domingo, 30 de diciembre de 2012

LA VIDA PASA, PERO... ¡ARAÑANDO!



Fotografía de Abril de 2012

Tronco de un rosal; bello, hermoso y atractivo, pero con esas sus malditas espinas que te van marcando la piel de por vida (muchas veces llegan hasta tus adentros), tal como las mujeres, como la propia vida, ambas bellas, pero muy, pero que muy "heridoras".


MI MANÍA DE MIRAR, OBSERVAR Y PENSAR Y MEDITAR EN EXCESO.


Había terminado, acodado en la barra del AROMAS, mi tostada con aceite, mi descafeinado con leche y estaba pidiendo el postre más adecuado para tan sano desayuno/almuerzo: el primer chupito de orujo, cuando la persona habitual entró por la puerta con gesto y gafas más negras aún que su atuendo entero, se acercó a mí, muy cerca (sentí como un raro contagio de su aura): "¿sabes?, ya ha muerto. El pasado 22, ésa fue mi lotería". No supe reaccionar en si abrazarle o soltarle el formulismo que nunca digo en estos casos , eso de "te acompaño..." ¡Qué y cómo va a acompañar uno a nadie que en esos momentos está hundido!.

Datamos mis pensares, aconteceres, contactos y vivencias en el bar AROMAS en el 26 de Diciembre recién pasado.

Aparte de que la noticia, de boca de la persona sufriente y casi llorosa, me "dio", como se dice, mi desayuno, desató la mayoría de mis sentires amargos... ¡Qué le voy a hacer!

Se trata de dos seres muchos años unidos. Desayunaban e incluso comían un simple bocadillo muy a menudo en el bar AROMAS. Puede que más de 40 años juntos y, en menos de un mes, de pronto, como un susto que acaba en certera putada, un miembro del par se va y deja al otro como en un secarral, solo y solitario, herido por los fríos nocturnos de las mesetas y ardiendo con un rabioso fuego por los soles de cada día, sin malditas ramas bajo las que defenderse tanto del hielo de la noche como del hervor del día...

Sigue viniendo por el bar. Se le nota más delgadez. Persona vieja, de costumbres antiguas, de luto riguroso, gafas no oscuras sino negras... "¿Cómo va?", me atrevo a decirle algún día, hoy, esta misma mañana... "Mal, muy mal" (Sus gafas son muy negras, pero yo veo acuosos sus ojos y temblar su rictus). Pide su consumición normal de desayuno y se va a una mesilla...

Cabe el admitir que bueno, que estaba en la edad en que se puede ya morir uno el día menos pensado, pero ¿No es bastante el golpe de dejar el par convertido en una unidad que, sin remedio, languidecerá de mala manera?
No, los arañazos sangrantes como de uñas de mujer en pleno duelo de amor, tenía que producirlos La Parca (femenino, claro) en fecha que rociara con alcohol puro las heridas, cuando todos se preparan para, a la fuerza o con gusto, cantar alegres tonadillas de villancicos. Tal vez la mala leche de fémina, La Parca negra, ha querido darle el mensaje: "je, ¡nunca, en lo que te quede hasta que yo vuelva, podrás olvidar estas fechas!"

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Tan rápido como irremediable en mí, hasta otras dos parejas, también habituales, del AROMAS (y muy buena gente) se instalaron en mi mente. Ambas habían recibido  el primer zarpazo de esas uñas afiladas, lo sintieron unas dos semanas antes, ya cuando altavoces callejeros vomitaban esa supuesta o verdadera alegría (allá cada uno) de las Navidades con voces infantiles, preferentemente.

Aunque éstos han sido, al menos, avisados para que pudieran preparar, todavía andando por las calles agarrados de la mano, sus defensas con las que están ejerciendo la lucha de lo que llaman "el gato panza arriba".

