lunes, 25 de enero de 2016

Más personalizado...

MÁS PERSONALIZADO

(Dejemos atrás la 3ª persona en la narración;
hay que dar la cara -a estas alturas, de tan rota, no importa que me la destrocen algo más-).


Pues miren ustedes, amigos o amiguetes, convencido andaba yo, por los varios catalanes que conozco -y aprecio- y por los captados callejeando deprisa a sus quehaceres o remoloneando por las Ramblas barcelonesas, ya digo, creído estaba yo del todo que los especímenes catalanes eran MOLT  MÉS MACOS, que estos dos tipos de la foto. (por cierto, la parrafada en pretendido idioma catalán, me importa una mierda si ha salido bien o mal; yo es que siempre hablo y escribo en español, "ustés perdonen". Quiero a CATALUÑA, pero, es que, ay, Dios Santo, enfrascados como están en sus secesiones, descuidan los auténticos problemas de cualquier autonomía (dejando aparte los normales: corrupción, desempleo, etc., etc.), entre ellos se han olvidado de las "clínicas de dietética" u "ópticas", así como de peluquerías decentes y de las tiendas de bazares chinos que venden corbatas a UN euro, ¡coño! ¡Pobre CATALUÑA, con el amor que le tengo... en manos de tipos como estos...! Y menos mal que no echamos de menos en la dichosa foto, la presencia, algo o bastante tonta, y el hablar nasal, gangoso y estúpido de un cerrado catalán de ése que ya hace tiempo, estaba de "más".

SEGUIREMOS con otras cositas o cosazas.
Así, según la foto de la izquierda, es como está actualmente mi cuchitril en el que me maltrato o curo mi mente, pensando o leyendo, respectivamente. (A veces, lo que pienso, va y lo escribo. Agradecido a quien me soporte).

La pena de este habitáculo tan pequeñajo, es que sus dimensiones no dan para un simple y estrecho catre en el que poder alojar a una odalisca que baile en mis horas bajas, que son del todo habituales, la danza de UN VELO (yo ya no estoy para esperar SIETE velos, no te fastidia).

Pues sí. En este reducto es donde últimamente vivo mi vida habitual. Donde pienso, requetepienso y, a veces, me quedo en eso, pensando sin más, al estilo de un oso hibernando -¿o no? El oso si hiberna, duerme, es decir, en todo caso soñará, ¿no? Pues no, no me interesa, parece que mi consciente gris siempre se inclina por la pesadilla, y cuando es un maravilloso sueño, ¡plaf! me espabilo y se jode la ilusión...-

 Lo mejor que tiene -y esto es muy particular- es que me está permitiendo visionar, sin obstáculo alguno de gustos contrarios ni melindre alguna, una serie de películas españolas -y un día a la semana, europeas- de una calidad extraordinaria. (La verdad, no sé por qué LA DOS tiene tan poca audiencia. ¿De verdad puede medir esto el nivel intelectual de los españoles..., perdón, ¡y de LAS españolas!)

Va un poco de cachondeo de la mano del genial FORGES, de latente actualidad:


  
Otro momento de otro día, el que sea, le daba yo vueltas al tema de LA JUSTICIA OFICIAL en esta doliente España. Y es que me toca muy de cerca el asunto de una persona.

Resulta que tiene un contencioso con otra persona y parecer ser que cada "vista" o "VISTAZO", cuesta unos 1.000 euros... ¿No se asusta nadie? (Y es que los españoles somos, a un mismo tiempo, sufridores, juerguistas y eso que se resume en el dicho "...¡Y ahí me las den todas!" (Falta saber el gusto del receptor dónde, o por dónde, quiere que se las den... en fin).

Bien, me dice el pariente allegado que cada "¡¿VISTA?!" LE CUESTA ¡1.000 EUROS! "¡Pa`cagase y no echá ná duro!". 

A ver, gente amable, ¿cómo narices está el asunto ese de las TASAS? Se conoce gente que por un pleito de unos 400 euros, las tasas le cuestan 500. ¡Claro, cojones, renuncia  a acudir a la Justicia..  ¡¿Por cierto, por qué se la llama JUSTICIA OFICIAL; no cobran de nuestros impuestos? Bah, estoy  ya alienado: Me moriré sin entender NADA. ES LO QUE SE PRETENDE, ¿NO?. ¿O sólo son unos cuantos hijos de puta los que manejan este cotarro que se llama MUNDO... ¡¿¡¿Y QUÉ ES ESTO DEL "MUNDO, VIDA", COMO COÑO QUIERAN LLAMARLO?¡?¡

Y AHORA UN CUENTO SUAVECITO, ENCANTADOR, EXTRAÍDO DE LA PURA REALIDAD, (sólo para que no se tenga de mí una idea extraña, o extrema, no sé).

