lunes, 1 de julio de 2019

RESACA ELECTORAL





(ESTE ESPACIO LO OCUPABA HACE NADA OTRA ENTRADA MUY AIRADA, CABREADA...
PARA NO HERIR A NADIE CON MIS RABIAS ACTUALES, HE BORRADO LO QUE HABÍA ESCRITO Y NO MÁS DEJO ESTA FLOR DE ROJO FUERTE PARA QUE EL GENTÍO CERCANO SE PERCATE DE UNA VEZ POR TODAS DE MIS TENDENCIAS SOCIALES Y POLÍTICAS, SOBRE TODO EN ESTE ÚLTIMO TRAMO DE MI VIDA.
TAMBIÉN, LO PIDO CON LA HUMILDAD QUE ME QUEDA, QUE NO ME TOMEN POR EL "TONTITO"  QUE NO SE ENTERA DE NADA Y "va y, qué pena, nos ha salido de izquierdas, qué pena, ¡comunista!"...)


Haré otro texto más acorde con la contención debida y respeto hacia todos (aunque algunos no se lo merezcan)

Comenzaré con una o dos máximas de propia cosecha que, sí, puede que ya las haya escrito o dicho alguien, no sé...

"GUÁRDATE DE ESOS SERES QUE NOS RODEAN Y CAMINAN A NUESTRO LADO SEGURÍSIMOS DE SÍ MISMOS Y DE LAS BARBARIDADES O iMBECILIDADES QUE SUELTAN ASÍ, SIN PENSARLAS O, SENCILLAMENTE, PORQUE NO TIENEN BIEN AJUSTADO EL CEREBRO".

"GUARDÉMONOS, TAMBIÉN O MÁS, DE LOS ILETRADOS Y, ENCIMA INTOXICADOS POR "MEDIOS" DEMONÍACOS O AFASCISTADOS, DE CURAS Y, LO PEOR, PÉSIMAMENTE EDUCADOS (a lo mejor es que no saben qué es eso de la educación y/o la compostura".

Vamos allá con el asunto del nuevo título: ("RESACA ELECTORAL")

(PUES AHORA VA Y, ADEMÁS DE ESCOCERME LOS OJOS, RESULTA QUE NO TENGO GANAS.
YA VEREMOS MAÑANA... O PASADO, ¡YO QUÉ SÉ!)

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Pues bien. De nuevo estoy aquí. Pero esta vez, casi, para despedirme:
!SE ACABÓ LA POLÍTICA PARA MÍ!

Ojo. Esto requiere una aclaración. Eso de "PARA MÍ" sí, es tal cual. Ahora bien, yo, no lo puedo remediar, seguiré "la política"

RESUMEN:

Esta última campaña electoral y su sucesor, el "pactómetro", me da la impresión de que nos ha sacado de quicio (a mí el primero) a todos los españoles, que, como soltó en una sesión el entonces diputado SR. RAJOY, los "españoles somos muchos y muy españoles" (cada quién, sea cojo de la pierna que quiera, de vez en cuando tiene una buena "charrada"). 

VAMOS ALLÁ:  Miren, señorías electas (POR CIERTO NO PUEDO IMAGINAR AL GILIPOLLAS QUE LOS LLAMÓ A VDS. (disculpen por el "tratamiento tan exquisito") ASÍ, EN GRUPO, ABORREGADOS EN UN "GALLINERO", QUE NO TIENE NADA DE PARECIDO A UN "PARLAMENTO DEMOCRÁTICO"..). Acorto, o sea, ¿A QUÉ VIENE ESO DE "SEÑORÍAS", si ninguno de Vds. sabe lo que es el "SEÑORÍO" en un bípedo humano?.
Estáis cobrando unos SUELDAZOS de mis impuestos -claro, y de todos los cotizantes, por hacer el ganso, por: "ahora me enfado con éste, mañana no sé con quién; el otro es que era tonto el mes pasado pero hoy, no... ¡QUE LES DEN POR COFA, LECHE; QUE LOS MANDEN A GANARSE EL PAN DIARIO ARREGLANDO CARRETERAS O... MEJOR AÚN, SÍ, ESTUDIANDO, APRENDIENDO CIENCIAS Y SOBRE TODO COMPORTAMIENTOS Y EDUCACIÓN.

Lo primero que yo haría, rememorando aquella canción de no me acuerdo qué grupo, "si yo tuviera una escoba, trailará, si yo tuviera una escoba, barrería de este mundo", en mi caso, de ESPAÑA a  todos estos inútiles que no tienen ni repajolera idea de lo "que quieren gobenar y dirigir", nada menos, imbéciles, que es ESPAÑA, nación que fue cabeza de uno de los primeros IMPERIOS del mundo. Ustedes, tontos del pijo, o ninguno ha estudiado al menos HISTORIA, o no se han enterado de que salen al "recreo" NO A JUGAR, SINO A TRATAR DE ESPAÑA, de su inmensa diversidad cultural, sus variada tradiciones, sus diferencias hasta geográficas, gastronómicas... Tenemos una riqueza tan monumental en el espíritu de nuestra ESPAÑA... Vds., repito, gilopollas de mierda, como no se han enterado, no hacen más que ensuciarla. Todo lo más, y para su uso individual, cada uno se apaña como puede por ver si sienta sus posaderas en algún confortable sillón que, a fin de mes, suelta algo de entre su tapizado. Así, uno ha aprendido a caminar contoneándose a lo WAYNE (¿se escribe así? Sólo le faltan las pistolas en las caderas y el sombrero de ala ancha de las películas del oeste). Otro, más imbécil, si cabe, se ha estudiado bien el diccionario de la RAE para gritar, en medio de una traca de mierda, todos los insultos olvidados, otro... Me canso mucho. Esta etapa política me está dando verdadero asco... Y menos mal que el señorito Pepe Mari Aznar, ya no amenaza con usar sus mirada y palabra para tumbar en unos segundos a unos cuantos, a un tiempo, rivales de ideas.
¡Todos a la escuela, coño! Que aprendan, antes que nada qué es ESPAÑA, la grandeza que contiene su multiculturalidad, que aprendan , que se ilustren... que si quieren figurar de algo, que se hagan presidente de su comunidad de vecinos. En ese puesto, si cabe, insignificante, en todas las reuniones le darán para el pelo y, a la mínima, lo mandarán a la mierda.
 Yo no me he presentado, ni a estas alturas lo haría, a ningún puesto político. Desde mi Ciudad, hasta nada menos que la presidencia del Gobierno Español lo veo enorme para que algo pequeño, como yo, pretenda figurar en nada por esas alturas... ¿¡Qúe cojones de mierda pensaban sus señorías (¡Aagg!) que era o que es ESPAÑA...?!

