martes, 7 de mayo de 2013

CUANDO UNO ESTÁ HARTO DE LLORAR

(A lápiz, y algo así como rápido o urgente)


CUANDO LLEGA EL HARTAZGO DE LLORAR Y LLORIQUEAR


Suele suceder así... Se cansa, se harta uno de tristeza tras tristeza y sin acordarse de esa poderosa herramienta de consuelo de la que estamos dotados: ¡la imaginación!

¿Y qué o quién habita ese espacio abstracto de la "imaginación", de esos sueños que prácticamente ¡vives!?  Siento ser machista... ¡pero qué mejor consuelo para un tipo hombre todavía anhelante de un AMOR vestido de desnudez (¡validísima la contradicción!) rotunda, de pura carnalidad y, como en los ruedos que tanto se denigran ahora, ¡citándote!, encimista o de largo, tanto da.

Estos remedios se concentran en ese grupo de "tremendos pecados" con los que la Iglesia Católica todavía acojona con el castigo de terribles infiernos (por cierto ¿no ha habido un Papa que ha dictaminado que el Infierno no existía y el siguiente va y dice que sí, que existe...? ¡¿Entre ellos mismos se aclaran...?! ¡¡Pues no vengan mareando continuamente el personal de buena voluntad que queda!! -que ya no son muchos, ojo-).

Y como cada quién es cada quién y nace con sus muy particulares genes, va y yo, lo tengo muy claro, nací, digamos, "bastante calentito"; o sea, muy pronto sentí la invasión, por todo mi cuerpo y mis enteros sentimientos, de lo que llaman los "sotaneros" LUJURIA (¡oh, nefando pecado... ¡pero con el que uno se lo pasa  de p.m.! ¡Y el que no quiera jugar que no juegue, allá él con esas retenciones de necesarios desahogos!)
Como mi solución requería urgencia, sin pensarlo ni media vez, me lancé virtualmente -como está de moda decirlo -a mí, conste, este tipo de virtualidades me dan como diarrea-, decía, me lancé de cabeza, como si  a una piscina fuera, al centro del hermoso lienzo de EL BOSCO titulado EL JARDIN DE LAS DELICIAS,  que según mis fuentes consultadas fue pintado por este tipo allá por 1503/1504 (es decir, los humanos, desde los principios no hemos sido tan tontos ni retrasados como alguna gente de enjundiosos estudios quieren hacernos creer...)

Escuchadme, gente amable, ¡qué hartazgo de mordiscos a hermosas nalgas! ¡Qué de cuevas de entrada boscosa me acogían con extremo cariño -las estrechas, para morirse, oye-!) Y cada uno de los dúos, tríos o conjuntos pecadores, a lo suyo, sin meterse con nadie o, a la vez, manoseando al más cercano cuerpo hambriento de placer y ansioso de cambios y olvidos. El ruido en ese enjambre de cuerpos jadeantes y quejidos de placer no era nada escandaloso, era como un zumbido maravilloso de abejas que se habían puesto de miel hasta el culo con estos juegos tan inocentes (¿o no es inocente atender a tu propio ser?).

Cuando no podía más, busqué la escalera (¡¡y todo ensoñación, me cago en todo!!) y comencé a ascender por ella. El placer sobrante -muy poco- me chorreaba. Según se mire, al principio o al final de la escalera por la que ascendía, me topé con una ninfa, totalmente desnuda y allí sentada, que desde su atrio me sonreía: Abrió sus muslos de terciopelo y primero con manos y luego con boca y lengua, indagué por aquel pliegue boscoso de embriagadores aromas (¡Sí, boscoso. ¿Qué le voy a hacer?: los coños rasurados me asemejan heridas de bisturí de quirófano sin suturar? ¡Es feo, xe -al menos para mí-) y, encima carece del misterio que dedos exploradores y bocas con lengua ansiosa desean descubrir.

Tuve que descansar, tumbado, un rato. Sólo hasta que comenzó a hormiguear por mi mente y mis deseos una buena mariscada seguida de un muy conseguido taco de solomillo a la piedra, con salsa de mostaza en un costado para servirse al gusto. ¡Cago en él, qué bueno y tierno estaba! -claro que siempre sin dejarlo asarse ni un poco de más-; ojo, gente, esto es muy difícil: a veces, por atender la gracia de un contertulio en la mesa, ¡plaf!, se te pasa de cocción.
De postre pedí un producto "de la casa": Una especie de tarta de manzana arropada con unas hojas de hojaldre de fabricación "de la casa". Cuando lo terminé no sabía qué me había gustado más, si el hojaldre, hecho con amor casero, o la pequeña capa de nata y manzana que la pasta cubría.
Lógicamente, luego vino el buen café y el orujo, bien frío, que no estaba mal... ¡Joder, esto era el vivir y no mis llantos, que en aquel momento no sabía ya dónde estaban, si en los infiernos de los "quejones" o en la puta mierda!.
Se me olvidaba: uno tiene sus manías, bebí un seco blanco de Rueda y después un tinto crianza -de reservas, nada- de Ribera del Duero. (¿A que me cuidé bien?).

Eché en falta una buena voluptuosa siesta, pero... ¡qué le voy a hacer, tal esfuerzo a mis años sería pasarme! ¿no?!

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Queridos amigos lectores, el resto de la jornada la pasé tirándome de cabeza al resto de los llamados por la Todopoderosa Iglesia Católica pecados capitales. ¡Escúcheme, amigo, me lo pasé como para no contarlo (que es lo que voy a hacer) Aquél que quiera que vea en mí un ser predestinado sin remedio a "sus" infiernos, pues muy bien, encantado; allí hay fanfarria y juerga permanente y, ¡creo! no te puedes topar con ningún ROUCO (Yo lo que hoy pienso es que toda esa gente no ha descubierto sus "cielos").

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¿Sabéis?, como de costumbre, va y me he cansado.

Ya os contaré más cosas pecaminosas que, mira tú qué contrariedad: con todo aquello con lo que el humano se puede consolar e intentar pasarlo lo mejor posible hasta que le llegue La Parca, pues va y el caprichito de la Iglesia es que no, que eso no vale... ¡Váyanse a tomar por el culo, oigan!

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 Vuelvo a repetir: cansado, estoy cansado. Ya seguiré contandoos gorrinadas de éstas, al fin y al cabo, son la sal de la vida que quieren prohibirnos...
En fin...


LUIS RAMÍREZ DE ARELLANO
7 Mayo 2013 (año puto para mí)

1 comentario:

  1. Dice: NO HAY COMENTARIOS. Pues, no me lo explico.
    Disientan ¡coño! disientan, porque el que calla otorga.
    ===El apunte me encanta. Haría un póster bien grande y.. no se…
    Y sabes? También me encanta el felpudo de la Cantudo.
    Sabe Vd. amigo Desvencijado: De puertas para adentro entre una pareja y consentido, sin comentarios.
    Una vez dije esto en una mesa muy variopinta, y me hablaron de perversión; Bueno, “paque”?
    Que si caramba, que si, que rasurados los justos.
    No confundamos la estética con… ¡ Madre mía ¡

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