Hace bastantes capítulos atrás, hable´-o escribí- aquí de un tal JUAN, hombre tremendamente derechoso, con sus dineros "arrejuntados" por su buen negocio de farmacia. Era, y lo sigue siendo, cliente habitual, del Aromas, actualmente ARÁBICA, por cierto rincón encantador en el que puedes desayunar -de maravilla- o comer ligerito con un bocadillo sencillo.
El elemento JUAN, con sus más de 80 años, tenía una esposa, o mujer, simpática, empática, en definitiva, encantadora.
Un día malo, -yo diría un día muy jodido-, después de una tremendo y concentrado sufrir de tan sólo una semana, esta encantadora mujer desapareció de su vida: murió. Sí, así, sin prevenir, sin avisar, sin preparar a los que quedan.
Tuvo el amigo JUAN, más de un año, sí, bastante más, de un oscuro talante que afectaba bastante a los habituales conocidos que le teníamos cierto cariño -¡ojo, a pesar de sus inclinaciones sumamente derechistas; las "buenas personas, no deberían tener ideas políticas"-. En verdad, os digo -perdonadme el plagio, evangelistas todos-., que este hombre, ya pasados, no en poco ,los 80 tacos, se me ha vuelto suave, agradable y hasta soportable su conversación que nunca deja de tener guano derechoso.
Y aquí viene el venturoso cuento que nos ofrece la vida, a pasear de políticos, políticas, mangantes, chorizos y sinvergüenzas casi extraterrestes -por lo inimaginable, para el terrestre-...
Bien. Aunque yo ya lo sabía, el otro día -yo me suelo acomodar en la barra; él a una mesa-, vino hasta mi lado izquierdo y depositó en la barra, por facilitar el trabajo de Yolanda y María Ángeles, el plato en el que le habían servido su consumición, ya vacío. Me miró -ha tomado cierta confianza conmigo... ¡y encantado, que conste, a pesar de su discurso tan diferente al mío!- Nos dijimos tres o cuatro tonterías de saludo. De pronto, me señaló el plato vacío de su consumición. En una esquina del plato, con migas y servilletas arrugadas, había un pequeño trozo de pan. Nos dedicamos dos o tres tonterías antes de que le cobraran. Miró su plato y se dirigió a mí: "¿Has visto?" "Sí, Juan, y sé el fondo"- Como si no me hubiera oído él siguió con su relato, voz algo truncada y espasmos en las mejillas que ocultaban la reacción acuosa de sus ojos tras de sus gafas negras cotidianas: "Sabes -me dijo- que mi mujer, no comía tostadas, pero, mira tú, le gustaba, al final, sólo un trocito de pan, untado apenas con una pizca de mermelada... Yo sigo dejando en el plato, aún dos años después, ese trocito de pan que era para ella"

Sí, Juan, -le toqué el brazo- lo sabía y lo sé porque me lo contaste... 

Me saludó con el rostro contraído... "venga, hasta mañana, a ver como anda la recua esta de políticos..."
Juan, hasta mañana... Hasta siempre -y que no falten- estas ternuras, estos ¿amores? tan longevos...

No sé, el mundo, la vida, además de joderme diariamente... ¡es que me despista!

Para que no me veáis tan negro, una foto de algo bello:


Más, si viene a cuento o a mi disposición, más adelante. No sé cuándo.


DESVENCIJADO
Luis Ramírez de Arellano
25 Enero 2016

martes, 19 de enero de 2016

Caminando, viendo, mirando...(III)

CAMINANDO, VIENDO Y MIRANDO, PENSANDO (III)
(Continuación)


Desde la Plaza de la Reina, cuando ya el caminante aburguesado de la cámara, decide alargarse hasta la Plaza del Ayuntamiento para coger un taxi, observa, en plenitud de cercanía, lo que hace dos capítulos atrás captó desde la lejanía, el inicio de la Calle de San Vicente, con sus dos edificios emblemáticos guardando la entrada a la vía en su inicio. Uno, el de la izquierda, lo recuerda toda su vida como el Edificio de VDA. DE MIGUEL ROCA (electrodomésticos y todo tipo de mercancías que recuerda el saber de él y hasta el visitarlo desde que tuvo uso de razón, incluso todavía acompañado por sus padres u otros familiares adultos) Parece que el buen gusto y debido recato primó con este edificio, cuya emblemática fachada y visión nadie se atrevió a retocarla o reformarla incluso cuando fue ocupada por una entidad bancaria (de ésas del moderno "rescate" -sí, amigo Mariano, eso fue un rescate y ya puedes hacer los juegos de pamplinas malabares de palabras que quieras-). El otro edificio, el de la derecha, en puridad debe de decir que no tiene ni idea de si se lo conoce con algún nombre popular, o apodo, pero también que lo recuerda igualmente de toda su vida, con su Administración de Loterías en uno de sus bajos.

Unos momentos -la verdad, no sé si "momentos", pues tal me parece que hará hora y media o dos- ha callejeado por dentro del barrio y se ha encontrado con unas pequeñas plazas peatonales, la verdad muy hábilmente retocadas o rehabilitadas, recoletas, con mesas de terraza en cu centro con arboledas peladas del otoño-invierno, pero en las que se cuelan rayos de sol que lo invitan a gozar de ese remanso habitado por un suave bullicio de gentes jóvenes. Y ha tomado asiento a una de las mesas con, según él, buena perspectiva para que no se le escape nada, ni a sus sentimientos ni a su cámara:

  

Nada más se aposenta a una mesa, recuerda el último chasquarrillo que ha escuchado de boca y sonido de JAVI (este elemento, por fuerza, te hace reír y suavizar ese trasfondo triste con el que te has levantado, ¿por qué? Él empieza a reírse nada más te toca el brazo y comienza: ¿Sabes ése que dice...? Recuerda: antes de hablar, él ya se está mondando y doblando de la risa -simpática siempre-. Ayer, fue un mal día, todo era cuchicheos pésimos y malas noticias. Lo superó el caminante de la cámara con dos -¿o fueron tres?- chupitos de buen orujo- Entró Javier, con sus nervios sempiternos y prisas cotidianas. Narró a nuestro protagonista unos dos o tres chistes. A él, se le quedó éste, el que sigue:

"Hay que imaginar un paisaje salvaje, en el que anidan, viven y abundan muchas especies animales.
Se deciden a parlar, pero con la condición de que aquél que no sea gracioso, o no celebren todos su gracia será devorado por los demás.
Sale un conejo y cuenta un chiste.
Alguno se ríe.
La tortuga sigue seria. Destrozan al conejo y se lo comen.
Sale un oso y cuenta otro chiste. Nadie se ríe. A hacer puñetas el oso. Lo destrozan y se lo comen.
Aparece una cebra con sus rayas. Cuenta un chiste.
Se ríen apenas uno o dos. La machacan y se la zampan.
Es el momento en el que la tortuga pide silencio para proclamar: ¡Que el chiste del conejo era muy bueno!



(Pues que los nuevos vientos izquierdosos que ha traído el que apodan algunos "el ciclista de Manresa", el Alcalde JOAN RIBÓ,  han arrastrado el tradicional Belén Navideño, que se instalaba en la plaza del Ayuntamiento, hasta la puerta de la Plaza de la Reina de la Catedral, a los pies del MIGUELETE. Si todos los cambios se centran en estas tonterías y no se hacen auténticas "TONTERÍAS o BARBARIDADES, pues vale, bueno, o sea. Aunque uno piensa que en ocasiones se confunde lo contraclerical o antireligioso con lo que son, más que nada, TRADICIONES OCCIDENTALES, venga de donde proceda su origen. Lo expone de forma excelente, el periodista RUBÉN AMÓN en el artículo que cité aquí en, creo, el anterior capítulo)


Se sienta a una mesa en una de estas  plazas. Una joven pizpireta, como con nervios y espigada: ¿Qué va a tomar? Mal: Desde que ya hace tiempo lo tratan de Vd. todo el planeta joven, no lo lleva nada bien. Saborea la cerveza de barril que ha venido acompañada de dos platillos, uno con cacahuetes con cáscara y otro de aceitunas partidas, de las que más le gustan. Ha escogido una mesa esquinada desde la que domina toda la plaza y a todo bicho viviente que por allí se mueva. Le encanta mirar, observar, ver... Y eso sin que su cerebro pare ni un segundo con esto, lo otro y lo demás allá. Por ejemplo ahora se le ha hecho presente la idiota gracia de un tal JOAQUÍN REYES a quien alguien engañó de mala manera, haciéndole creer que sí, que tenía gracia, que era un humorista, y es que tiene una mala sombra enorme encima de él, en lo que dice, en sus disfraces de personajes de los que se pitorrea (muchos de estos personajes se lo merecen, pero ya puestos que ironice sobre ellos alguien con estilo y sobre todo gracia o auténtico sentido del humor, porque el tal elemento REYES es de lo malo lo peor del mundo o submundo del humorismo. Para nuestro paseante, a este Reyes, lo tiene metido un su muy particular apartado de "personas laxantes": aunque no hablen o digan lo mínimo, es verlas u oírlas y te entra un apretón de cuidado, que o corres o te cagas encima. Las hay en todos los estratos sociales. Lógico, empezando por los más visibles, los politiqueros y llegando hasta cualquier vecino del barrio que tenga ésta al fin y al cabo desgracia de ser "persona laxante". No excluyo el hecho de que mi persona pueda ser igual de laxante para otra u otras; es el mundo: un toma y daca). Aun con todo, lo que ya no alcanzan sus neuronas es a entender cómo desde hace un tiempo esta cosa de hombre con gracias de "patadas en los genitales", tiene una columna semanal en el diario EL PAÍS. De verdad, convencido estaba de las excelencias de este periódico; va y no, no alcanza mi sapiencia a entenderlo. Ea. 

Saliendo de cualquier callejón de estos, desemboca en la plaza una pareja joven. Van cogidos de la mano y tienen aspecto agradable. De vez en vez se miran, se dicen alguna frase cortita, aflora una sonrisa o risita y llegan hasta una mesa cercana a la de él.
No se sientan hombro con hombro como él hacia en aquellas ya tan lejanas lozanías. Tampoco se cogen ni se besan ni él la rodea con el brazo por el hombro. No, de todo eso nada. No es el momento ahora. Que hoy por hoy es otra cosa y en otros lugares y con otros vasos en las manos -ahora, sobre la mesa les han depositado dos coca-colas, que no te enteras, Contreras-. Se sientan uno frente al otro y "desenfundan" el móvil, la tableta o como sea que se llaman estos trastos ya de muchos nombres. Le dan a los deditos y se cuela cada uno por su lado en su pantallita. No se miran. No se dicen nada. Trago de cola y dedos a la pantalla, la mirada iluminada por el resplandor. Sólo oye, en un buen rato, una sola frase del chico: "¡Hostia, qué cabrón lo que dice éste!" Ella, con cara de fastidio disimulado le sonríe algo. Le dice, "¿Sí, quién? A ver. No, deja, luego te lo enseño...
Así, hasta que el caminante se levanta y ellos aún se quedan allí "enmovilizados o empantallados", en candorosa "comunicación" silenciosa con  la tecnología. A lo mejor se están diciendo cosas bonitas por mensajes de los aparatejos. A lo mejor, hasta se excitan. A lo mejor, en un momento dado, alguno le escribirá: "¿Nos vamos ya?".
Cada vez más, todas estas cosas le recuerdan su edad y cómo, lento pero sin descanso, se va sintiendo desplazado por todos los avances a los que ya no es que insistan en ellos, es que en algunos trámites cotidianos ya no puedes ni rechazarlos, hasta cualquier autoridad competente o fáctica te obliga a tragar con ello. Lo asumes o, por viejo cabezón, te puedes ir yendo a la mierda.
Rememora ficciones noveladas o vidas conocidas en las que la convivencia, cargada de años al igual que cada miembro de la pareja, se ha hecho vieja, los silencios viejos porque las palabras son viejas, las miradas agotadas de viejas, los efluvios de uno y otro viejos, todo viejo, todo silencio, ¿para que hablar de lo que sea que de tan conocido, es puramente viejo? ¡Pero es que éstos no son viejos, leche! Es decir... Bah.