Ah, y si preparan nuevas elecciones, tal como en los coñazos de los festivales de los colegios de los nietos o hijos pequeñajos, vayan reclutando a abuelos, tíos, papás y toda la familia que puedan porque creo que, al igual que yo, el gentío estamos hasta las gónadas de ustedes/vosotros: Las urnas, quedarán casi vacías, estamos hartos de sus ineptitudes, sí, porque no tienen una sola... (seguro que no mean dentro de la taza, ni siquiera las señorías féminas, que ya se necesita ser inútil). Claro, de esta forma, estás en cualquier establecimiento y te aprieta la próstata (¿que tienen las mujeres?), al preguntar a un atento camarero por los "servicios", te suele contestar, "lo siento, señor, están 'inservibles'".

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TEMA CATALÀ DELS CULLONS (conste que no sé escribir -ni ganas- catalán, aunque los modernos digan que es también "valenciano". Cosa esta última que, en todo caso, sería al revés, "el catalán deriva de lo que se "parlaba en Valencia"). (Largo y muchas historias diferentes en las que no tengo ganas de entrar. Si la RAE ha bendecido el "idioma catalán" me da que es porque mandaba en España un pequeño follonero y guerrero (un millón de muertos, escribió GIRONELLA). Había que contentar a ese grupo de griterío de catalán, que, en tanto no me rectifiquen a mí u oficialmente, no llegan al 50% de los catalanes.
Pero a lo que iba era, sólo, al tema del famoso "proceso". A estas alturas, todavía no tengo claro del todo este lío que han armado un 48/49% de catalanes a cuya cabeza había un tipo con flequillo que comenzó a tirar piedras y romper cristaleras y luego despareció, escondió el culo en Bélgica y allí esta viviendo en una estupenda casa unifamiliar (creo) que le estamos pagando, queramos o no, TODOS LOS ESPAÑOLES... A lo sencillo este tipo, aparte de criminal huído de la justicia española, es un caradura impresionante y bastante cabroncete.
Para la solución del follón que han armado los "puigdemontes" y los "torrados", yo hubiera actuado, antes de empezar a alimentarlos y cuidarlos de maravilla en cárceles de lujo (¡cuidado no se nos queje ningún "POLÍTICO PRESO" que eso es lo que son. Nada, hombre la solución de un tipo como yo, ciudadano normal de una bella comunidad de ESPAÑA que se refresca los pies en el MEDITERRÁNEO, les hubiera aplicado algo similar, pero más fuerte, de lo que, de chaval, nos hacían a los críos y jovenzuelos en los colegios: UNA GRAN COLLEJA EN LOS PESCUEZOS DE TODOS ESTOS PATRIOTAS de un rincón de ESPAÑA, que era bello y querido por la NACIÓN (ESPAÑA)   hasta que empezaron a creerse las tontería esas de "república no sé qué y tal y cual" y armar el lío padre, dividirse entre ellos mismos y cosechar antipatías del resto de españoles que antes no tenían... Nada, hombre: primero eso, la gran colleja y en el momento se agacharan a acariciarse el cogote una gran patada en el culo y a la puta calle. Pero, ojo, dejando primero en la puerta sus actas de "señorías". A ganarse la vida con el sueldo base mínimo en  cualquier empresa que quisiera, o se atreviera, a darles currelo... 
Qué cojones es eso de gastar los impuestos que pagamos todos los españoles  en traer y llevar a esta gente de una cárcel a otra o a los juzgados  y soportar los gastos del tipo ese que está en Waterloo y que pretendía recoger -¡qué cara más dura, tú!- su acta de eurodiputado y estos belgas, en lugar de meterlo en un avión y mandarlo hacia la policía del aeropuerto español que fuese, al menos, como era muy normal, le dijeron -y se reirían un poco y todo- que "qué decía, que qué pretendía..." en fin: TODO UNA GRAN MIERDA QUE YA NO HAY FORMA NI DE QUITARLA NI DE TAPAR LA PESTE QUE DESPIDE.


Bien. Dejemos que las barcas reposen y no las carguemos más de mierda para repartir por ahí, ¡ya NO QUEDA HUECO EN DONDE DESCARGARLA! Soportemos como se pueda la que tenemos y que ustedes lo pasen como quieran, porque aunque parezca mentira, queda gente a la que les gusta este aroma e incluso inventan otros peores.

Buenas.


DESVENCIJADO
Luis Ramírez de Arellano
(Habiendo llegado ya al 1 de Julio de 2019)

lunes, 8 de abril de 2019

CUENTO O HISTORIA REAL

(Tal como la cochina vida misma)





Por ti y para ti.
No concretaba yo, en mi alma, 
ese lugar recóndito
de donde nacía la inquietud maldita,
 el dulce sentir 
de una sensación muy amable, y rara. 
Lo supe en uno de mis
duermevelas...
Siempre, en ellos, por ellos, 
tu imagen aleteando, volando, tu rostro bonito,
 tu respirar en mi ventilación...
Duda, ninguna ya.
Eras, eres y serás
siempre TU.
Ni llenar los pulmones puedo, 
si no es por TI.
Siempre por TI.
Mal o bien, correcto o no,
 las bienaventuranzas y desvelos
de mi alma, 
siempre revientan en palabras, por TI.
PARA TI.

La nenita de esas fotos del principio, tan descolocadas, con sus ricitos "made in su madre", resulta ser la que será protagonista principal de este cuento medio cruel.

La niña había nacido en VALENCIA, REINO DE VALENCIA (aquí SÍ hubo reino por obra Y GRACIA DE UN TAL JAIME I DE ARAGÓN (¿lee estas explosiones mías algún catalán independentista?)).

Era muy bonita y con una escultura que apuntaba mucho. No se sabría decir si era de piel aceituna o de caramelo de café con leche. Muy dulce sí que se adivinaba. Y además, nerviosilla, graciosa de andares y muy dada a las piruetas y gimnasias. Poco a los libros. También gozaba del gusto por lo musical. Tocaba algo el piano. La sarg..., perdón, la madre, se lo quitó todo por malas notas escolares. Una pena.

Su mamá sargento, tan sargento que el bigote no se atrevía a adornar o ensombrecer su labio superior que, aunque imaginado o no, parece que todos lo veían. Cosas raras de la vida y del ser humano.

