sábado, 7 de mayo de 2011

HE VUELTO.

Fotografía de Mayo de 1999

El verde reventón del cereal, en el atardecer, con alegres brillos del sol sobre él, que empieza a despedirse, nos da una sensación de paz.


Dentro de un rato, irá oscureciendo rápido.


Tanto si hay gran luna, como si la negrura lo cubre todo, nos cubre, sólo sabremos decir, siempre con interrogante, ¿Hasta mañana?.


Hace pocos días que he vuelto de una estancia, relativamente larga, en mi "escape" -que ya no es tal-, Alatoz.


Primero que nada, me alteró, por ser sorpresa inesperada, entrar en casa, estar en mi calle de Valencia y, después de aparcar el coche, respirar un aire irritado, un ambiente ácido... Más tarde, u otro día, me explicaré. Hoy es tarde y dentro de nada comenzarán a dolerme los ijares (consúltelo quien quiera, sí, es sin "h"). Sí. Esto se confirmó en cuanto entré en mi cuchitril y escuché un raro zumbido procedente del ordenador y algo así como una baba con burbujas que salía, e inundaba, un pequeño trozo de mi mesa, de un líquido, como tímido, pero lleno de burbujitas reventonas... En fin, ya seguiré.


Hoy, en concreto, quiero haceros partícipes y algo de dientes largos -sólo, claro, a quien le guste mi gusto- de una comidita que me he mercado y cascado yo solito.


Es el caso que a eso de mitad mañana me he enterado de que me quedaba solito, y "como soy tan rarito", sin comida preparada. "Ni preocuparos, gente". A hora prudencial, aunque sabía que no encontraría mesa, me he largado a RAUSELL (ojo, amigos, un muy grande respeto para este bar/restaurante de, casi, toda la vida). Claro, no había mesa libre ni para uno. "Si quieres, en la barra". Pues la barra, que coño, si iba yo solo. Para la gente del buen yantar: Me he cascado, para empezar, tres ostras que me han llenado de aromas de mar el cuerpo serrano mío -tan jodidillo ultimamente-; para seguir, y por no dejar los aromas, tres enormes navajas, excelentemente "plancheadas" por uno de los mejores de plachistas (de bar, coño) de Valencia, el genial Jesús. Por seguir con el mar, me han puesto, para luego, tres gambas a la plancha de las que resucitan a un muerto (lo de los caldos que consiguen eso, no se lo crean, es mentira); y por último, les he pedido un trozo pequeño de algún pescado a la espalda; me han dicho que se llamaba "dentón", pero, me cago en su padre, qué bueno estaba. Todo, regado con un seco blanco valenciano, de cuyo nombre no me acuerdo, excelente (en lo que yo pueda saber de vinos). Postre: un triángulo de lo que ellos llaman "torta cristina" (hojaldre relleno de nata) y, claro, un cafelito y dos chupitos del buen orujo que en esta casa tienen.


Encima, casi al final, he entablado conversación con mi vecino de barra, al parecer un buen tipo y encantador. Con este bagaje he llegado a casa justo para entornar los ojos y no tener que oir, en el telediario, a ningún gilipollas político gritando sus buenos propositos y críticas de mierda... ¡Xe, genial!


A ver si mañana -o dentro de poco- puedo seguir con algo que me corroe por adentro.


DESVENCIJADO


Luis Ramírez de Arellano.






1 comentario:

  1. ¡VIENVENIDO DESVESVENCIJADO!

    se te echaba de menos.

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