Recientemente ha leído en el Semanal de EL PAÍS un artículo extenso sobre la corrupción en España, trabajo que firma un nombre extranjero que no recuerda y que ahora no tiene ganas de ir a buscar la revistita de marras. Ni mucho menos va a meterse a analizar su contenido. Como principal enseñanza, ha extraído del extenso estudio y comparativo con el resto de países, que andamos muy cerca de obtener medalla de primeros puestos... Y este recuerdo lo lleva a avivar ahora la idea que alguna vez ha soltado irónicamente sobre la cantidad de sinvergüenzas corruptos en chirona o encausados camino de ese habitación social llamada cárcel. Piensa que lo primero que interesa es que devuelvan lo robado o se los embargue hasta dejarlos en la puta calle. Porque si encima de saquearnos los bolsillos, de ellos les tenemos que pagar tres comidas al día, habitación, servicios de higiene que aunque sean comunes deben estar limpios, de lo contrario se quejan. Parece, acaba deduciendo, que somos el país que más "dignamente" roba y todavía más dignamente y "con mucha humanidad", faltaría más, enchirona al criminal. Hombre, es como aquello de "encima de cornudo, apaleado".

No, amigo, el "alojamiento" o te lo pagas tú o lo pagamos con todo lo que has robado. Porque resulta que es que los mejor tratados no son gente de delitos pequeños o "robaperas", éstos, con unos guantes blanquísimos saquean grandes empresas, bancos, cajas de ahorro o, si es preciso "disimulan" el dinerete destinado a los parados o, lo más grave, a alguna digna, ésta sí, ONG. La verdad, uno se acongoja y se acojona de, a un tiempo, puras rabia y vergüenza.

Ahora, ya paseando, suaviza algo su gesto tristón. Ay, casi una sonrisa. Recuerda el espectáculo del otro día en el llamado Congreso de los Diputados. El día en el que se aposentaron todos los nuevos, fue glorioso, Nuestro personaje disfrutó. Porque antes de las elecciones últimas, más o menos era el mismo mercado, circo, parvulario, insultos, descalificaciones, griterío... Pero ese día iban sin disfrazar. Ni corbatas ni chaquetas, ni un buen afeitado ni corte de pelo. Corbatas y chaquetas a tomar por culo, coletas, rastas (algún tipo de estos últimos quisiera que me dijera de qué manera y con qué producto se lavan esos rulos durísimos, porque, para mayor pitorreo, va y sí, ni huelen mal, ni llevan sucias esas cortinas de tirabuzones, no sé. Hasta una señora -o señorita, a mí qué me importa- daba de mamar a su bebé en su escaño entre el bullicio general. ¡Coño, esto sí que es de verdad la Cámara Baja! Él sólo pide que le den tiempo para acoplarse, acostumbrarse y empezar a ver QUÉ HACEN, QUÉ IDEAS Y PROYECTOS RIEGAN LAS RASTAS, ETC., ETC.
Eso sí, son españoles auténticos: Algunos no se han esperado ni a llegar a ser político, ya hacía "cositas feas" por ahí, con IRÁN, VENEZUELA, según se dice, se documenta y se habla y se expone, por ejemplo en el CANAL 13 de Televisión. ¡Así, claro que se puede, ¡coño si se puede!
Cree que la señora o señorita BESCANSA no habrá tenido necesidad ni siquiera de pecado venial. Nuestro hombre de la cámara recuerda que muchos años atrás, viviendo todavía su padre, todas las noches después del postre se tragaba su progenitor unas buenas dosis de LAXANTE BESCANSA (no es que disfrutara el hombre, es que lo necesitaba). Es decir, que su señor padre ha sido uno de tantos españoles -no sé si exportaban- que contribuyó a la fortuna de la que algo disfrutará todavía la del bebé heredada de su abuelo, que hizo sus dinerillos con los llamados Laboratorios Bescansa.

Vale por hoy, ¿no? (que se sepa que no lo he iniciado hoy. ¿Sería el pasado Viernes? No recuerdo.

Habérselo cascado entero leyéndolo, tiene su mérito. Gracias anticipadas por soportarme.

¿Hasta otra?

DESVENCIJADO
Luis Ramírez de Arellano
19 Enero 2016












lunes, 11 de enero de 2016

Caminando, viendo... (II)

CAMINANDO VIENDO, MIRANDO... (Continuación).