La niña bonita iba a un colegio de "señoritas". Un colegio católico, eso sin falta, muy pijo de aquellas épocas. Y las primeras veces que el chico la vio fue con su falda plisada gris, su rebequita azul, camisa camisera beis y chalina negra o azul marino anudada a su cuello. A este narrador le parece recordar que el nombre del colegio, sólo para niñas, se llamaba algo así como COLEGIO DE SEÑORITAS DE DAMAS DEL DOMUS. (que en su fondo y forma se traduzca esto como se quiera)

El chico del cuento, ya contaba, cuando su corazón voló hacia la niña aceituna, casi con 21 años, trabajaba ya y "mili" de aquellos años cumplida. Tres novias sin cama ( el que no ha vivido aquella época no sabe lo que es un buen dolor de testículos recalentados sin alivio. Los que eran adictos al puterío en lugar de la mano utilizaban el dinero; había para todos los gustos).

La niña morena, valenciana y preciosa, con no  más de los 15 años, huía con algo de vergüenza de aquel -para ella- hombre o señor tan mayor que la esperaba a la salida del colegio pijo en la acera de enfrente. Ella, nuestra preciosa niña, siempre secuestraba a alguna compañera, se le agarraba del brazo y casi la obligaba a acompañarla hasta cerca de su casa con tal de que el chico aquel tan serio y "tan mayor" no se le acercase.

Él aprovechaba cualquier descuido de la niña, para ponerse a su lado y acompañarla con un paso endiablado que imponía ella. Él argumentaba siempre, como permiso de acercamiento, que las familias de ambos se conocían.

¿Qué despedía la chiquilla bonita que él llegaba a su casa después de los acechos hecho unos zorros y erizado total aunque la distancia entre ambos la niña la imponía en un medio metro). A veces, lo poco que hablaban, era en voz bastante alta. 




El empuje tremendo del amor que violentamente le había entrado al chico "experimentado y mayor", pudo con la resistencia y el desconcierto de la niña dulce y bonita al verse avasallada y halagada de tal forma no por un chiquillo de sus juegos ni de su calle, sino por un ejemplar de hombre naciente que la miraba de una forma tan intensa... Y le soltaba algunas frases pequeñas pero muy dirigidas y con dulce veneno, palabras que llevaban unos extraños calores.

Esos cinco años de diferencia de superior experiencia del chico (abusando siempre del hecho de que los padres de ambos "eran amigos") desbordaron las defensas de la niña bonita y algo desconcertada que primero se vio "saliendo" con el chico a pasear y, poco más tarde, siendo novios con el beneplácito de los progenitores de ambos (la buena madre de él, entusiasmada; la "sargento" con un más que notable cabreo tieso y serio: perdía a alguien de su tropa, la tropa sobre la que reinaba; el buenazo y trabajador padre de ella, era para el chico un ejemplo de bonhomia y un otro ejemplo de hombre casi santo que era feliz "siendo tratado por la "sargento" como lo era".

Este primer acto terminó como debía. Y sobra más paja.


(Valga como anécdota que el vestido que lleva la niña bonita era de un rojo precioso con esos detalles  de tiradas blancas. Para el chico estaba su niña con lo bonito subido. Y, además, se lo había comprado él por sorpresa. La mad... sargento no era nada dada a comprarle a su niña "cositas" para lucirlas con ese tipo tan serio, rebelde y desagradable)

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Aquella temporada de "novios" a lo que se estilaba  y en ambas familias se imponía... ¡"Ah, tiempos de mierda"! era un total sinvivir, labios siempre mojados por lenguas busconas, manos que cada vez intentaban explorar más... Lo decidieron: "Nos casamos". Y de esta decisión de la pareja, surgió, no, explotó el primer susto para nuestra niña bonita.

Era una visita de los "papás" de la niña a los papás de él, en la cercana casa de este último. Al final del dulce de uno de los besos, ellos dos en la cocina contigua, él, más flamenco que quince, cogió a su niña de la mano y la arrastró al salón de al lado en el que conversaban, o sólo "estaban" los cuatro progenitores. Se plantaron delante de los cuatro y habló de forma contundente el chico: "¡Nos queremos casar; no, nos vamos a casar!" De la boquita de la sargento, como el trueno que sigue raudo al relámpago, el chico escuchó, fea y desagradable, la voz de aquella que podría convertirse en su suegra: ¡¿Quée? Ni hablar, hombre. Pues vaya. Pues, sí, señor! ¿A qué santo viene esa tontería?!" Al chico, 23 años, experiencia la necesaria, trabajo fijo y  una borrasca temible de amor, le reventó su mala vena. En lugar de razonar o intentar explicarse o convencer: Soltó el trueno sin chispazo previo: "¡¿Que no? Es igual, ya nos casarán "a la fuerza!"

La madre de nuestro protagonista, de dureza y bonanza hasta reventar, y que conocía bien a su hijo, por tremendista, rebelde y bastante indomable, dobló la cabeza hacia su pecho y como que rezaba: "¡Ay, este chico, ay este chico!" El padre del mismo, fumándose uno de aquellos cigarrillos que él mismo se liaba de picadura de tabaco, se quedó mirándolo fijamente y se le adivino un jolgorio interno que se exteriorizaba por unas sacudidas de su estómago, que, seguro, se convulsionaba con sacudidas de cachondeo por la salida de su hijo, al que conocía bien. Los padres de la niña bonita, con un agrio tirón  del brazo al buenazo de su futuro suegro, salieron disparados del piso. La sarg... la madre, cabalgando con sonido de cascos de mula de sus sempiternos zapatos de tacones, medianos o altos (era muy tiesa ella y su corsé). El buen padre salió casi arrastrado.

Este narrador, por la tremenda cercanía con el novio desesperado, sabe de buena tinta, que los santos parlamentos y razonamientos del padre con la del corsé tieso, fueron el germen de la buena noticia que llegó hasta la niña preciosa y el enamorado y cabreado novio: "Bueno, venga, vale, pero os esperáis hasta que ella cumpla los 20 años, ¿no? ¡Qué menos!".
El chico/novio, enamoradísimo, pero también cabreado y recalentado, que nunca, ni con sus propios padres, se había visto dirigido en sus quereres y ansiedades, comunicó raudo la decisión de ambos a los cuatro progenitores: "Venga, sea como os dé la gana -ni buenas palabras utilizó-. Mi niña cumple los 20 el día X, ¿vale? Pues el día "X+1, o sea al día siguiente de los 20. mi linda chiquilla y yo nos casamos" En el frenesí del fogueo, todavía añadió con agresivo humor. "Estáis invitados".
La madre de mi amigo muy íntimo volvió a dejar la cabeza sobre su pecho y volvió a rezar o murmurar: "!Ay, Dios mío este chico; Ay, no sé, no sé!" La futura suegra, dejó que las comisuras de sus labios le cayeran hasta las clavículas. La reacción de ambos padres fue ésta: "El santo padre de la niña bonita, sonreía como un bobote al ver el brillo y los labios sonrientes de su chiquilla mediana, tan morena, tan bonita..." "El padre de él, dejó de nuevo escapar cierto cachondeo, aparte de felicidad producida por los logros que, fueran como fueren, su rebelde hijo, aún con genio arisco, conseguía y conseguiría en la vida. Estaba contento".

