sábado, 9 de abril de 2016

¡ÉRAMOS 21 A LA MESA!

ALGO PARECIDO A UN PRÓLOGO:  Esto es algo tan raro como un pedazo de "autobiografía no autorizada". Un pequeño episodio de mi vida, protagonizado por mí, a la cabeza por edad (71 taquitos de nada) y terminando por el penúltimo de mis nietos (12 años). Del último de mis nietos -a punto de los 7 meses de edad- no quiero hablar porque me encabrono mucho (un chaval -aquí va de floreado- que, claro, siendo nieto mío e hijo de mi hijo el guaperas, aparte de en lenguaje de su padre, "ser espectacular", no estaba, pero ¡debería haber estado; coño! hubiéramos sumado 22 -no m'hagaí parma, po favó-. Si existe ese Dios al que tanto van a rezar estos próximos días, que le procure un rinconcito apañadito, algo humano, vale, algo de piedad,  a su madre para cuando se muera; a mí que ni me pregunte, si no...).





(Fotografías "muestra" de la cocina valenciana y mediterránea que ofrece nuestra Valencia en un día que pasé por el precioso Mercado Central y va y, como de vez en cuando, llevaba la cámara.
Pero en fin, la merienda/cena, de la que aquí voy a comentar algo de su ambientación y "cosillas", como todavía -y creo que ya será para siempre- seguimos siendo "pequeños burgueses", y, encima CASI pagando la totalidad "los abuelos" -gracias, Marcos y Susana-; no sé si hubo algún "desprendido más", no me enteré: se ocupó "la abuela", mi santa; pues eso, como no nos salen los billetes por las orejas, acabamos en una pizzería -ojo, no una cualquiera, una muy visitada por el clan que presido -GRAPA PELATTA, si no lo he escrito bien, pues eso, que les den-. Tiene este lugar la particularidad de que, además de atenderte de maravilla, las pizzas las hacen cuadradas, de varios sabores y con una fina capa de pasta, xe, collons, sabrosísimas. Comida puramente italiana pero que competía perfectamente con la que he fotografiado en nuestro grandioso Mercado Central de Valencia)

Mañana me voy unos pocos días a ALATOZ. Y ésta es una hora inusual en mí, para, con mi forma de ser y mis jodidos ojos, ande dándole a este cacharro.
No sé cuándo volveré -bueno, eso sí lo sé-, pero lo que no sé es cuándo continuaré este relato tan raro.

"Abur", gente. Hasta la vuelta.





He vuelto de ALATOZ con varios kilos más de peso (el cerdo y el cordero, bien hechos a la brasa y de cualquier rincón despiezado de su anatomía, oiga, gloria divina).
Pero siento el resquemor de que ya, definitivamente, el encanto de este lugar de LA MANCHA, de cuyo nombre SIEMPRE me acordaré, ha volado casi definitivamente, sobre todo en el habitáculo que es la casa. Nunca jamás lo hará de las gentes que trato de nuestras "reuniones gastronómicas matutinas" ni de las buenas charlas.
A mi edad ya no me queda vocación ninguna de "ser el pito del sereno" y que en él rechufle quien quiera; más bien mi ambición podría crecer en aquel pequeño virreinato mío como pacifico dictador respetado y...
Bien, de aquí las tres fotos anteriores: El rojo nostálgico de ese adiós a que me invita el retiro del sol, y esos dos bonitos tallos del enorme rosal que -creo- fue cruelmente podado preparándose para reventar en plena primavera de rosas blancas, rosa, rojas... Reventón que, de momento este año ni veré ni oleré.
Bien, como está de moda el decir: "ESTO ES LO QUE HAY" y así son cosas, decir o mostrar tu descontento con lo "QUE HAY", pues eso: "¡qué raro es, fíjate tú!" "¡Dios, qué hombre"... Sentir que ni "estás dentro y que, encima, molestas", es la mejor excusa para largarse. No, la puta pena es ya no saber si volverás.