(Fotografía de Diciembre de 2009.
Sé que no ilustrará el contenido siguiente ni viene a cuento, pero es que esta flor, LA ROSA, con algo de masoquismo, lo reconozco, me encanta -como ahora se dice, "me chifla"- lo mismo que las mujeres. De ambas especies vivas (flor y hembra) sé de sus peligros: espinas, muchas, la mayoría de las veces venenosas... pero, ¡qué coño, tan dulce sería morir en lecho caliente, dulcemente envenenado por la espina de una hermosa rosa o por una vampírica mordida, en la yugular -o adonde ella quiera-, de una tremenda mujer desatada, sin brida alguna... En fin; siempre, en llegando aquí, me despierto, "cagontó").

(Comienzo este capítulo en un sábado, a sus 19,05 horas, del 9 de Enero de este incógnito nuevo 2016. Veremos cuando lo termino).

Nuestro amigo, el caminante y paseante y pensante, que lleva colgando del hombro su cámara NIKON, vuelve a cansar sus "artrósicos" o "artítricos" pies (no tiene ni puñetera idea de lo que es en concreto; lo que sí nota enfurecido es que molestan a sus paseos, sus caminatas, tan largas hace unos años atrás).

En tanto camina, se le suelta una hilacha del cerebro y le recuerda uno de tantos cotilleos del telediario de ayer noche: Los flamantes y "flamantas" nuevos o veteranos diputados van a recoger su acta como "¿propietarios de SU escaño?" Aparece en su rostro una clara mueca de mala leche. ¿SUS escaños? ¿No quedamos en que de eso, de ese sillón calienta culos pago yo algo, aunque sea un clavito del tapizado? ¿Es suyo o de todos los españoles? Y otra que lo enfurece todavía más. Piensa que la dichosa Acta de Diputado, por muy en papel bueno que esté impresa, llevará una foto del tipo o tipa y algo rebuscado que diga que es diputado por tal y cual y lo de más allá del Parlamento (Cámara Baja -lo de "baja" todavía, a su edad- no ha sabido su razón). Y se pregunta entre cabreado e inocente votante, ¿para llevar ese papelajo les tienen que dar una señora cartera de cuero del bueno? El caminante reflexiona en que toda su vida laboral ha transcurrido en empresas de CAPITAL PURO Y DURO y en esa puta etapa, jamás la empresa le ha facilitado una "carterón" tan elegante. Una carpetita aseadita, OJO, QUE SE COMPRABA UNO, para llevar los papelillos, agarra tu coche propio y anda allá, lejos o cerca... eso sí, luego pasas el kilometraje, ¿eh? ¡¡No te jode el "favor"!!

Sus pasos lo llevan a un rincón de la calle JURISTAS del tan repetido barrio de "gremios" que linda con la Catedral (la puerta barroca de frente, ¿sí?, pues a su izquierda). En esta callejuela de la Valencia antigua se mantienen edificios de aquella época, modernista o, no sé, anterior, en una de cuyas viviendas (segundo o tercer piso, no recuerdo, con esas balconadas de cristales y maderas tan encantadoras), vivió su juventud uno de los pocos amigos que tiene. Entre edificaciones supervivientes, derribos y derrumbados, aparece por detrás la cumbre de EL MICALET...



También van surgiendo rincones, que casi recuerdan mediados del XIX, incluso finales del XVIII, restallando en aquellos empedrados los cascos de los caballos tirando de carruaje o montados por embozado caballero, o lo que fuera. Y así, caminando, mirando y viendo, van apareciendo rincones deliciosos...
Uno de tantos rincones, cuidado y rehabilitadas sus fachadas con cariño del bueno. Y hay más...



(Se puede pedir mayor encanto en estos edificios -¿antiguos?-)

Pasea, anda, mira y ve nuestro ciudadano, pero, no puede evitar también el ir pensando; su cerebro, como el de cualquier humano, no sabe. no ha sido diseñado para la quietud, para eso que llaman "nirvana".

Y medita él, cáustico, reflexivo, nada radical: ¿A qué ha venido todo el follón con las cabalgatas de Reyes? (RECOMIENDO LEER un artículo de RUBÉN AMÓN -ya sé que no les va a muchos, pero a otros tantos, SÍ, nos va. Periodista, de prensa escrita (tiene cojones que ya me haya llegado el tiempo, a mi edad, de aclarar este punto -me refiero a lo de "escrita" obviando la "digital"-) al que sigo habitualmente, tanto en sus artículos como en alguna tertulia  en la que aparece en la televisión (no más le faltaba, para sus enemigos, ser asiduo de la Sexta). Para mí, es un excelente periodista, pensador, analizador y, sobre todo, ponderado (tenga el rabo que tenga -ya quedó claro, o muy claro por mi parte, que el "fascismo" o cualquier extremo radical, tanto puede cojear de la izquierda como la derecha, mal que le pase a algunos...). Bien, el artículo de marras se publicó en el EL PAÍS, el Domingo 10 Enero reciente pasado, con el título de "CABALGATAS Y BELENES; DE LA RELIGIÓN AL PATRIMONIO OCCIDENTAL". (El que quiera estar bien enterado, que se acerque a la exposición del tema que trata RUBÉN; el que no, es su problema).
Para mí, que hubiera querido decir todo lo que este periodista dice, y no he sabido, sí, la culpa, CARMENA, "Carmena, no te perdonaré nunca, etc. etc.". Y es que en España nos pasamos en todo. ¡Con lo bien que estaba esta buena mujer ejerciendo de abuela, magistrada emérita, ¿quién le manda meterse en estos berenjenales, que no conoce, a sus años, a los españoles y su idiosincrasia... ¡xe, sigue haciendo magdalenas y no inventes nada seudo-progresista porque se van a meter contigo, te van a poner a parir (¡a tus años!), cuida de tus nietos, si tienes y quieres y deja la política para los que ya están acartonados (a tu amigo PABLO MANUEL, por inexperto, por muchos estudios que tenga, haga lo que haga, le tienen ganas, lo van a hacer mierda en cuanto puedan...) Pero tú, venerable CARMENA, ¿para qué te metes en estas cosas? ¡Te van a amargar el último tercio de tu vida! Y, ojo, creo que España SÍ que merece tu esfuerzo, pero los españoles, NO.

