lunes, 11 de enero de 2016

Caminando, viendo... (II)

CAMINANDO VIENDO, MIRANDO... (Continuación).


(Fotografía de Diciembre de 2009.
Sé que no ilustrará el contenido siguiente ni viene a cuento, pero es que esta flor, LA ROSA, con algo de masoquismo, lo reconozco, me encanta -como ahora se dice, "me chifla"- lo mismo que las mujeres. De ambas especies vivas (flor y hembra) sé de sus peligros: espinas, muchas, la mayoría de las veces venenosas... pero, ¡qué coño, tan dulce sería morir en lecho caliente, dulcemente envenenado por la espina de una hermosa rosa o por una vampírica mordida, en la yugular -o adonde ella quiera-, de una tremenda mujer desatada, sin brida alguna... En fin; siempre, en llegando aquí, me despierto, "cagontó").

(Comienzo este capítulo en un sábado, a sus 19,05 horas, del 9 de Enero de este incógnito nuevo 2016. Veremos cuando lo termino).

Nuestro amigo, el caminante y paseante y pensante, que lleva colgando del hombro su cámara NIKON, vuelve a cansar sus "artrósicos" o "artítricos" pies (no tiene ni puñetera idea de lo que es en concreto; lo que sí nota enfurecido es que molestan a sus paseos, sus caminatas, tan largas hace unos años atrás).

En tanto camina, se le suelta una hilacha del cerebro y le recuerda uno de tantos cotilleos del telediario de ayer noche: Los flamantes y "flamantas" nuevos o veteranos diputados van a recoger su acta como "¿propietarios de SU escaño?" Aparece en su rostro una clara mueca de mala leche. ¿SUS escaños? ¿No quedamos en que de eso, de ese sillón calienta culos pago yo algo, aunque sea un clavito del tapizado? ¿Es suyo o de todos los españoles? Y otra que lo enfurece todavía más. Piensa que la dichosa Acta de Diputado, por muy en papel bueno que esté impresa, llevará una foto del tipo o tipa y algo rebuscado que diga que es diputado por tal y cual y lo de más allá del Parlamento (Cámara Baja -lo de "baja" todavía, a su edad- no ha sabido su razón). Y se pregunta entre cabreado e inocente votante, ¿para llevar ese papelajo les tienen que dar una señora cartera de cuero del bueno? El caminante reflexiona en que toda su vida laboral ha transcurrido en empresas de CAPITAL PURO Y DURO y en esa puta etapa, jamás la empresa le ha facilitado una "carterón" tan elegante. Una carpetita aseadita, OJO, QUE SE COMPRABA UNO, para llevar los papelillos, agarra tu coche propio y anda allá, lejos o cerca... eso sí, luego pasas el kilometraje, ¿eh? ¡¡No te jode el "favor"!!

Sus pasos lo llevan a un rincón de la calle JURISTAS del tan repetido barrio de "gremios" que linda con la Catedral (la puerta barroca de frente, ¿sí?, pues a su izquierda). En esta callejuela de la Valencia antigua se mantienen edificios de aquella época, modernista o, no sé, anterior, en una de cuyas viviendas (segundo o tercer piso, no recuerdo, con esas balconadas de cristales y maderas tan encantadoras), vivió su juventud uno de los pocos amigos que tiene. Entre edificaciones supervivientes, derribos y derrumbados, aparece por detrás la cumbre de EL MICALET...



También van surgiendo rincones, que casi recuerdan mediados del XIX, incluso finales del XVIII, restallando en aquellos empedrados los cascos de los caballos tirando de carruaje o montados por embozado caballero, o lo que fuera. Y así, caminando, mirando y viendo, van apareciendo rincones deliciosos...
Uno de tantos rincones, cuidado y rehabilitadas sus fachadas con cariño del bueno. Y hay más...



(Se puede pedir mayor encanto en estos edificios -¿antiguos?-)

Pasea, anda, mira y ve nuestro ciudadano, pero, no puede evitar también el ir pensando; su cerebro, como el de cualquier humano, no sabe. no ha sido diseñado para la quietud, para eso que llaman "nirvana".

