TU INDIFERENTE PRESENCIA
(Fotografía de Octubre 2014.
Parque del Oeste, atardeciendo, en Valencia)
Tu indiferente presencia
carga con la oquedad de tu ausencia.
No es incongruencia.
Es dolor grande de una pena.
Estás y no estás.
Está tu física,
te puedo oír, hasta tocar.
Vana épica sería
tu respuesta anímica,
quizás fuese hielo, agua helada,
vacío angustioso, seco,
incapaz de emitir respuesta.
¡Qué pena!
Apoyado en el brocal,
asomo mi desespero
a toda la humedad fría,
a la ausencia amarga,
a esa oquedad de tu pozo negro
con restos y rastrojos,
que fueron gozos vividos,
y ahora en su etapa ya
de pudrición.
No lo quisiera, pero
¡qué pena!
Viendo ese fondo tan seco,
con la impotencia me consumo.
Y es que mi poso,
aunque ya espeso,
por tanto tiempo sin remover,
algo rezuma.
Soy un ser de amor,
ése es mi principal alimento.
Me escuecen los ojos
de ese mirar tan fijo
y que sólo ve nada.
Se me ahoga el mirar
en líquido ácido, rasposo,
muy doloroso.
Del tormento me deshago,
tirando con rabia
dos hirientes lágrimas
hacia ese pudridero.
"Qué pena".
Con tan furioso remojo,
parecen removerse los despojos.
Suben desde el abismo
vaharadas de todo género.
Aún siendo muy débil,
mi boca, ávida,
se llena del casi olvidado
sabor de tu piel,
tan sabroso!
Se me estremecen los sentidos
con visiones de risas,
salivas de besos enamorados,
sábanas con flujos
de cuerpos con ambición
de poseer, de comer,
sudores por no despegarnos,
felicidad callada,
sólo vino y miradas,
conversación de amor...
¡Tantas cosas!
¡Qué pena!
Pero... ¡Allá te pudras!
******
No es incongruencia.
Es dolor grande de una pena.
Estás y no estás.
Está tu física,
te puedo oír, hasta tocar.
Vana épica sería
tu respuesta anímica,
quizás fuese hielo, agua helada,
vacío angustioso, seco,
incapaz de emitir respuesta.
¡Qué pena!
Apoyado en el brocal,
asomo mi desespero
a toda la humedad fría,
a la ausencia amarga,
a esa oquedad de tu pozo negro
con restos y rastrojos,
que fueron gozos vividos,
y ahora en su etapa ya
de pudrición.
No lo quisiera, pero
¡qué pena!
Viendo ese fondo tan seco,
con la impotencia me consumo.
Y es que mi poso,
aunque ya espeso,
por tanto tiempo sin remover,
algo rezuma.
Soy un ser de amor,
ése es mi principal alimento.
Me escuecen los ojos
de ese mirar tan fijo
y que sólo ve nada.
Se me ahoga el mirar
en líquido ácido, rasposo,
muy doloroso.
Del tormento me deshago,
tirando con rabia
dos hirientes lágrimas
hacia ese pudridero.
"Qué pena".
Con tan furioso remojo,
parecen removerse los despojos.
Suben desde el abismo
vaharadas de todo género.
Aún siendo muy débil,
mi boca, ávida,
se llena del casi olvidado
sabor de tu piel,
tan sabroso!
Se me estremecen los sentidos
con visiones de risas,
salivas de besos enamorados,
sábanas con flujos
de cuerpos con ambición
de poseer, de comer,
sudores por no despegarnos,
felicidad callada,
sólo vino y miradas,
conversación de amor...
¡Tantas cosas!
¡Qué pena!
Pero... ¡Allá te pudras!
******
Menos mal que a pesar de estas últimas explosiones, aunque distintas, la vida, siempre por escasos minutos, tacaña y ciega con nuestros males, de vez en cuando nos regala una bella luz, un instante de belleza:
(Fotografía de Octubre de 2014)
DESVENCIJADO
Luis Ramírez de Arellano
30 Octubre de 2014
No hay comentarios:
Publicar un comentario