A nuestro paseante, la verdad, lo está fastidiando tanto pensar... En ocasiones, hasta lo priva de observar adecuadamente a cualquier hermosa hembra, jovenaza o en madurez, que le viene por el frente... caray, y esto, para él, es importante, más, mucho, bastante más que todo el politiqueo que inunda y desborda de mierda todos los llamados medios... ¡Asco! ¡Xe, "collons", qué mujer, qué hembra bizarra - cago en mi vista, que aún no veo si es lozana -comprometedora- o ya formada -temible-. Veremos cuando esté más cerca, chulapa sí que parece, ea.

En uno de los callejones con su encanto, como una parte de tal encanto y entre la estrechez de la vía y escasa circulación, casi en medio de la calle se tropieza con dos hombres charlando. Están ante una planta baja que a todas luces es una tienda de antigüedades. Le llama la atención. Lo atrae. Se acerca a la pareja de conversadores: Disculpen, ¿uno de ustedes es el propietario de la tienda? YO, responde un hombre fornido de amable aspecto. ¿Me permitiría fotografiar el escaparate? Campechano él, sí, hombre, lo que usted quiera. Aprieta el disparador y, luego, se asoma, desde la puerta al interior y mira, curioso. Está la tienda abigarrada, a reventar de años en todas las piezas que acumula. Piensa: "Así, en blanco y negro, quizás, sea una foto bonita". Pregunta: Perdone de nuevo, ¿puedo en el interior? Según y cómo, le responde el campechano. El caminante no sabe más que poner cara de lelo. Le aclara el propietario: Hombre, una foto en general, sí. Sigue la interrogación palurda en el rostro de nuestro paseante. El propietario campechano, sin duda, más habituado a ver caras y gestos de compradores, parece entender que este tipo de la cámara es un inocentón paseante aficionado a eso, a dar paseos y, encima, a hacer fotos; le explica con toda franqueza: Mire usted, es que ya me ha ocurrido dos veces: Me viene gente así, con una máquina de fotografiar, se me mete en la tienda, hace "SU" foto, me da las gracias y se larga; al pasar el tiempo, me doy cuenta de que una de mis ventas, de las buenas, ha sido hecha por Internet, ¿me va entendiendo? El sinvergüenza hace la foto y la ofrece en eso de las redes por equis dinero -bastante más de el que yo pido, claro-. En cuanto le sale un comprador, viene, la compra a MI precio y se la vende de inmediato al internauta. ¡No me joda! se sorprende el de los pies artítricos. Es la pura verdad, oiga, ¡Llevo DOS ya!. Nuestro paseante le da las gracias, deja un rato de mirar hacia lo altos, arrastra la vista por el suelo y va repitiendo por lo bajo: ¡joder, joder, joder... cómo andamos y hemos prosperado desde QUEVEDO y sus pícaros escritos, entre ellos, más que pícaro, el borde LÁZARO!.



Bien, gente amable, ni los ojos ni mi YO general aguantamos más. Los del Congreso, que aunque algunos sean de buena estatura van a la llamada "cámara baja" (¿?), esos cobran sus dietas y después de decirse más que dos perros ladrándose, se toman una copichuela juntos, por ahí, en el propio RITZ o algún local aledaño, yo no, yo soy de esos tipos normales a los que si el tontarras (me freno de adjetivos peores, conste) de RAJOY no lo remedia tendré que ir a votar de nuevo y, encima, soportar el estomagante asunto catalán (tal parece que los catalanes inteligentes -que siempre he creído que lo son, en general-, no hay ni uno en sus órganos parlamentarios o de gobierno, parecen una legión -pequeña por suerte- de gente alelada).
¿Se me permite un chiste malo y facilón? : ¡Por fin, dioses, no más MAS!.

Hasta el próximo capítulo.


DESVENCIJADO
Luis Ramírez de Arellano
11 Enero de 2016      





   


martes, 5 de enero de 2016

Caminando, viendo y mirando...

CAMINANDO, MIRANDO Y VIENDO, PENSANDO
Y CON LA CÁMARA A CUESTAS.
(Todo por la Valencia antigua (Catedral, Pl. Reina, Barrio de los Gremios... )
(La otra Valencia, la de los "blancos de Calatrava" es para el turismo de cruceros. Particularmente, con el edificio "Principe Felipe", estaba contento ya y me sobra todo lo demás -bien, vamos a dejar aparte el Palacio de Congresos, fenomenal y que cumple bastantes funciones de uso-)

EA, empecemos:


Tal vez esto se convierta a partir de hoy en una especie de "cosa propia", muy controlada y ficcionada. Con ello conseguiré escribir alguna vez -que aunque no sea un genio, me encanta- sin meterme con la cotidianidad asquerosilla de la mundanal situación y con la risa esperpéntica que provoca lo que está ocurriendo en MI España, y peor todavía, en MI Valencia -de ésta última se han apoderado ya hace años unas gentecitas que no sé ya, ni de unos ni de otros, si han pasado siquiera por el parvulario-.

