Fotografía que divulga el diario EL PAÍS.
Ésta, concretamente, el 16-11-2011
Buena moza -no me digan que no- que en sus varias salidas en los medios -que yo sigo- siempre la sitúan en Sevilla. No sé si es nacida en la querida tierra andaluza, aunque merecería el sobrenombre de "LOZANA ANDALUZA". De no ser así, y no más resultar que ejerce en Sevilla y ser oriunda de cualquier rincón de España, pues habrá que dar unos vítores a todos esos rincones que reparten por toda nuestra Piel de Toro frutos tan hermosos.
Encima de su porte, del gesto serio de su rostro que, a pesar de ello, irradia más gracia que la famosa sonrisa de Mona Lisa, y de su, con perdón, cuerpazo, PRESUNTAMENTE magnífico en mostrándose libre de tejidos, va y esta señora estupenda, resulta ser Juez -¡O Jueza, usted manda, doña Mercedes!-, y además anda metiéndoles mano de férrea tenaza judicial a una de tantas, tantísimas, demasiadas -¡qué asco, por Dios- tramas de corrupción y sinvergüenzas redomados que están surgiendo por toda España (no conseguirán cubrir de mierda la guapeza con que la señora Juez Alaya y sus saberes judiciales los va a enchironar (ojalá de por vida, so marranos).
Señora Juez, o Jueza, tanto da, yo es que la sigo a Vd. cada vez que sale en algún "medio". Mire, usted me toma como un PRESUNTO descarado si ahora, a continuación, le dedico unos cuantos "piropazos", PRESUNTAMENTE inocentes:
Mire usted, doña Mercedes, tiene su humanidad, desde la coronilla a esos dedos que asoman por sus ¿sandalias con tacones?, una estampa encantadora y unos andares jacarandosos de enamorar a transeúntes. Usted, señora mía (¡ojalá!), bajo mi entontecido observar sus andares, no tiene piernas, ¡tiene, PRESUNTAMENTE! unos muslazos que yo ruego, le ruego, utilice para atenazar y ahogar a toda la panda de sinvergüenzas a los que lleva a juicio (Ojo, no me atrevo a pedir nada más -las querellas, en España, siempre nos caen a los mismos-). De su alto medio cuerpo que soporta tan agraciado rostro, tan encantadora sonrisa y más PRESUNTAS cosazas de las que no me permito hablar, cada quién que se imagine mis PRESUNTAS deducciones. Sólo me faltaba a mí líos con una Jueza y, encima, tan bella. Ahora bien, si por mala ventura, algún follón indebido me envuelve, no lo dude, yo pediré, rogaré, suplicaré que me juzgue usted, señoría (algo así como, imaginando música de cuplé:... "Ay, júzgueme usted, por favor; qué delito he de cometer para entre sus manos justicia hallar, ay..."
Más en serio, amigos -PRESUNTAMENTE-: Me encanta que se encuentre en España una señora Jueza que ejerce como debe y encima, como añadido, sea una señora estupenda.
¿Me permite, doña Mercedes, que le remita un casto beso -PRESUNTO- por su buena labor y ese físico que algo GRANDE le ha otorgado? ¡Pues, hala, hacia su mejilla ya viaja!
DESVENCIJADO
Luis Ramírez de Arellano