Faltaba menos de un año para la fecha del enlace señalada por el chico. Tremendo: La familia del chico poco -y ese poco lo molestaba-. La sargento no hacía más que meterse donde no la llamaba nadie. Llanto cada dos por tres de la hermosa casadera, porque el chico, cabreado con el hecho de que todo el mundo quería intervenir en su próxima boda, rápido inquiría a su preciosa morenilla: "Eso te lo ha dicho tu madre, ¡A que sí!" Las lágrimas eran inmediatas y el cabreo desesperado del chico, cada vez más enamorado, creciente y ansioso por no poder gritarle a aquella tosca mujer todo lo que sus malas tripas regurguitaban y no más podía que escupirlas al suelo y no contra quien deseaba.
Podría exponer más paja pateada de aquel periodo, pero bah...

Llegó el día de la ceremonia: La niña preciosa tenía 20 años cumplidos el día anterior. El enamorado tenía, ese día, 24; cumpliría los 25 al mes siguiente:  



Él la esperaba a la puerta del templo. Cuando la vio bajar del coche con su padrino, el buen padre, le dio un temblor: Por un momento no supo si iba a celebrar un casamiento con aquel bombón o un jefe de tribu le traía una virgen bellísima, graciosa e inocente para el rito inciático de mujer.

En fin, el estilo de la época, hasta les dieron la bendición, firmaron y todas aquellas historias que se estilaban.

No sin problemas (la metomentodo; ya se sabe de quién hablo, día sí día no, tenía que darle algún disgusto a la niña recién desposada). Bueno, confesemos: No era directamente la sargento, pero el rebelde, en cuanto llegaba a casa del trabajo, intuía o veía o adivinaba algo que no le gustaba. Y el brutote, no podía sostener la frase provocadora del llanto: "¿Te ha llamado tu madre o ha estado por aquí?". Movía y restauraba a su sitio dos o tres cosas que no estaban donde siempre y, al menos, llegaban a comer sin lágrimas, la comida ya tenía suficiente sal.

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Uno, dos, tres y hasta cuatro hijos les nacieron. No ponían límites a la afición de ambos por "HACER EL AMOR" (Esto de "hacer de Amor", el protagonista masculino de esta historia, se empleó a fondo en exponerme su teoría (debía de ser práctica, según el entusiasmo que mostraba en su exposición) "-Mira, -me decía ante un gin-tonic-" "Una cosa es el follar simplón, el tener un coito desembozador; otra muy diferente, amigo, es fundirte con un cuerpo que AMAS, 'Ser TÚ en ELLA' en cuanto sientes "dolorosa y deliciosamente" que tus efluvios prostáticos, reclamados por la receptora, se van, notas, incapaz de impedirlo, que algo etéro, algo de tu alma, de tu más puro espíritu, se escapa, con jolgorio, cantando, nadando alegre junto a la savía que depositas en tu amada." "No sé explicarlo mejor, me decía, pero tú me entiendes; el burdo folleteo no más allá te deja un respirar cansado y agitado, pero, ay, sólo físico... El consumar el AMOR, fundiéntote con el ser amado, te va vaciando el alma plena, la parte buena de tu espíritu que, a fin de cuentas, habrá sido utilizada en uno de sus mejores cometidos posibles...

Total, iba diciendo: Se plantaron, como en un soplo de AMOR envuelto en risas, con CUATRO hijos.
La época: No había problema: Con el primer vástago, que resultó ser niña, la niña morena y bonita, transformada ya en una jovencísima y preciosa madre, dejó de trabajar en aquellos grandes almacenes que tenía la ciudad, en la sección interior de compra de ropa interior y lencería. El chico, que se vio convertido como por arte de magía (la magía la llevaba en unos genitales enamoradísimos), en todo un joven padre con obligación de sostener a su amada y cuatro churumbeles.
No había problema: Los pluriempleos proliferaban, y el Caudillísimo de España y sus ministros se inventaban ayudas por doquier. Con algo de cabreo soterrado, la cosa iba marchando. Con horas extras, dobles empleos y créditos fáciles para cunas y el consabido Seat 600, España y sus moradores se encontraban alegres; algunos hasta se creían aquello de "25 AÑOS DE PAZ Y FELICIDAD". El chico mayor que había conquistado a una chiquilla aceituna, digna de los mejores olivos andaluces, fue viendo cómo esa bella criatura se iba haciendo hembra cuajada y él, aunque siempre tuvo y tiene algo de humor, fue perdiendo "alegrías" adolescentes, de juventud y algo tontas.

Hay que destacar y dejar constancia ya del primer golpe fortísimo que los inconscientes jóvenes amantes, tuvieron en la vida. No le habían visto bien los feos gestos y miserables guiños que la cochina vida retenía y con los que se relamía los labios.

El cuarto hijo, de por sí y por su corta vida, vino para que la vida se sirviera de él y, en cierto modo, forjar y despertar de mala forma a la joven pareja. Esta criatura rubianca y de azul mirar llena de risas babosas, comenzó, con su simpatía a cambiar costumbres a la joven pareja. De momento, fue el único de los cuatro que consiguió que a mitad de la noche, de madrugada casi, los jóvenes padres, ante la matraca que daba el crío trigueño, lo sacaran de su cuna o cama y lo sentaran a intempestivas horas en medio de los dos en la cama de matrimonio (¡qué palabra más fea, "joé!"). Entonces, el chaval comenzaba su sesión de risas brillantes e indescifrables sonidos, mirando a uno y al otro y conseguía, por encima del cabreo de nuestro padre joven (se levantaba a las seis y media o por ahí) crear un ambiente, a la tenue luz de una de las lamparillas de noche, mágico se diría. Nadie reñía al director de la función, el criajo simpaticón sólo repartía risas y sonidos raros... Y los TRES, casi rozaban eso que no existe: LA FELICIDAD, a pesar de la hora y del incordio. En una media hora, el chiquillo daba muestras de querer volver a su colchón, en la habitación contigua. Hasta que sonara el cochino despertador, la noche, casi feliz, se había cumplido.