Agarré la máquina NIKON, me la colgué al hombro, subí al metro (no me atreví a "cogerlo" porque, creo, pesa demasiado) y me planté para iniciar mi paseo pensador por ahí por la Plaza de la Almunia, precioso rincón de la Valencia histórica.

(Debo de advertir que esta cosa la comienzo en un 28 de Diciembre de 2015, nada inocente por cierto, sólo un día más, y no sé cuando, al menos este arranque, lo terminaré. Otra vez: ¡Ea!).


Para llegar a ese barrio viejo que tanto gusta al paseante de la cámara (o sea, a mí), atraviesa la tan maltratada en denominaciones plaza central de Valencia, es decir PLAZA DEL AYUNTAMIENTO. Lo primero que lo sacude es esta luz valenciana que nunca acierta a definir (siempre mete el tipo la "luz de Sorolla" por en medio). Pero es que a fuer de sincero, la amplia plaza reluce, le reluce, hoy especialmente -claro, hay que tener en cuenta los ánimos con los que cada día se levanta uno-. Deja ya aparte el muy fotografiado Ayuntamiento, la fuente cambiante en sus combinaciones de chorros o espumas de agua, etcétera. Hoy le llama la atención la impresionante vista de los poco captados por su cámara edificios modernistas que la rodean (menos en un rincón de mierda, esquina con calle Las Barcas, que él espera que paguen toda tu vida, al menos con una diarrea día sí día no, los que parieron este engendro y, ojo, los que lo consintieron).


Y sigue caminando, mirando, viendo y, ay, pensando.

Acuden a su mente una auténtica madeja de pensamientos varios, muy diversos y dispares. El rincón lector del cerebro recuerda la obra RETAHÍLAS de la grande escritora, fallecida en Julio del 2000, CARMEN MARTÍN GAITE (aquí la escritora utiliza la técnica de como "deshilachar" una madeja y tirando de una hilacha, saca otra y así sucesivamente, en un pensar totalmente inconsciente e involuntario); sencillamente se aprovecha del incesante pensar del cerebro y su norma deshilvanada para de una cosa tirar y sacar otra, o que surja, espontánea, sin mayor intencionalidad). ("Espontaneidad", algo en lo que le gusta creer. Es una de tantas razones por las que, piensa el de la cámara, no podría ser jamás político. Cien veces mejor ser espontáneo en el actuar y en el decir, que pasarse la vida rectificando y pidiendo disculpas. Aunque, claro, tampoco sea cuestión lo de hacer y soltar lo primero que a uno se le ocurra) En fin, más o menos así va funcionando el cabezón del medio tristón paseante.

(Releyendo y repasando lo poco escrito hasta ahora, me doy cuenta de estar prácticamente copiando la técnica de C. JOSÉ CELA, la que utilizó para narrar el Nobel su deliciosa y extraordinaria obra VIAJE A LA ALCARRIA. No se me tenga en cuenta la forma narrativa si es influenciada por un maestro. Palos merecería, eso sí, de copiar a cualquier mindundi. Nunca se deja -eso creo yo- de estar influido por todo lo que uno lee).

Caminando, paseando, nuestro tipo llega al punto de partida que pretendía. Es un día luminoso de Diciembre y con climatología más que agradable. Sí, ahí está, en la Plaza de la Almunia, en el arranque o final de una calle que baja hasta la Plaza de Nápoles y Sicilia, por la puerta de un bar-restaurante que suele frecuentar con un amigo, (el siempre tal don PASCO), en el que se meten entre pecho y espalda unos bocadillos de mucha importancia, seguidos de unos dulcecitos de nada y "cafelitos", orujo y güisqui (el PASCO, nuestro tipo no se mete en si va de cachondeo o no, muy frecuentemente, va y pide una tisana o alguna hierba... je.) Es el caso que desde donde se encuentra nuestro personaje, a la puerta del bar, no se resiste y entra. ¡Hombre, qué tal! ¡Cómo por aquí solo, sin tu hermano!. Bah, mira, cosas. ¡Carmen, ¡cómo estás! Pero ya has almorzado, ¿no? a estas horas. Venga, ponme un carajillo. Más que nada he entrado por saludaros...

Nada más salir, saboreando el buen carajillo, sabe que está ya en una calle con el sabor que a él le gusta. Pegando la espalda en la pared del bar, mira hacia arriba: ¡qué gloria de balconadas modernistas!



Arranca hacia arriba y se le abre, gloriosa, amplia y con bella luz, la Plaza de la Almunia, con su principal lateral o fondo de la puerta románica de la Catedral de Valencia, asomando por detrás el cimborrio de la misma y en el lado izquierdo "la casita" del arzobispo, o lo que sea, de Valencia. Nuestro paseante no consigue entender nunca cómo para un solo hombre se necesita tanta casa, ¡hasta llegar a ser palacio! Encima, el que ahora ocupa alguna habitacioncita es pequeñito pero charlatán, ¡y suelta una sarta de tonterías! Decide que hoy no, allá la Católica Iglesia y sus cosas. La vista es preciosa, espaciosa, y aunque esté levantada sobre ancestros de otras culturas y religiones que fueron conformando la Valencia de hoy, no importa, a los sepultados que los jodan. Siempre ha sido así. Siempre se camina, se pasea por encima de restos de algo y alguien anteriores, pero el caminante ve lo de ahora, lo de su hoy... y hoy no está para masturbaciones dolorosas, costosas y espinosas de su siempre cabreado pensar. Tira la instantánea, y fuera.