Y medita él, cáustico, reflexivo, nada radical: ¿A qué ha venido todo el follón con las cabalgatas de Reyes? (RECOMIENDO LEER un artículo de RUBÉN AMÓN -ya sé que no les va a muchos, pero a otros tantos, SÍ, nos va. Periodista, de prensa escrita (tiene cojones que ya me haya llegado el tiempo, a mi edad, de aclarar este punto -me refiero a lo de "escrita" obviando la "digital"-) al que sigo habitualmente, tanto en sus artículos como en alguna tertulia  en la que aparece en la televisión (no más le faltaba, para sus enemigos, ser asiduo de la Sexta). Para mí, es un excelente periodista, pensador, analizador y, sobre todo, ponderado (tenga el rabo que tenga -ya quedó claro, o muy claro por mi parte, que el "fascismo" o cualquier extremo radical, tanto puede cojear de la izquierda como la derecha, mal que le pase a algunos...). Bien, el artículo de marras se publicó en el EL PAÍS, el Domingo 10 Enero reciente pasado, con el título de "CABALGATAS Y BELENES; DE LA RELIGIÓN AL PATRIMONIO OCCIDENTAL". (El que quiera estar bien enterado, que se acerque a la exposición del tema que trata RUBÉN; el que no, es su problema).
Para mí, que hubiera querido decir todo lo que este periodista dice, y no he sabido, sí, la culpa, CARMENA, "Carmena, no te perdonaré nunca, etc. etc.". Y es que en España nos pasamos en todo. ¡Con lo bien que estaba esta buena mujer ejerciendo de abuela, magistrada emérita, ¿quién le manda meterse en estos berenjenales, que no conoce, a sus años, a los españoles y su idiosincrasia... ¡xe, sigue haciendo magdalenas y no inventes nada seudo-progresista porque se van a meter contigo, te van a poner a parir (¡a tus años!), cuida de tus nietos, si tienes y quieres y deja la política para los que ya están acartonados (a tu amigo PABLO MANUEL, por inexperto, por muchos estudios que tenga, haga lo que haga, le tienen ganas, lo van a hacer mierda en cuanto puedan...) Pero tú, venerable CARMENA, ¿para qué te metes en estas cosas? ¡Te van a amargar el último tercio de tu vida! Y, ojo, creo que España SÍ que merece tu esfuerzo, pero los españoles, NO.

A nuestro paseante, la verdad, lo está fastidiando tanto pensar... En ocasiones, hasta lo priva de observar adecuadamente a cualquier hermosa hembra, jovenaza o en madurez, que le viene por el frente... caray, y esto, para él, es importante, más, mucho, bastante más que todo el politiqueo que inunda y desborda de mierda todos los llamados medios... ¡Asco! ¡Xe, "collons", qué mujer, qué hembra bizarra - cago en mi vista, que aún no veo si es lozana -comprometedora- o ya formada -temible-. Veremos cuando esté más cerca, chulapa sí que parece, ea.

En uno de los callejones con su encanto, como una parte de tal encanto y entre la estrechez de la vía y escasa circulación, casi en medio de la calle se tropieza con dos hombres charlando. Están ante una planta baja que a todas luces es una tienda de antigüedades. Le llama la atención. Lo atrae. Se acerca a la pareja de conversadores: Disculpen, ¿uno de ustedes es el propietario de la tienda? YO, responde un hombre fornido de amable aspecto. ¿Me permitiría fotografiar el escaparate? Campechano él, sí, hombre, lo que usted quiera. Aprieta el disparador y, luego, se asoma, desde la puerta al interior y mira, curioso. Está la tienda abigarrada, a reventar de años en todas las piezas que acumula. Piensa: "Así, en blanco y negro, quizás, sea una foto bonita". Pregunta: Perdone de nuevo, ¿puedo en el interior? Según y cómo, le responde el campechano. El caminante no sabe más que poner cara de lelo. Le aclara el propietario: Hombre, una foto en general, sí. Sigue la interrogación palurda en el rostro de nuestro paseante. El propietario campechano, sin duda, más habituado a ver caras y gestos de compradores, parece entender que este tipo de la cámara es un inocentón paseante aficionado a eso, a dar paseos y, encima, a hacer fotos; le explica con toda franqueza: Mire usted, es que ya me ha ocurrido dos veces: Me viene gente así, con una máquina de fotografiar, se me mete en la tienda, hace "SU" foto, me da las gracias y se larga; al pasar el tiempo, me doy cuenta de que una de mis ventas, de las buenas, ha sido hecha por Internet, ¿me va entendiendo? El sinvergüenza hace la foto y la ofrece en eso de las redes por equis dinero -bastante más de el que yo pido, claro-. En cuanto le sale un comprador, viene, la compra a MI precio y se la vende de inmediato al internauta. ¡No me joda! se sorprende el de los pies artítricos. Es la pura verdad, oiga, ¡Llevo DOS ya!. Nuestro paseante le da las gracias, deja un rato de mirar hacia lo altos, arrastra la vista por el suelo y va repitiendo por lo bajo: ¡joder, joder, joder... cómo andamos y hemos prosperado desde QUEVEDO y sus pícaros escritos, entre ellos, más que pícaro, el borde LÁZARO!.



Bien, gente amable, ni los ojos ni mi YO general aguantamos más. Los del Congreso, que aunque algunos sean de buena estatura van a la llamada "cámara baja" (¿?), esos cobran sus dietas y después de decirse más que dos perros ladrándose, se toman una copichuela juntos, por ahí, en el propio RITZ o algún local aledaño, yo no, yo soy de esos tipos normales a los que si el tontarras (me freno de adjetivos peores, conste) de RAJOY no lo remedia tendré que ir a votar de nuevo y, encima, soportar el estomagante asunto catalán (tal parece que los catalanes inteligentes -que siempre he creído que lo son, en general-, no hay ni uno en sus órganos parlamentarios o de gobierno, parecen una legión -pequeña por suerte- de gente alelada).
¿Se me permite un chiste malo y facilón? : ¡Por fin, dioses, no más MAS!.

Hasta el próximo capítulo.


DESVENCIJADO
Luis Ramírez de Arellano
11 Enero de 2016      





   


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