Pero antes de abandonar el tema de ALATOZ, quiero dejar constancia de una ciscunstancia verdaderamente ejemplar en muchos aspectos:
En el pueblo hay bastantes rumanos y algunos búlgaros. Hasta el día de hoy, que yo me haya enterado, no ha habido ningún problema. Son auténticos inmigrantes recalados en España para salvar sus cuerpos y almas de hambrunas y pobrezas. Tienen sus casas y poco se los ve por los bares. Trabajo y casa. Sí, también tienen contactos con los nativos, pero todos amigables y amables, por trabajo o por el simple compartir lugar-
Pero hay un caso en concreto digno de destacar. En el -creo- que más antiguo y principal del pueblo, en la plaza mayor, siempre ha existido un bar que, creo, viene de generaciones (¿abuelo, padre, hijo...? No lo sé) En este bar, hace unos pocos años se empleó un chaval (lo de chaval es por comparación con mi edad, nada peyorativo). Al joven tipo este desde el principio se le advirtió un espabilamiento, simpatía, buen trato y, sobre todo listo, muy listo -creo que también inteligente-, y hasta un pellizco de picardía para hacerse con la gente. Sin ser habitual, pues está claro que yo soy visitante del lugar, siempre se acordaba de lo que yo solía comer y beber, hasta del "descafeinado y del chupito de orujo". Por no hacerlo largo: En esta última estancia, resulta ser que OVIDIO, que así se llama el emprendedor rumano, es el dueño del cotarro, el que lleva el bar (hasta en el toldo de entrada la leyenda del letrero dice "BAR OVIDIO") El último de la anterior saga que llevaba el bar, está hoy sirviendo detrás de la barra. El amigo Ovidio ha contratado a su hermano y a una mujer del pueblo, amiga mía, campechana, guapa y frescachona para la cocina (hace muchos años, ella tenía un bar/restaurante y cocina muy bien).
Cada quién que sale las conclusiones que quiera.
A mí, me gusta esta historia.   



Mis prólogos son así de pesados, pecado éste grande por mi parte. Volveré, ya, de inmediato al motivo que me impulsó a, de nuevo, rumorear a lo grande en este blog. (Debo advertir de que lo empecé hará unos tres días y aún ando sin comenzar realmente. Y es que, gente amable, los que "no tenemos nada que hacer" estamos, le pese a quien le pese, la mar de ocupados. No más me faltaba que el amigo y hermano EL PASCO, me metiera en el FACE... de los cojones que, aunque me tira muy poco, sí que, demasiado a menudo, me lleva a contestar o comentar a cualquier usuario que haya largado algo que valga la pena...En fin. Voy a lo mío. Que quiero, como siempre,  que sea breve: "ÉRAMOS 21 A LA MESA". Allá voy, aunque moleste. Ya estoy muy acostumbrado: Yo tengo y debo ser empático (no sé si existe este palabro); los demás, conmigo, no. ¡Qué cojonuda ley del embudo! (¡Total, es el papá, está viejo y maniático, y su p...!).

(Bueno, ya está bien... Contad vosotros: si esto lo empecé recién pasado el 19/3 y estamos en el 9 de Abril, pues... Tengo que acabarlo hoy. Me he metido en otro proyecto -que me interesa más- y además, he llegado a descubrir que ni lo de "bloguero" ni lo del "Face...", son mis foros. Vuelvo a decir: Lo mío es la lectura, la seria literatura -procuro escogerla-. Es decir, voy a intentar terminar ésto hoy. Luego, una entrada -o como se llame- en Face... y, cumplidas ambas cosas, dedicarme de lleno a lo nuevo en lo que me he metido y, sobre todo, leer, leer y más leer (acabo de consumir un libro extraordinario -un pequeño ensayo, que, PARA MÍ, es una joya...-) No, no puedo abandonar la lectura para en mi vida, fallida la escritura, dedicarme a escaramuzas de la misma. 
Poco ya, apareceré por aquí. Me niego a escribir el "nunca")

O sea, sigo con lo de "...éramos 21..." -y que podíamos haber sido ya no 22, sino 23, si es que la madre... (¡cállate!).