El rubianco simpaticón fue creciendo. (Esta imagen es del verano de 1976) y ganándose a los jóvenes y hasta a sus hermanos anteriores. El tercero, inmediato anterior a él, con apenas año y medio más, se autonombró su guardián. Iba por toda la casa detrás del pequeñajo, jugaba con él... ¡siempre estaba con él!
Llegó un maldito mes de Octubre de ese 1976 y en tan sólo una semana se les llevó a este rubianco que los había hecho vislumbrar algo que decían que era la felicidad. ¡Una semana, me cago en...! ¡¿Cómo la cochina vida podía permitirse algo que jamás había entrado en los posibles futuros pensados por la joven pareja?! ¡¿MUERTO?! ¡¿LA GUINDA DE LA FAMILIA, MUERTA, DESAPARECIDA, IDA... !!¿CON PERMISO DE QUIEN COJONES HABÍA SUCEDIDO ESTE ROBO CRUEL?!!

La jovencísima madre aceituna, bonita porque sí, se secó. El joven padre no volvió a ver brillar sus bonitos ojos con lagrimas en muchos, muchos años después. Creo, como conocedor muy cercano de la historia de esta pareja que se hicieron, ambos, adultos -eso sí, ya marcados- el mismo día en que metieron los restos de su pequeñajo simpaticón en un cochino nicho lleno de gusanos.
La ya mujer hermosa, y marcada, se oscureció de una manera rapidísima. Le costó muchos años volver a dejar salir una sonrisa de sus labios y ojos. Él, definitivamente, mandó al Dios católico que le habían inyectado en vena sin permiso alguno a donde más lejos pudo y Le advirtió: "NO VUELVAS A HACERTE SENTIR NI CERCA DE MÍ NI EN MI HOGAR".


DOS problemas les surgieron más un prólogo que, de inmediato, el joven/casi maduro del padre solucionó: Ya que se empeñó el envoltorio cercano de la pareja, aún en su contra, le celebraron al rubianco de azulado mirar una misa: ¿Cómo se le dedica u ofrece una misa a un "angelote"? Nuestro joven padre advirtió al oficiante: "Diga, por favor, cuando sea, que "NO HAY DESPEDIDA DE DUELO. SE ACABA LA MISA ESTA Y CADA QUIÉN AL BAR MÁS CERCANO, A INTENTAR ALEGRARSE O TIRAR ALGUNA LÁGRIMA AL CARAJILLO". Así lo anunció, en su momento, el relativamente joven sacerdote que hacía la misa. No quería, nuestro amigo herido, ni imaginar a su dulce y dolorida muchacha/madre/con mil dolores, que soportara la fila de sociales condolencias pasando por delante de ella y...
El otro sobrevenido peso fue peor. A saber: El tercero de los hijos, el que se autonombró "ángel de la guarda" del pequeñajo recién muerto (este tercero, tiraba más a guapetón y bien hecho que a simpático), que también tanía azulado el mirar y el pelo liso castaño muy claro (el amigo mío siempre me decía que tuvo un abuelo, al que no conoció, con fuerte genética que estaba apareciendo en sus vástagos varones). Este crío no paraba de buscar y preguntar todo el día por su protegido hermano menor que, de pronto, ya no estaba en la casa ni en ningún lugar. Alguien despistado, que, confesó mi buen amigo igual pudo ser él mismo, no lo recuerda, harto ya de pinchazos en las vísceras, le dijo un día "¡Oye, tío, tu hermano pequeño está en el cielo. Se acabó ¿no? No lo busques más!". Pero este tercero, que apenas hacía gestos (¿llegaría entonces a los 4 años...? No creo), pasó, para pasmo de sus jóvenes y heridos padres, de dejar de indagar por la tierra por los bajos y, por la calle, se pasaba los paseos mirando al azul claro o plomizo de los techos del mundo, y en cuanto pasaba un avión, con su lengua aún no perfecta, no fallaba que dijera: "!mamá, o papá, ¿viene -o va- mi 'hemano´ en ese 'vión'?"
Ni la niña aceituna/joven preciosa y madre malherida ni el amor sufridor del padre jovenzuelo, podían soportar ya ni el robo del hijo ni las preguntas e insistencia de su hermano mayor, su guardián. Él, al menos, ya no podía más. Dijo un día a su compañera, la hermosura aceituna ya apedreada y sumergida en líquido amargo: "Oye, 'bonica', no puedo más. Voy a llevarme a éste al cementerio" "Lleva cuidado, por favor, que te conozco, no lo vayas a lastimar" "Vale".
Mi amigo el herido, no era nada aficionado a "visitar"  cementerios. (En alguna ocasión cayó en la mala educación cuando algún conocido, en esas fechas de la cultura católica, iba al cementerio y le comentaba como si nada. "Si ayer, fui al cementerio a "ver" a mi padre" Nuestro amigo sin respeto alguno, le contestaba demasiado rápido: "¿Y qué te dijo tu padre?".
Ya en el cementerio, con su tercer hijo de la mano, tuvo que preguntar en administración, sección, callejón, fila de nicho y, en definitiva, dónde estaba la sepultura de "fulanito de tal". El funcionario, (ni puta idea de que aquel tipo preguntaba por el agujero en donde habían metido a uno de sus hijos), le contestó ágil y hasta cordial.
Llegados al lugar exacto, el joven padre, dolorido, se acuclilló hasta dejar sus ojos a la altura de los del nano de su tercer hijo: "Mira, machote, en esa fila que hace tres de esta pared de todo como capillitas, ¿ves ésa que tiene tal y cual adorno y varios nombres? ¿Sí? ¡Pues ahí dentro, chaval guaperas, ahí dentro están los huesos y el polvo que quede de las carnes y cuerpo de tu hermano, que era tan macizo como tú -le apretó el cuerpo, lo abrazó, le hizo cosquillas-". El tercer hijo, miraba al suelo y a aquella lápida que su padre le señalaba. Era serio, ya se ha dicho. Miraba allí adonde su padre le señalaba, al suelo y, por último, a los ojos de su padre. Nadie podría haber sabido en aquel momento y en aquel cerebro en formación qué es lo que se cocía. Al poco rato, el serio hijo, se agarró a la mano de su padre y, manteniendo la mirada en el terroso sendero, tiró, de él: "Vale, papá, ¿Nos vamos?"
Lo cierto, me contaba mi amigo, es que, por lo que fuera, aquello surgió efecto. Tan sólo en una ocasión, su tercero serio, ya no miraba ni a los cielos ni a los aviones, a bote pronto y sin prólogo alguno, le preguntó a su papá: "Entonces, papá, dónde está mi hermanito". Lo pilló al padre totalmente descolocado, pero, según me contó, reaccionó bastante bien, lo entendiera o no el enano preguntón y dañador de espíritus con una primera y grande debilidad y tortura sufrida en la vida. "Oye, guapetón -el hijo lo miraba muy fijo y muy serio a los ojos- que dónde está?, le dió una palmada en la frente: ¿Cuántas veces al día te acuerdas de él? ¿Cuántas noches sueñas que sigues con la arquitectura formándole castillos que él te rompe entre risas? ¿Cuántas veces en la mesa miras a donde él se sentaba en su trona y sin estar, parece que lo ves?. Di. ¿No te has dado cuenta de que, a veces, te ríes, y es que te ha parecido verlo al fondo de la casa a punto de darse un trastazo? En todas esas cosas que no se ven pero que tú las notas, ahí, ahí está tu hermanito" El tercero guapetón, aunque siguió serio, lo miró con una intensidad que turbó al padre malherido y, con un respingo, soltó igual de serio: "Vale, papá; me voy" El enano se fue a jugar. El padre se fumó un cigarrillo e hizo toser y deshacerse a una lágrima que rebelde subía.

