miércoles, 7 de septiembre de 2011

DE RURALIDADES

Fotografía de Mayo 2011.



DE RURALIDADES

(La ninfa bella del bar)



¿¡Y tú q’habías pedío!?
Yo, morena, un orujo malo,
de ése que tenéis.
Mira, al menos, ojazos, que
esté bien frío, y,
una vez lleno ese vaso enano,
míramelo con cariño
en tanto a mi mesa llega;
deja que caiga en el líquido
algo de ésa,
tu negra mirada, rescoldo negro/rojo de tizón;
deja, morena, que tu
ardor negro y disimulado,
desprenda dos gotas –una por ojo-
del ardor de tus ojos en mi orujo;
mira que voy para viejo
y el sol va cayendo con algo del frío de otoño
en esta Mancha tan ancha,
y hay pocos cobijos,
de olivos, almendros (casi ya para recolectar),
para mi viejo armazón,
para mi sentir viejo.
Sí, morena,
Un orujo malo de ése, t’he pedío

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Diría que apenas hace un año que este bellezón ha explotado.
Temblores entran al pensar en la duda: ¿Tendrá ya los veinte este reventón de belleza tan real?

Es la morena de mi pretendida copla, según mi entender pura belleza manchega sin en absoluto –y yo menos que nadie- desprecie variantes.
Es de estatura “adecuada” –la mía, claro: me hace feo y de incomodidad machista el que me pasen las hembras-.
El pelo abundante, prieto y espeso, de castaño retintado de negro, le nace como manantial salvaje de la frente, pero respetando a incluso adornando la anchura y limpieza de ese su frontal, amplio; ¡vaya mata de pelo! ¡Cómo sueña uno con perder sus manos en esa tan amorosa maraña!
Imposible resulta saltar sus cejas: dos gruesas, limpias líneas y de trazo que, todavía más, te guían la atención hacia sus ojos, negros como nubes de tormenta negra a reventar de granizo rojo.
Es su boca, dejémonos de finuras, de labios carnosos, sensuales y grande –sin las medidas de buzón-.
Suele reír y, como se va presintiendo, se enseñorea en esa boca una ristra de dientes pintados de blanco/juventud. Asusta pensar si un día de feliz tormento morderte quisiera.

Es algo difícil recorrer su cuerpo con palabras. Nos cae el final del ferragosto; ésta es tierra dura en clima y trabajos. Hablemos de ella a lo LORCA, sin el fino lirismo que silban los versos del malhadado poeta:
Te viene de frente con el orujo, risa callada pero abierta:
Algo le tiemblan dos astigordos pitones de novillo nervioso en su torso (¿No habrá sido libada, todavía, tan hermosa flor por rijoso abejorro?
Perfecta de presencia y trapío. Su capa será de un muy claro castaño.
A ese Dios con el que me amenazáis, culpad de la admiración que levantan los cuartos traseros del bellezón. No será de nácar esta potra , como la de LORCA, más no correría con ella peores caminos.
Mundo pecador, ¿quién te sopló la moda de este año para aquellas que lucirla puedan?
Suéter ajustadito, cortito –“que mi ombligo es también bonito”- pantalones muy cortitos –por no utilizar el anglicismo-, encajados los camales en sus ingles, dejando al aire el caminar de tal poderío de unos muslos que ni tiemblan, sólo como que te acechan, ¿te atemorizan?
Te deja el dichoso orujo, te da la espalda y trota jacarandosa de nuevo, yéndose.: Grupa más hermosa y perfecta y en su justa abundancia, jamás he visto. (Menos aún he gozado)
El trago rápido, como de agonizante, cuela ligero. Escuece en la garganta (yo creo que de pena o impotencia)

- ¡Morena! – medio grito. ¡Ponme otro! Y no mires tanto el licor. Éste no m`ha sabío a orujo, sino a pasión!
- ¿Q`has dicho?
- Ná, morena. Anda, ponme otro.


(Continuará...)


DESVENCIJADO

Luis Ramírez de Arellano.

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