Fotografía de Diciembre de 2010
"Maraña"
(Creo que ya plasmada en alguna entrada anterior. Pero retrata muy bien mis adentros y el tema del que pretendo "largar" hoy que, aunque claramente diferenciados los conceptos, hay ocasiones en las que la línea de separación es demasiado delgada)
POSITIVISMO - ESCEPTICISMO
Debo advertir (aunque sobraría la advertencia porque cuando uno escribe o habla se supone que, si es persona de buen tino, sólo lo hace por él, exponiendo su pensamiento sin ánimo de proselitismo alguno), así pues, y con la tonta advertencia quede muy claro que tan sólo expongo mis ideas, malas o buenas, equivocadas o acertadas.
Ya está bien de vainas, che, allá voy.
Hay que comenzar por decir que el lector amable habrá observado que he iniciado esta plática escrita sustituyendo, de forma muy consciente, lo de "optimista" por lo de "positivo". (Sí, hay una leve diferencia, al menos para mí: El "optimismo" alegre y sin fisuras, qué le voy a hacer: me cae un poco al margen de la realidad, me suena como desprendido de un ser algo acorchado... ¡o memo, qué cojones!). Añadiría, y añado, que es un ser que se siente fuera y vacunado de y para todas esas gilipolleces que al vulgo inmenso les ocurren, ¡que horteras, por Dios, dicen! Es una frontera -si quieren-, muy fina, pero muy definida)
El tonto optimismo piensa que todo se va a solucionar en nada, en un abrir y cerrar de ojos. Pues muy bien, ese pensamiento es su problema, no el mío. (cada año que pasa, pienso más en que son -los optimistas- humanos como algo vacíos y, sobre todo, sin razón que los haga razonar o pensar, como se quiera. En definitiva, tienen muy escasa "profundidad" y "poca plenitud gris" para ver y pensar en donde están y qué los rodea).
No creamos que el "positivo" se distancia mucho, aunque su actitud, a la postre, me caiga mejor:
En primer lugar, piensa este gentío "positivista" que todo tiene solución -menos la muerte, dicen. ¡No te jode!-. Lo primero que te dicen, con una sonrisa de pelotazo de boñiga en la cara e inteligencia es la "perogrullada" de que: ..."Oye, tú tranquilo, dentro de cien años, 'todos calvos'..." . En fin, gente amable, convendréis conmigo en que mayor imbecilidad no se puede decir, al menos como argumento, aunque se admita como broma.
Es el "positivo", aquel ser que ante la adversidad permanente de la puta vida, le planta cara (no sé ya si debía llamarlo "valiente"), y su objetivo final siempre se fija en la victoria. Hay que admirar -y envidiar- su arrojo.
Para mí, es muy difícil esta postura, máxime cuando los trompazos te caen tan seguidos que apenas te dan tiempo a recuperar el aliento y las fuerzas. Pero sí, conozco a gente con este encono y, repito, valentía y que, además, ante todos, apenas se les escapa su sufrir. Quizás te lo cuenten, pero casi nunca sin media sonrisa en su gesto y con una conformidad que no denota rendimiento sino que asimila al "enemigo" con el que guerrean y, aumentando su sonrisa, terminan con aquello de: ... esto es lo que hay, qué le voy a hacer... Mañana vamos a este o aquel galeno, ya veremos... "¿te tomas otro?"...".
El ser "escéptico" tampoco llega al pesimismo. No sé si lo expresaré bien. El escéptico es aquel ser que no se molesta en luchar. Asume que esta vida -según él- no está bien hecha, aunque también sabe que la negra bruma que de vez en cuando lo envuelve y ahoga, pasará y todo el ambiente despejará, la luz de un sol radiante lo iluminará y le sobrevendrá un tranquilo tiempo que, por otro lado, se autopronostica que no será muy largo. Toma este tiempo de tranquilidad como un "descanso en la pelea" para reponerse y, si puede, adquirir nuevas, novedosas y más enérgicas fuerzas, porque nadie lo quitará de su convencimiento de lo que dan en llamar "un espacio de tiempo tranquilo", como si no estuviera en este vida que tenemos y, menos aún, en el cochino mundo que habitamos; su mayor convencimiento radica en la teoría, digamos algo chula, de que sabe muy bien la cochinada del vivir y espera, "escéptico" como es, el próximo mazazo que le caerá y que espera soportar, como siempre, estoico y con la mayor tranquilidad que pueda. Se siente vencido ante la grandiosa mierda que es esto; a lo único que aspira es a que el golpe venidero sea "cortito" y no muy fuerte; está acostumbrado a "sobrevivir".
En ocasiones hasta se burla interiormente del ser "positivista" que, superado un mal tiempo queda convencido de la bonanza venidera, que él la vislumbra tranquila y hasta -¡ay, Dios!- "feliz y hasta su muerte", que incluso se la pronostica dulce, con paz y en un corto paso de aquí a donde sea.
Antes del epílogo que ha movido todo este rollo de entrada, he de confesar que yo soy "escéptico" casi desde la niñez. (No nací así, pero los acontecimientos varios que marcaron mi actual sentir, no vienen a cuento ahora).
===================
Esta entrada de hoy, la motiva el hecho desgraciado de que en muy breve espacio de tiempo se han echado encima de gentes cercanas, unas más que otras, una serie de contratiempos y problemas de salud y de todo tipo de los que yo, desde hace mucho, no consigo evitar su contagio (como los versos de una canción, cuyo autor -lo siento, y no tengo ganas ahora mismo de consultar fuente alguna, no sé o no recuerdo quien fue o es, que canta ANA BELEN, "...que la vida no me sea indiferente..."- ) No he tenido que esforzarme mucho, a mí este sentir se me coló adentro sin llamar siquiera.
Entre las afecciones que maltratan a esos seres cercanos a mí -desde algunos familiares hasta amigos de diversos estadios en mi alma- hay de todo. Para mí, no sé, dudo... pero creo que lo peor de todo son los feos, guarros y cochinos ataques a lo físico, a la salud, pero también entran problemas anímicos que terminan tocándote lo físico; enigmas de comportamientos que jamás puedes ni interpretar ni aclarar; roces que te hacen la vida o el posible bienestar detestable con gentes que no aguantas; vidas unidas que hace mucho debían de andar cada una por su lado... en definitiva, miles de sufrimientos que, como lapas, se adhieren a los adentros de según quién -a los míos sí- y, qué le voy a hacer, no me permiten ni el intento de ser positivista, ¡muchísimo menos optimista!, y caminar por la vida con el alma sonriente en los labios.
Gente amable, nos han engañado desde el principio: Esto no es "un valle de lágrimas". Es un valle de sufrimiento y mal pasar que muy a menudo nos hace llorar, pero conste que uno no venía dispuesto a llorar -¡no te fastidia!- así, de entrada, nada más comenzar tu papel en el "Gran Teatro del Mundo" (obra teatral de nuestro gran Calderón) .
DESVENCIJADO.
Luis Ramírez de Arellano
4 de Junio de 2013
(P.D.: Por cierto, mi ojo izquierdo no da muestra alguna de volver a la normalidad. Llevo seis inyecciones y están ya preparadas dos más -llevo algún ente cabrón dentro de mi cuerpo-)