El segundo grave problema sobrevino cuando a la niña aceituna, ya mujer, ya madre y con un peso tremendo de tristeza en el estómago, y colgando de la espalda como negra mochila, pero, por encima de todo, con el alma teñida de gris ya, a pesar de su espléndida juventud camino de una maravillosa madurez, le dio por intentar convencer al casi vencido por la vida de nuestro amigo, de que podían tener otro hijo.
Él, más años y, se quiera o no, bastante más leído que su preciosa morena, intentó convencerla de que otro hijo no PODRÍA SER JAMÁS SUSTITUTO DEL MUERTO. 
No valió de nada, al amor que corría o corroía por el razonable pensar del joven padre -herido tan joven-. El resultado fue que, con la facilidad de la niña bonita, sólo casi con el propósito, quedó encinta de nuevo. En los ojos de la niña, joven, mujer y madre ya con un serio costurón, volvió a brillar, furtivo, un rayo de luz clara y esperanza en no sabía qué, porque lo de esperar de la vida algo bienhechor ya tenía claro que no.
Y llegó a reventar esta nueva ilusión algo reparadora, en un aborto insólito para la buena naturaleza y fuerte físico de la morena bella. A eso de los 5/6 meses de embarazo, una de las revisiones arrojó negros resultados: En definitiva, el feto estaba muerto -otro muerto- y había que trajinar el aborto...
Durante una larga temporada, todo, a nuestra joven pareja, se les hundió.
La vida, a fin de cuentas, es una puta cara y muy bien maquillada.

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Mal que bien -o regular-, como todo bicho viviente, fueron soportando, hasta hacerlos habituales como parte de sí mismos, el verse cada mañana, al traspasar la mirada el espejo del cuarto de baño después de la ducha, la visión de, ya, los dos costurones que afeaban sus almas.
Pero el tiempo transcurría pesadamente. El joven madurado a la fuerza, no veía en su chiquilla aquella alegría juvenil. Notaba en su pesado estar un pasar como arrastrado, sin aquel punto de brillo instantáneo en sus ojos. Este chico/hombre no la veía vivir, ni mejor ni peor, era como un arrastrarse por la casa, por la calle, junto a él, un estar sin estar, la casa, el mundo tan estrecho que ahora la rodeaba, la oprimía. A él le parecía en ocasiones  escuchar cómo crujía el alma, o los huesos o lo que fuera interno de ella. No sabía qué hacer, no sabían: él, conscientemente; ella, como si no se enterase, llevaba colgado como un malestar permanente que ni se permitía analizar y, por tanto, intentar salir de él.

El joven padre, ya maltratado, pidió ayuda. Jamás, desde que lo conozco, el orgullo ha sido obstáculo alguno si había que dar la cara por su niña bonita, tan herida, o por alguno de sus hijos. Habló con el gran jefe, en audiencia no de trabajo, de su situación. Este hombre, no por pura, sino por puta casualidad, había perdido una hija de 13 años por una leucemia hija de satanás. (Creo recordar que ya se tuteaban): "¿Tu mujer ha trabajado?" "Sí, hasta estar a punto de parir a la primera de nuestros hijos" "¿Dónde?" "En tales grandes almacenes, en el Dpto. de Compras: era una de las tres secretarias del gran jefe de compras; por cierto, al que yo llegué a conocer y que me dejó entrever la bonanza de ella respecto al trabajo; había allí alguna gente más puramente administrativa" "O sea, que sabe trabajar". Entonces surgió la a veces maldita sinceridad del joven/maduro esposo. "Eso no lo sé, oye. Lo que sí puedo poner no la mano sino mi cuerpo entero en el fuego, es por su entrega, su energía, su tenacidad y honestidad" "Mira, te conozco y, más o menos sé cómo eres. Yo necesito una secretaria de confianza ciega; dile a tu mujer que venga y la conozco y hablamos con ella" "Pero, oye, yo he acudido a ti por tus amistades, eres de una reputada familia, sólo por si con alguno de tus conocidos la podían meter en algún rincón de sus empresas... sacarla de casa o... se me va" "Déjate de historias, ya te he dicho que venga a hablar con nosotros; ah, lo antes posible, aquí me falta alguien de mucha confianza".