Nada más comenzar la cena, me entró un nerviosismo muy peligroso para el posterior desarrollo de la velada/cena. Resulta que este año estaban en mi bendita España y mi querida Valencia los parientes americanos, que no tendrían nada de particular en este relato, salvo que son TESTIGOS DE JEHOVÁ. Detallo: son tan infantiloides esta gente, tan tontarras, tan MALEDUCADOS (además, comen muy cochinamente, no sigo, me grita alguien en el respirar). Antes incluso de sentarse, comenzaron a sacar fotos y una pantalla de esas pequeñas que no tengo ni puñetera idea de cómo se llaman (con ella, hasta podían conectar con la hija recién casada, allá por California). Es decir: en primer lugar ignoraron el principio básico que no es que dice sino que grita "no impongas enseñando a nadie algo que NADIE te ha pedido ver". Segundo principio, para mi el importante: En una reunión alrededor de una mesa, el PLATO PRINCIPAL lo constituye los saludos, las sonrisas, las conversaciones... ¡la comunicación! ¡Nunca, jamás, el tirarle delante de la cara a nadie o unas fotografías o una placa de ésas, o una tableta con vídeos y que hasta se puede comunicar con la hija residente en California (nosotros en una barriada de Valencia -España)-. Y dale, y venga de meterle la placa o pantalla de los cojones a todo el mundo en las narices... ¡Hay que joderse y cuidarse mucho de no reventar con las miradas que mi santa mujer me dedicaba para no mandar a estos TESTIGOS... a atestiguar sus  cosas a su p. madre o a tomar por cofa.  "¡Ah, y a ellos se los veía felices, sonriendo y disfrutando... Cago en...!"
En fin, el momento pasó... ¡y todo se ME pasó e intenté acomodarme!


Al final, la reunión/merienda/cena terminó en PAZ (gracias a las vitaminas que mi mujer me pasaba con la vista). Vale.

Y todo esto viene a resumirse en el hecho de que yo tengo un defecto grande. Y éste consiste en que lo que se niega a entrar en mis células grises, desaira a todo tratamiento. No hay forma.
Así, de soportar durante años a estos TESTIGOS DE JEHOVÁ, me ha llevado a un exacerbado comportamiento "enemistoso" para con ellos. Como con muchas otras cosas, ¡SEÑOR, no puedo llegar a comprenderlos!
Veamos: Gentes universitarias y maduras -algunos hasta jubilados; leídos; que se les supone formados... ¡No puede ser; es imposible! ¡¿Cómo coños pueden aceptar y, peor, seguir y, encima, hacer proselitismo por calles y pisos de unas teorías para críos de parvulario?!
Intentaré no volver a tratar con ellos (el caso es que todos los míos no captan estas cosas -cada vez más me veo abocado a convencerme de que soy una especie de bicho raro-).

(No puedo negar que viene a situarse muy cerca de lo que en España se llama "creyente/practicante". También, debo partir de la base de que desde hace muchos, bastantes años, yo no considero "practicante" al que va a misa los domingos y en algún despiste que tiene entre semana. La propia palabra lo dice: "practicante, 'EL QUE PRACTICA DIARIAMENTE'; ¿Cómo? Con su comportamiento, con su relacionarse... ¡qué puñetas; recordando y reviviendo la vida y enseñanzas de Jesús de Nazaret! (Pero éste es otro tema mucho más extenso y, además, que no me toca hoy) Pero, a fin de cuentas, ya salido, diré que lo de los Testigos de Jehová me es incomprensible. El hecho de que una persona adulta se trague, crea y dé la lata intentando predicando y jodiendo a todo vecino para leerles su "muy particular biblia" y la muy infantil, torpe y estúpida lectura que hacen de la real BIBLIA, es, para mí demencial. Vale, los dejo, que vivan sus idioteces, pero, por favor, que no me den por el culo cada dos por tres o parándome por la calle o llamando a mi casa (en alguna ocasión, debo confesar que mi irritación me ha llevado a comportarme cerrilmente con, normalmente, la pareja que llama a tu casa -hombre y mujer-... y ahora que lo pienso... ¡Anda y que les den; que dejen de molestar de una puta vez! ¿Voy yo invitando por la calle y las casas a todo el mundo para que tomen unas cañas conmigo? Pues... Eso).