No está ninguno de estos pares, en absoluto, en edad de convertirse en unidad. Aunque, aquí, la solución se deberá ver a medio o largo plazo, será raro a corto (y yo deseo que no sea a muy corto, malo sería)

Si mis fuerzas -y las de otros del local, conocedores conmigo de estas cosas- sirvieran, ay, si sirvieran, Parca de mierda, tardarías mucho en volver a rondar por este armonioso local.

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De pronto, y como para aliviar mis pensamientos, entra en AROMAS lo que sí, eso sí, debería ser lo constante de la vida:

-Una joven pareja en la que uno de ellos porta siempre la risa, la alegría, la frase ingeniosa, y que no para, es como una revolución. (Ello a pesar de que esta jodida crisis, también los ha alcanzado). La otra parte le sigue.
En esta ocasión traen a uno de sus hijos, un chaval de, quizás 4 ó  5 años, con un gesto simpatiquísimo en el rostro, de mirar espabilado, el pelo en una guerra incruenta de rizos de un castaño casi rubio. En una sola ocasión lo había visto en el local, con sus padres, y ya hacía tiempo. Me di la vuelta en el taburete:

-- ¡Ye, Alejandro -así se llama-! ¿Te acuerdas de mí?.
 El crío me mira sonriendo, ojos muy abiertos y diciéndome que sí con la cabeza.
-- ¡Qué grande eres, flamenco!
  Adelanto mi mano, abierta la palma hacia él; con la sonrisa más abierta, se acerca y con su pequeña mano palmea la mía. Enseguida vuelve a su padre a decirle cualquier cosa.

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Al poco, o casi enseguida, irrumpe en el local MARIO, metido en su "tanqueta" que guían ambos padres (Por si no se recuerda, gracias a su madre, este chiquitajo de, más o menos un año de edad o por ahí, aquellos que me hayan seguido algo sabrán de el porqué lo llamo "el hijo de AROMAS").
El nano MARIO ha conseguido borrar de todos los habituales cualquier antipatía hacia él que gracias a su "mamá" había cosechado en su gestación.
Ha resultado, al día de hoy, un chiquillo encantador. Rubio de pelo muy fino, con su muy personal personalidad (y no pido perdón por la redundancia: está escrita adrede). Tiene una simpatía digna de analizar: Hay que ganárselo -me explico-. Siempre que entraba y yo andaba -mejor, estaba sentado en la barra- le hacía las monerías típicas... ¡Cago en él! Algo había en mí que no conseguía conquistarlo y arrancarle una sonrisa de diente y medio -según su mamá-. Hace poco, teniéndolo su padre -perfectamente afeitado, por cierto- en brazos, estaba cerca de mí; me mira la criatura con su estilo de "investigador". Sonriente yo, le hago un gesto invitándolo a venir a mis brazos. El rubio MARIO extiende los suyos y los lanza hacia mí (vuelvo a sentir ese tipo de ternura tan añeja ya); entonces descubro que MARIO, aun en mis brazos, no deja de analizar mi jeta muy intensamente; en un momento dado extiende uno de sus brazos y su índice regordete señala y quiere, sólo quiere, tocar mi bigote y mi barba... ¡Ya está claro! Mario está acostumbrado a la cara de su padre, y a la de muchos, de afeitado diario.
Hoy, cuando entra, ya mueve la mano -yo creo que displicente- a modo de saludo; y cuando se va, su movimiento de manos ya se asemeja más a un "adiós".

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El mismo día 25 de Diciembre recién pasado, a las 9,00 horas de la mañana, fue ingresado en el Hospital un familiar cercano y querido: Un toque en el corazón. Ya, hoy, está en casa, con aviso de visitas periódicas al hospital para en unos dos meses someterse a una operación de corazón (le dan algo de cagaleras a uno).
Sí, este familiar tiene esa edad que dicen del "YA" ¡PUES NO, COÑO! Mas sano y fuerte no puede estar y, a lo que vamos: ¡¿Era necesario, en concreto, el mismo día de Navidad para el susto?! (En lo que le quede, seguro, la Navidad del puto 2012, no la olvidará).

