jueves, 6 de septiembre de 2012

CORTO E INTENSO NOCTURNO.




Fotografía de Febrero de 1989

(Yo la titularía: "PLENITUD")


UN MUY INTENSO AMAR.


La quería como un bruto.

Se me estaba yendo.

Blandas tristezas e iras fuertes me iba trayendo.

Con un brazo la agarré,

y a mi cuerpo pegada la tuve.

Hacía fuerza ella,

por despegarse de mi afán,

y hacia abajo miraba.

Pero era más fuerte

lo que forzaba mi postura.

¡¿Adónde miras, casi le grité?!

Y seguí:

"Mira bien, yegua madura,

el fondo de mis ojos, 

hasta allá adonde veas revuelto fogoso,

¡eso es lo más hondo de mi cuerpo,

de mi alma!

¡Y abre la boca, estúpida!

Quizás sea la última, 

pero quiero lamer con mi lengua tu alma".

Su boca se abrió

y por ella mi amor entró.

Seguí con mis indomables fuerzas.

Al fin, ella ¡se abrió!

No sé hasta adonde llegué, 

o si la atravesé.

Todo lo que yo creía mi resto de amor

en su interior lo dejé.

Agotado y sudoroso,

al respirar, mi pecho llegaba al techo.

Ella, a mi lado,

descansaba como en un letargo.

(Bebí alguna perla del sudor de su cuerpo)

Fue sólo un rato después:

Se puso de costado hacia mí,

acarició mi cuerpo entero,

me besó en la comisura de mis resecos labios:

Susurró: TE QUIERO.

Había olvidado yo esta expresión,

con sonido de amor,

expelida por ella.

¿Había yo recuperado el amor,

en su expresión de jaco bruto?

Quizás. Tal vez.



(Dedicado a un "anónimo" que apareció
en mi pantalla con un poema en prosa,
cuya estrofa final me cautivó. Así rezaba:
"Follemos hasta que nos enamoremos")


DESVENCIJADO
Luis Ramírez de Arellano
6 Septiembre 2012.

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