(Me he cansado por hoy. Y ya estamos en el 2 Enero de 2016. Al menos he sobrevivido mejor que otros años a los fastos navideños. 
Para acabar este capítulo me falta un pelín -o una barba, no sé-. Hasta mañana... ¡o yo qué sé!).

Saliendo por el callejón que tiene el llamado "Arch on Barchilla Street", que no he sabido averiguar la razón de su nombre, aunque mis malos pensamientos me dicen que, como une el llamado Palacio Arzobispal con la Catedral, quizás su objeto sea que sirva de cómodo pasaje para  el tipo Arzobispo, corto y rápido, de su habitación a su lugar de trabajo o de ejercer sus cosas (¿su función, su ministerio...? ¡y a mí qué más me da!). En fin que en saliendo de esta húmeda calleja, entre muros de la Catedral y un edificio "de o para curas", se le abre al paseante la airosa Plaza de la Reina (kilómetro "0" de Valencia ciudad), a su derecha deja la fachada y puerta barroca de la Catedral con su "MICALET", torre campanario de estilo árabe; a su izquierda -casi de frente- una acera ya de la Plaza llena de terrazas todavía vacías -a este lado da la sombra fresca de Diciembre-. Al fondo, dos edificios emblemáticos de esta plaza que abren la muy larga calle de San Vicente (¿no será la más larga de Valencia, típica en calles cortísimas? -ej.: la calle Universidad, si no me equivoco, sólo tiene un número: el 1).


     
Dentro de la catedral, y entrando por la citada puerta barroca o "de las verjas", nada más entrar, a la derecha, está la llamada Capilla del Santo Cáliz (no voy a entrar ahora a mal pregonar sobre el asunto del llamado "santo Cáliz"). Y allí mismo casaron o "unieron en santo matrimonio, hasta que la muerte os separe" a nuestro paseante con cámara. Cada vez, siempre, que pasa por allí, recuerda aquel 8 de Septiembre de 1969 (¡coño, "69"!). Ahora, en la actualidad, con los años ya cumplidos que le van pesando -y desde algunos o bastantes de esos años- ya duda o, sencillamente, niega esto de "santo", tiene comprobado que no lo "unieron" sino que lo esposaron y de eso denominado "matrimonio", ya sólo sabe del casorio del buen yantar de todas las comarcas españolas con los ricos caldos de centenarias vides de todas y cada una de las zonas vinícolas de esta santa tierra -ésta sí, santa, en frutos y manjares masticables-, que eso sí  que es "matrimoniar", en el antónimo de la palabra, "pagano"

Se adentra el paseante por la barriada contigua, la "de los gremios", pero además de cansarlo el paseo ya le harta el escribir. Lo deja para otro día.

De momento, como buen  modesto burguesito, decide sentarse en la acera que inunda el sol e invaden las terrazas, a rebosar de "guiris" y pocos nativos. Piensa que le costará un huevecito -no le quedan ya grandes-, pero es encantador gozar de este sol valenciano, del bullir de paseantes foráneos y naturales, teniendo allá  al frente la fachada barroca de la Catedral, críos, jóvenes, "jóvenas", mozas en pleno hervor y maduritas como en salmuerra... Él mira con descaro, ¡qué va a disimular a sus años, leche! Pero, ah, amigo, alguna vez le ha ocurrido que la observada en su caminar de jaca joven, crines alborotadas, andares trotones como de escuela de doma de caballos andaluces de por ahí por Jerez... pero, ay, cómo le pesan algunos lances de retos de miradas... Algunas, o bastantes, seguras, muy seguras de sí, de preciosos ojos, verdes, azules, castaños, el arco iris completo, andares escandalosamente atractivos que mueven un cuerpo idem, alguna le ha mantenido y sostenido la mirada, lo ha rendido, no ha podido con sus ojos y ha tenido que bajarlos a otras zonas del cuerpo de ella no menos atractivas pero sí menos insinuantes. En estas ocasiones se ha sentido vencido por los años. ¡¿Qué es esto, voto a bríos, ¿va de reto o desafío? Bah, no ha tenido confianza en su daga de herir o arar dulces montañas y sonrisas verticales (famosa colección -La sonrisa vertical- de novela erótica de la editorial TUSQUETS (creo), y que dirigía, cómo no, el genial valenciano, cineasta fabuloso y erotómano, LUIS GARCÍA BERLANGA), pues ya la nota oxidada por el tiempo y el muy escaso uso en deliciosos duelos carnales.

Bah, se sienta solo a una mesa y el bienestar lo inunda de una rara felicidad que, aunque sabe extra y fugaz, goza extraordinariamente: ambiente, sol, Valencia, Catedral al fondo, café bueno, orujo frío...



En el momento nota que el bienestar anda satisfecho y no puede durar mucho más, continúa con sus maneras aburguesadas, se acerca hasta la Plaza del Ayuntamiento y aborda un taxi (que les den por culo al metro y al autobús: hoy es una mañana mía).

¿Me lleva a casa, por favor?


DESVENCIJADO
Luis Ramírez de Arellano
5 Enero 2016