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EPILOGANDO

En definitiva, si acaso quiero convencer a alguno de algo,  esto es que los días que la Navidad ocupa en los calendarios, no son, ni más ni menos que como cualquiera de los otros 300 -o por ahí- anteriores: Risas, sonrisas... y mucha miseria y "arañazos". ¡Ah, si pudiéramos elegir!.

Si de las pocas amables gentes que me siguen, han leído esta cosa de arriba, habrán deducido varias cosas de mis formas de pensar o razonar. A saber:

-- La muerte es el colmo de la gran incongruencia que es la VIDA.

-- Cuando uno nace -o lo "nacen"- ya sabe que ese tramo que llaman vida no tiene más final que diñarla, ineludiblemente.

-- Sabido esto, lógico, muy lógico es admitir que el nacido proteste por todas las putas enfermedades y daños que tiene que soportar en la vida. O, como mínimo, que sepa -para prepararse, o aprovecharse, en ese tiempo- qué le queda para su caducidad.

-- ¿No son los días de  LAS NAVIDADES como otros cualesquiera? ¿No hay sufrires y alegrías como todos los días del año?

-- ¿Quién ha sido el asno que ha señalado, como dogma, que el GRANDE JESÚS DE NAZARET, hombre como no volverá a nacer ninguno, nació, y hay que celebrarlo en un 25 de cualquier Diciembre?

Más cosas sí tengo, pero ya me he ganado bastantes antipatías.

AMABLE GENTE, SOPORTAD O PASAD COMO PODÁIS ESTAS FIESTAS TAN COCHINAMENTE PESADAS Y CONTAMINADAS DE PURO CAPITAL. (Nadie se ha movido en el Mundo por la tan violenta y despreciable violación por ocho bestias masculinos de la inocente niña de la India, y su muerte posterior. -Sólo es un ejemplo de mierda-).

DESVENCIJADO
Luis Ramírez de Arellano
30 Diciembre de 2012
















viernes, 14 de diciembre de 2012

Sufrimientos en EL AROMAS


Fotografía de Junio de 2012

(Los "Ocasos"  anuncian siniestros, pero al tiempo son bellos,  (¡¿es que puede ser hermoso el acabar sufriendo? Yo sostengo que no. Allá cada cuál) Sobre el "cuerpo místico" de  EL AROMAS, es decir, tal como dije, o escribí, unas páginas atrás, sobre las cabezas y sentimientos de sus más habituales, entre los que me incluyo, está cayendo sin cesar el sufrimiento de la enfermedad, maldita sea).


Fotografía de Octubre de 2009.

(Y es que, aunque muchos quieran ver el mundo grandioso -y la vida que por él pulula-, nada de nada. Estamos encerrados en un mundo chiquitajo y asquerosillo, a reventar de malolientes bestias humanas, y con la única retención, para escapar, de unos vetustos tablones, o tabloncillos, de vieja madera... ¡Ni eso podemos derribar y liberarnos!)


(Con sólo lo expuesto, ya me he agotado. Mañana, si puedo, más. Además, mi cabeza está a reventar de un único pensamiento: ¡La nueva inyección que me clavan mañana en el ojo!
Como anécdota, en la última pasada -hará casi mes y medio- la doctorcita que la estaba clavando, me reñía: "¡No se ponga tenso: no haga fuerza con el ojo!": Primera, ¿cómo cojones se hace fuerza con el ojo? Segunda: Si a ella la estuviera sodomizando un elefante, ¿se pondría tensa? (Ojo, esto último nunca se sabe).
Vale, amable gente, mañana más.



EL "CUERPO MÍSTICO" DE "EL AROMAS" (nosotros, los habituales que más cercanos nos sentimos unos de otros), NO ES QUE SIGA SUFRIENDO, ES QUE NOS  HA CAÍDO UNA PLAGA DE DOLOR Y DE ENFERMEDADES, PROPIAS O QUE NOS CERCAN MUY DIRECTAMENTE .