De un Ave Fénix, tirada en lo alto de unos tejados, fue resurgiendo la gentil chiquilla, mujer y madre herida, como secretaria del gran Jefe de la Financiera en donde trabajaba ya, desde hacía tiempo, su hombre/amante y cabreado con la vida, esposo.
Acordaron que, ya con tres hijos, el sueldo de ella lo utilizarían para contratar a alguna chica o mujer que los ayudase, desde 1ª hora hasta cuando uno de los dos llegase a casa.
El barrio ya no volvió a ver a aquella jovencísima con un carro/cochecito portando a CUATRO hijos: Uno, sentado; otro, con los piés sobre la barra metálica que unía ambos lados del carrito; los dos mayores, uno a cada lado, agarrados de donde podían del cochecito; pero, sobre todo, ella, guapa y graciosa y sin asomo alguno de pesadez o cansancio en su rostro. No. Ya no la veían, asomaba a la calle a primera hora y hasta lo menos las seis o siete de la tarde no regresaba. Normalmente después que él.
Mi amigo, el marido ya casi maduro me decía que le daba por la cabeza que este hombre, su gran jefe, de cualquier forma, aunque siempre sana, estaba medio enamorado de su chiquilla (la verdad es que se convirtió en una secretaria que le solventaba la mitad o más del trabajo que ella, por sí misma, consideraba que no era para pasárselo al gran jefe. Este buen, trabajador y amigable Gran Jefe estaba encantado con el quehacer que le solucionaba la ya mujer hermosa, con tres hijos y esposa de uno de sus jefes, que currelaba varias plantas más abajo del edificio. Ella era así: Pasaron muchos años sin que más de la mitad del edificio supiera que la "secre" esa tan bonita del gran Jefe era la esposa de un jefecillo de la misma empresa. 
Poco a poco, los amantes, aunque con eternas cicatrices, fueron llevando lo que la gente normal llamaba una buena vida. No todos, ni mucho menos, eran tan rebeldes y protestones como nuestro ya maduro protagonista. Él seguía sin entender la vida; a lo que no lo ayudaba ni poco no mucho su gran afición por la lectura. En fin... ¡Había que seguir viviendo! Aunque fuera con la tremenda ventaja de tener al lado, siempre, a un amor tan enamorado y tan hermoso.
(Comenzaron a tener, la pareja, una serie de situaciones inesperadas e insólitas -para los dos-, en cuyas cabezas no cabían pero comenzaron a hacerse sitio-. Contaré, sólo como ejemplo una anécdota: La Entidad tenía por costumbre contratar estudiantes ya Licenciados en prácticas que a los Jefes les servían, según vieran sus aptitudes y desarrollo, en unos meses, pasarlos a la plantilla fija -¡Qué tiempos, aquellos finales de los 60 y todos los setenta! La manía de esta mujer, camino de una hermosísima madurez, ya se ya dicho, era que no se propagase el hecho de que era "la mujer de". Sin saber nada del tema, ni siquiera pensarlo, se comportaba como una "moderna y furiosa feminista" de las actuales. Un buen día, llegó hasta su mesa, la del esposo, uno de esos "licenciados" en Económicas. Venía de arriba, de parte de la secre del Jefe. Le dio una carpeta, le dijo de parte de quién venía y le soltó: "Oye, tío, está muy buena la secre del Jefe ¿eh?" "Lo sé, chaval, me acuesto todos los días con ella" El jovenzuelo se quedó algo parado, tieso y mirándolo. "¡Que es mi mujer, coño! Y no te preocupes; a fin de cuentas le has dedicado un piropo!" Lo extraordinario es que el chaval, en lugar de ponerse como un tomate al irse, perdiera todo color.
Saldrán, si caben, más y peores situaciones como ésta).                             

La hermosa chiquilla, sin nada de chiquilla ya, consiguió guardar o enfundar los puñales clavados en su alma y comenzó a sonreír.
El trabajo y los tres hijos que quedaban eran lo primero. El ya maduro enamorado fue acomodándose a ella y al hueco dejado para él. No lo pasaban mal, la verdad. Tenían sus buenos ratos (Según tal y como mi amigo me lo contaba, a él lo desbordaba mucho más que a ella el amor). Todos los años, por las fechas del aniversario de boda, se iban de viaje los dos; pronto los hijos, acompañados por la asistenta, pudieron dejarlos ir sin mayor problema. Insisto, era una "feminista" total sin haber analizado jamás ese adjetivo. Él, con los hijos era más sufridor.

Llegaron los años de CANARIAS. EL AMIGO -BUEN AMIGO-, Jefe de Personal (Perdón, lo de "Personal" ya no se estilaba; ahora la fauna humana de las empresas, los empleados, etcétera, eran "RECURSOS HUMANOS", o sea, una masa que solucionaba los trabajos y que da la casualidad de que eran "personas" de esas que, dicen, creó un tal Dios Católico, es decir  seres humanoides que pensaban y todo... ; ¡qué cosas, dioses!), fue quien propuso a nuestro hombre malencarado, el traslado, durante tres años, a LAS PALMAS DE GRAN CANARIA, a un puesto en el que dependería directamente de él (que estaba ya en MADRID, en las altas esferas como Gran Jefe de Recursos Humanos, y que no dijera nada que también su niña bonita ya tenía sitio allá, hasta en su mismo edificio pero en la Sucursal de la planta baja (en la primera planta, el lugar de él, se situaba la Dirección Regional)
Aquello le suponía un ascenso importante que conllevaba incremento sustancioso en los emolumentos, pero con una orden muy difícil de cumplir: Él, nuestro ya hombre, luchador a su pesar, tendría que "DEPENDER" directamente de su amigo en Madrid y no del Jefe Regional. O sea, lo adivinó de inmediato, ¡se metía en "políticas" de Empresa por sus altas esferas!. Jugó como pudo, después de aceptar, SÓLO POR SU FAMILIA pues él no tenía ningunas ganas de aquel jaleo. Salió como mejor pudo con la ayuda de que CANARIAS es un lugar encantador, la fenomenal casa, hasta con jardín cuyo coste soportaba la empresa; todo ello a pesar de sus ataques de ansiedad del principio por encontrarse al mando delegado de toda una región (Canarias) y dependiendo y despachando directamente de y con Madrid. Después de que en bastantes ocasiones tuvo que bajarse a mitad de trayecto de la GUAGUA (modismo canario y sudamericano, principalmente venezolano, de lo que en la Península, o en castellano, todo el mundo conocía y denominaba como "autobús") por ataques de ansiedad (Desempeñaba el cargo de "Jefe de Medios", y allí cabía de todo, desde "Personal" -lo peor-, hasta "Inmuebles" pasando por cualquier área que no fuera directamente de puro negocio financiero). Se decidió a acudir con su coche al edificio de la Entidad, en cuyo garaje, como uno de los Jefes del "Staff", tenía un sitio, con su nombre roturado en la pared. Poco a poco fue dominando el asunto; sus trayectos por la hermosa capital grancanaria, su acudir a trabajar con el coche, sus domingos de playa en el Sur, por MASPALOMAS... La vida allí, y los "canarios" de los que les habían advertido de mil cosas diferentes, resultaron ser -y espero lo sigan siendo- unas gentes cojonudas y simpáticas,  y eso a pesar de que la niña/mujer ya muy hermosa y fraguada como el acero, al poco de llegar a su Dpto. de marketing (mucho contacto, salidas y visiteo por toda la Isla) sin proponérselo, no más que por su trabajo, había desplazado al Jefe de Dpto. que se encontró, fue nombrada Jefa del mismo con cuatro hombres a su cargo. Todo fue muy bien. La niña convertida en hermosura, a pesar de su genio y su mando fue muy bien acogida por, digamos, sus empleados del Dpto. 
Uno de ellos, que nuestro hombre/esposo lo veía como reencarnación de los primeros indígenas de aquellas islas, parecía talmente un "GUANCHE" con ropas modernas: alto, pelo rizado y muy negro, cuadrado, y simpático a rabiar (entablaron buena relación con ellos y la pizpireta y guapa canariona esposa del guanche). Un día, le dijo este canarión a nuestro protagonista: "Vaya, amigo, menudo empute ha cogido hoy su doña con nosotros... ¿Nos tomamos un pisco, oíte?".
En fin, CANARIAS, buena época, buena gente conocida, ellos llegaron a ser "peninsulares". Me explico: A un canario, según me decía mi amigo, era muy difícil, sacarlo de su isla, de su Atlántico, de su ritmo tranquilo de vida (en cuanto apretabas un poco, te soltaban su típico "!eh, no me apure, cristiano!") Dado lo cual, llegaba mucha gente de la península a puestos de media o gran altura. El peninsular imbécil (mi amigo conoció a varios) llegaba a Canarias como "conquistador" y no mostraba la empatía  debida con un pueblo, para mi amigo, extraordinario. Automáticamente, al orgulloso y altanero que llegaba, le asignaban la categoría de "GODO" (no sé hoy cómo seguirá este asunto). Al que, sencillamente se portaba con amistad y normalidad, le aplicaban el apelativo de "PENINSULAR".  Si pasabas bastantes años allí destinado y te integrabas del todo, haciendo amigos y, en definitiva, "conviviendo", pasabas a ser "uno más" entre ellos, sin calificativos de ninguna clase.
Mi amigo recuerda aquellos tres años, con mucho cariño. Sus hijos, que allí se hicieron mayores, casi con avanzada adolescencia, no se querían volver, y el deje de ese parlotear canario/venezolano les duró ya en Valencia, bastantes meses.


