LO QUE ME IMPORTA, ME RESTA INDICAR AQUÍ, NADA MÁS, QUE TODOS SABEMOS DONDE SE PUEDE COMPRAR VASELINA.

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CON LAZO ROSA:

En algún anterior escrito de este blog (no se le ocurra a nadie preguntarme cuando) ya hice gala de mis incipientes ramalazos de IMPUDICIA, cuando confesé estar convirtiéndome en un auténtico LLORÓN.
Llevo mucha, pero mucha amargura dentro.
En ocasiones pienso o me parece como si durante el día orinase poco: Mi particular deducción: Los líquidos de mi cuerpo o los exsudo (soy un sudador nato) o los expulso por mis lágrimales ante cualquier noticia del telediario, que hasta me mueve al hipo, me convulsiona o pillo las secuencias tontorronas -que no duras, fuertes- de alguna película de serie B que ni sé cómo se titula ni conozco a los actores ni nada de nada...
Es en esos instantes cuando mi rinconcito borde me aprieta, me pincha, es como si me dijera: "...no esperes a perder Granada para llorar; suelta el berrinche... al fin y al cabo, dichoso aquél que puede llorar..."
Uno se acuesta por las noches. El -vamos a inventar palabros- "presueño" es un pantano a reventar de llanto y más llanto, pero fuera el maldito ingeniero que fuera, bien que reforzó muros de contención y compuertas...
Pero en mí, demostrado está, rendijas tengo de escape...


CON LAZO ROSA/AZULADO(y algún hilo de cordel):

El niño de EL AROMAS ya frecuenta el local. Muchas veces instalado en su tanqueta y conducido por su piloto/madrecita. El local es pequeño. Digamos, algo metafísicamente, que el crío ocupa el lugar de tres adultos. No digamos cuando los acompaña papá.
Hace unos días me dirigí al nano que me miró asombrado no sé si por mi osadía o porque mi careto le pareció horrible. Le dije: "¿Quieres una cañita, machote?". 
La madre me miró mal... no sé por qué.


CON CORDEL GORDO, MUY ÁSPERO Y NEGRO:

¡Hala, "a las mariscadas, a las mariscadas..." que canta LANCELOT! ¡¡Ya estamos salvados; ya NOS HAN RESCATADO!!
Vale, pero yo creo que como yo, pequeñitos seres humanos de a pie y pacíficos visitantes de EL AROMAS... ¡todavía no sabemos de qué ni de quién!  Me explico: Yo lo veo como cuando "se ve y no se ve", un juego de magia: "¡Hale hop: ahora está, ahora ya no está! ¡¡Y DONDE COÑOS ESTÁ!! Porque, claro, luego, debería haber venido la magnanimidad del "mago" y mostrarnos el truco, estirar de un gran manto de fino raso y mostrarnos los montones: ¡"Voila"!  Pero como la gente es mala a rabiar, lo que gritaba, y exigía, es ver los forros de muchos, demasiados bolsillos de gentes vestidas, a diario, con trajes de ceremonia seria, muy seria (una boda en El Escorial, por ejemplo).
"¿DE QUIÉN?" Tampoco lo sabemos.
Va a resultar que están siguiendo, los RESCATADORES, TACHÁN  el dicho/chiste/monólogo de nuestro genial GILA, 
por desgracia ya fallecido. ¿Lo recuerdan cuando monologaba aquello de..."... es que está feo señalar, pero aquí alguien ha matado a alguien... pero está feo señalar..."

En plan, ya, que intenta ser serio (lo intenta sólo, porque para, en el buen sentido de la palabra, estar serio con esto es estar muerto)
Tan harto estoy que ni prensa leo ni televisión veo. Menos los tres o cuatro de siempre que, ¡Dios, qué castigo el tenerlos todavía en poltronas!, todo son caras nuevas (aunque sus parlamentos poco nuevo aportan) y que nos son presentados, éstos sí, como los que nos van a salvar.
Tal como hablan ellos: "Oiga, no, mirusté, yo lo que quiero es ver entre rejas para muchos años a los sinvergüenzas, miserables y canallas que han afanado, como por arte de magia, tantísimo dinero -y todavía faltan por 'salir del armario'- y, al ladito de sus celdas, en un gran montón, el resultado de toda la pasta que mangaron y, mira tú, va y no había desaparecido, estaba, sí, estaba... so cabrones. Gracias, señoría"

A mí, este SUELTO, y sus entresijos, aún siendo calmo siempre en mis reflexiones, tal como dice un actual de los de poltrona: "¿Qué quieren que les diga, señorías? Esto es lo que hay, pero como no hay...", pues eso, todo esto se me ha agarrado a las partes pudendas a los sones de una banda de tambores y trompetas de ladillas, fui un día al monte a refrescar "mis partes" y me llené de luciérnagas, total que el resultado ha sido, según otro grande de EL AROMAS, EL ASESOR (hay que recordar que fue ascendido) que ahora me miro y no sé lo que tengo: lo de siempre algo castigado o un árbol de navidad con muchas bombillitas movidas por los vientos sus ramas.
En serio, por lo poco o mediano leído (gente doctísima para esto hay en EL AROMAS), yo miro a un lado, miro a otro, me vuelvo hacia atrás, abarco el mundo entero con Europa a la cabeza y los EEUU -como siempre desde lejos- metiendo baza, el ruido de aquellos moscardones que sonaban a preguerras mundiales. 
Sí, a veces -pocas por suerte- me asalta este miedo.
Me consuela el que yo creo que ellos mismos tienen más miedo que yo todavía.

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Como siempre en los últimos tiempos, ya me he cansado.

Otro día, contaré aquí cositas de un reciente pequeño viaje que, en plan solitario, me he marcado y mercado.


DESVENCIJADO
Luis Ramírez de Arellano