Lo del catolicismo, tiene algo de parejo con lo anterior. Ocurre que estos últimos cuentan con el amparo de instancias altas, que su proselitismo adopta la forma de "denuncia y amenaza" desde los medios y encima se subvencionan con mis impuestos y los amparan el Estado con su Gobierno de turno. Pero, para mí al menos, no es lo más grave esto, esta especie de "oficialidad del catolicismo en España". Lo peor es ese leve parecido con las teorías de los Testigos.... Gente amiga, tragarse, creer a pie juntillas lo que dicen que debemos de creer que está escrito en el Nuevo Testamento y en los Catecismos, es motivo más que suficiente para llamarle la atención al que dicen Dios Creador. ¿Por qué se nos dotó de un cerebro y de una capacidad para que éste funcionase? Es muy fuerte, durísimo, el tragarse y encima creer en todas esas "grandes verdades" sin tener el cerebro acorchado o una fe ciega total, o, como se decía antes, "la fe del carbonero". No detallo: En la mente de todos anidan verdaderas barbaridades sobrenaturales y contra natura y anti científicas y "anti pensantes" en las que nos quieren -a veces, en la historia, han obligado, efectuando los llamados "autos de Fe", hogueras, quemando a gente que, simplemente por mandato natural, va y le daba por "PENSAR", y luego deducir... ¡la cagaba, a la hoguera!
¿Ven cómo me enrollo cosa mala y a destiempo? No era éste mi tema de hoy, ¿verdad? Vale, a hacer puñetas.

Decía que "éramos 21..." (pudiendo ser ya no 22 sino 23 -a pensar, gente que me conoce y NOS conoce a mi grupo-). Y acabo diciendo que fue una tarde/noche en la que vi como hacia muchos años que no veía a ELLA feliz, sonriendo, riendo, entusiasmada en la cabecera de la larga mesa en la que allá, a lo lejos, en la otra cabecera, se situaba juerguista el nieto mayo -19 años-.
Tontarras de mí, obviando historietas que no vienen a cuento, añoré de ELLA esa sonrisa y esa mirada de felicidad cuando tan sólo cenábamos, o comíamos, los dos solos en cualquier viaje anual que, en tiempos ya oxidados, hacíamos. 
No debo ser yo muy normal porque todavía quisiera viajar a solas con ELLA, sorber tragos de un buen tinto -o blanco- español, saborear el lujo y comodidades de una habitación de 4 ó 5 estrellas, y... !Ay, toca callar!
Lo pasé "pasablemente bien" esa noche... ¡Pero no era de las mías, de las auténticas noches o ratos que yo recuerdo con dolor haber vivido y que se han largado...
 Como según parece, esto de que debo ser feliz ante la "gran familia" creada -AUNQUE ME HAYA QUITADO LO "PRINCIPAL"- no es lo normal , te llaman desde "raro" a "egoísta", como yo todo esto no lo entiendo porque cuerpo y alma rememoran y me piden "otras cosas", es preferible que deje de aparecer en "semipúblico" y vuelva a mis diarios secretos, con los que mucho me temo que cuando la diñe, y si alguien tiene ganas de abrirlos y leerlos, sean capaces de buscar mis cenizas, hacer una especie de aquelarre y volverme a quemar, ¡por cabrón! (habré subido de categoría: de raro e intransigente hasta "cabrón").

Hasta no sé cuándo, gente amable.

DESVENCIJADO
Luis Ramírez de Arellano
9 Abril 2016