Vueltos a la cuna, la vida la fueron viviendo como muchísima gente ("todos, viviendo, sufren", teoría que defendía mi amigo el humanista, que no quería saber nada de pragmatismos ni de ciencias ni de filosofías novedosas o como de gurús sabihondos). Conseguían sus dosis de días buenos y sus hijos crecían y cumplían años con buenas perspectivas (honrados, enteros y, cosa que agradecían muchísimo, con una confianza extrema para "largar" en casa, fuera con su padre, con su madre o con ambos a la vez, cuitas que a veces sorprendían a la pareja por lo íntimas.

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Entre todos sus devenires, en un momento equis fueron a parar en alquilar una casa estupenda de pueblo, con muros de casi un metro de ancho, en un pueblo de muy pocos habitantes, pero éstos, gente encantadora. Fue por un amigo íntimo del varón de esta historia, cuya familia tenía las raíces y casa solariega en este pueblo (por cierto una casa de las antiguas: amplísima, grande, con un piso y hasta una buhardilla, cuyo destino, en sus principios, no era otro que el depositar sobre sus suelos los frutos a los que quedaban un algo de tiempo para madurar debidamente.
Esta casa en alquiler, con sus enormes muros y amplia, fue el núcleo en donde nacieron muchos momentos, para nuestra pareja y su descendencia (no paraban de tener nietos; hijos "amorosos" o "de sangre caliente", como sus padres), fue núcleo principal de muchos momentos buenos y muy agradables. Él, sobre todo, entró muy bien (hasta demasiado) entre los grupos de hombres típicos de La Mancha (En concreto, la pequeña región de LA MANCHUELA, pese a que algunos "intelectuales" le negaban esta denominación.
Sin más, fueron casi felices, ellos y su descendencia en las estancia en este pueblo manchego (allí, precisamente, fue donde la niña/mujer hermosa comparó sus preciosos años, con ventaja para ella, con almendros floridos manchegos.

Peo como todo lo que de bueno, a veces, te concede la vida, decidió esta puta quitártelo: El amigo del alma ... ("cuando un amigo se va, algo se muere en el alma", creo que cantaba ALBERTO CORTEZ, por cierto, recientemente fallecido). Murió, sí, demasiado pronto. El pueblo, a pesar de la enorme querencia que les tenían los amigos y más gente de su amigo muerto, les demostró un aprecio tan sencillo y grande a un tiempo que nuestra pareja por allí siguió. Pero entre las edades de nuestros protagonistas y la muerte del enganche que los llevó a La Mancha, el ensanche físico y, sobre todo, anímico, de hijos y nietos fue empequeñeciendo el amor por esas tierras. Tambíén, por qué no hay que decirlo, la edad que iba alcanzando mi amigo, ya con piernas muy gastadas para recorrerse como antaño, aquellos caminos forestales.


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Ahora ya, en esta actualidad, mi amigo y su chiquilla bonita, se han plantado, él con 74 años, con la vejez que se ha hecho patente y presente constantemente en un par de años. Y su esposa, esta preciosa mujer, como premio en sus finales, con 69 años, desde hace unos dos años ha sido violada por la marrana enfermedad de ALZHEIMER. !TOMA YA! que si por un lado la medicina ha conseguido ralentizarla, el ya viejo enamorado no sabe todavía si para bien o para mal. Ella está viviendo muy conscientemente todo lo que va perdiendo. Él maldice sin parar de verla cómo mucho de su brillo se le fue, como su genio y dureza han desaparecido y es cariñosa ahora y mimosa, y con un malestar constante que no sabe localizar en ninguna parte de su cuerpo. 
Él se desespera y en muchas ocasiones, llorón que ha sido de toda la vida, suelta por sus lagrimales ríos de un dolor rabioso aprovechando cualquier chorrada de serie televisiva (ya no puede leer tanto como antes). Lo único que en 50 años de casados que cumplirán pronto, más los tiempos de la caza de él hacia ella, han conseguido, a base de trabajo, esfuerzo, no dejar pasar las oportunidades supusieran lo que fuere, una cabezonería de él por aceptar seguir, subir y hasta desplazar la familia a 2.000 kilómetros en un trabajo que jamás le ha gustado la entereza y, repito, ese feminismo inconsciente que practicaba, ya digo, entre lo detallado y más cosas que harían interminable este rollito, entre los dos han llegado a una muy razonable, no extraordinaria, estabilidad económica que les permite gozar del dicho que sabemos: "Las penas con pan son menos" (He de decirlo: Ni este punto le saca un pelo de optimismo a nuestro protagonista). 
  


Conclusión:

Si alguien me puede convencer del PORQUÉ y del PARA QUÉ de la cochina vida, le pago unas cañas. Sólo eso, ¿eh?; al salir del Bar puede que caiga por culpa de esos mareitos que me dan y... No, ¡Que no, que no me convence...!



DESVENCIJADO
Luis Ranírez de Arellano.
(Acabado en los primeros días de Mayo del 2019)