Como es habitual en mí, no pienso que sea nada justa esta epidemia que ha invadido EL AROMAS.

La enfermedad, grave o puñetera por su tiempo de curación, nos ha tocado cochinamente.

Varios miembros de eso que yo llamo "cuerpo místico" andamos tocados, bien en nuestro propio cuerpo, bien en el aura que  despiden con mucha cercanía seres muy queridos.

Hace unas pocas semanas, leí en prensa dos artículos casi seguidos (no recuerdo quiénes los firmaban), que con dos o tres párrafos de cada uno de los entrevistados, me impactaron:

1 - Contestaba el entrevistado: "MI ESTADO NATURAL ES LA AMARGURA, ¡Y QUÉ!" Me identifiqué inmediatamente con esta afirmación. ¿Por qué mis amigos, mis cercanos, se empeñan en que ría y sea optimista a toda hora...? He proclamado a los cuatro vientos miles de veces la mierda de mundo y vida que me "veo obligado" a vivir (sí, no tengo cojones para el suicidio). ¿Tengo que reír estando hecho un asco por mis adentros? ¡¡Váyanse a la mierda: yo soy seco, amargado y muy, pero que muy escéptico!! ¿Por qué narices tengo que disimular? ¡¡SOY COMO SOY, Y EL QUE QUIERA QUE SE ACERQUE Y EL QUE NO, VÁYASE A TOMAR POR COFA!!
(Y conste que en una foto de mi vida y entorno encimista, reconozco que, si consigo estar frío, no me dañan motivos para tal amargura, no. Pero, por desgracia, ocurre que la llevo dentro de mí y no más tenga un pequeño arañazo de afuera, salta, revienta y vuelven mis peleas pseudofilosóficas/caseras contra esta mierda de vida).

2 - El otro artículo que leí -que tampoco sé quién lo firmada -un filósofo para mí desconocido-, nos conminaba a admitir la vida tal cual es. Y se explicaba, el gilipollas, tal como en uno de esos miserables libros de autoayuda: "Debemos de ser muy conscientes -me dicta mi mala memoria- de que entrando en edades de 40/50 años, el cuerpo humano empieza a protestar con achaques y enfermedades "lapa", es decir, de las que  se pegan a uno hasta que la diñas; y es muy importante -seguía el tipo- el que aprendamos a vivir con ello y, además, de la mejor forma posible... Por estos derroteros iba el articulito del tal "hombre sabio"...

Pues -utilizando fraseo de nuestra porcatera de Parlamento-, "mirusté, NO". Esto no es así. Me encantaría ver al DIOS creacionista, o a quien sea, visitando el limbo donde esperan los neonatos para ser llamados, pero ¡OJO!, informando y explicando muy, pero que muy bien, a los "escogidos" adonde van, cómo es ese lugar... ¡qué mierda de cojones es la vida! Habría rebelión, seguro. Creo que nadie se apuntaría a dejarse caer por aquí y abandonar un lugar caliente, amoroso, lleno de risas y juegos de puro y blanco algodón, no... ¡Seguro, con opción de elegir, no venía ni uno! Incluso entre el grupo de los folloneros o rebeldes, alguno saltaría, diciéndole a DIOS : "Oye, majo, y ¿por qué no bajas tú y pones primero un poco de orden en "eso" que hiciste allá abajo y que, perdona, macho, pero te quedó fatal?"

Lo siento, gente amable, pero no consigo hacer entradas sintetizadas, cortas. 

Es lo principal del tema de hoy el que, de pronto -como suele hacerlo, la muy mamona- la vida con su gran carga del saco de enfermedades, ha entrado y ha afectado de mala o regular manera -ninguna suave- a varios de los habituales, a los que yo ya he llegado a apreciar.
(Supongo que veréis lógico el que no cite a nadie).
Me cuentan, los veo, comparto sus cortos ratos de ocio agradable y, a un mirón descarado como yo, me sirve para eso, mirar, asimilar y sobre todo, intentar comprender, cada vez mejor al ser humano, ¿Cómo, según el tema que trato? La persona no puede ocultarse de forma permanente tras una máscara. Es inevitable que, en cualquier momento, dejen al aire su rostro, su gesto a los vientos. Y a mí -si es preciso, lo siento- me subyuga ver, descubrir ese gesto disimulado, ese comportamiento no habitual, de los actuales sufrientes que, aunque te regalen una broma, te cuenten un chiste... no, se les transparenta su muy particular forma y manera de llevar en las espaldas la mochila con el terrible peso del sufrir que la vida recochina, aun sintiéndose inocentes, los ha cargado.
Con esta mi actitud descarada consigo sentir más su cercanía a mí, conocerlos más y, por encima de todo, aprender de la discrección y el apoyo, más entendido que expresado claro y alto, qué les va a ellos o el que yo entiendo que necesitan.
El que me leáis o no, importa una higa en estos momentos de presión para vosotros. Pero, por si acaso, os hago saber -repito- que tenéis todo el apoyo que yo pueda daros.

ANÉCDOTA PARA EL EPÍLOGO:

Me permito la presunción de incluirme en el grupo de los del "cuerpo místico sufriente de EL AROMAS".
Lo mío no llega a ser grave al lado de los demás contertulios afectados por la inmunda plaga de la enfermedad inoportuna y, muchas veces de importancia, que te fuerza el rictus serio en tu expresión.

Ya lo sabéis: Yo tengo el ojo izquierdo dañado con lo que llaman "Mácula degenerativa" (No me voy a perder en disertaciones médicas). Es el caso que ayer mismo por la tarde me pusieron la cuarta inyección "intravítreo" -creo que se llama así- en el ojo puñetero. Al que le dé aprensión, lo siento: clavan una aguja por la misma pupila, dilatada, y sueltan su carga de un líquido/medicamento obtenido a base de tratamiento químico o biológico -¡yo qué sé!- de algas. No llega a un minuto la mini-intervención y te produce un dolor  denso y como muy interno. (No, ni es largo, ni punzante ni largo). En pocos momentos estás fuera levantado, con el ojo de nuevo violado y dolorido y algo enrojecido.
Ayer, mis nervios más tranquilos, se me ocurrió hasta hablar, preguntar. Una mujer joven y dos hombres igual de edad -al menos bastante más jóvenes que yo- nos atendían, es decir tenían la tarde ocupada en ir pinchando uvas, perdón, ojos, uno tras otro.
Le dije al joven cirujano que yo tenía adjudicado (la sala de espera del Hospital, estaba llena de humanos esperando que les agujerearan por la pupila, por cierto lugar harto curioso para que le metan algo a quien sea en el cuerpo). Sí, le dije: "Oiga, ¿y esto; yo no sabía ni que existía esta enfermedad ocular, y ahora me encuentro con montón de gente con lo mismo?." Con toda calma y tranquilidad, y mientras me recomendaba que me calmara, al tiempo que me ponía colirios de anestesia en el ojo, el cachondo del joven doctor, ya jeringuilla en mano, me contestó: "Esto lo ha habido siempre; lo que no existía es la solución actual de estas inyecciones; al que le entraba, se quedaba ciego, y ya está". ¡Anda, pensé, mientras me banderilleaba la sufrida pupila, tócate los huevos! Al menos, aunque lo pase criminal estos ratos, parece que no me quedaré ni tuerto ni ciego! 
Y es que, como cantaba un cuplé antiguo: "¡Las ciencias adelantan que es una barbaridad!".

Hasta la otra, buena gente.

DESVENCIJADO
Luis Ramírez de Arellano
14 Diciembre de 2012