martes, 19 de enero de 2016

Caminando, viendo, mirando...(III)

CAMINANDO, VIENDO Y MIRANDO, PENSANDO (III)
(Continuación)


Desde la Plaza de la Reina, cuando ya el caminante aburguesado de la cámara, decide alargarse hasta la Plaza del Ayuntamiento para coger un taxi, observa, en plenitud de cercanía, lo que hace dos capítulos atrás captó desde la lejanía, el inicio de la Calle de San Vicente, con sus dos edificios emblemáticos guardando la entrada a la vía en su inicio. Uno, el de la izquierda, lo recuerda toda su vida como el Edificio de VDA. DE MIGUEL ROCA (electrodomésticos y todo tipo de mercancías que recuerda el saber de él y hasta el visitarlo desde que tuvo uso de razón, incluso todavía acompañado por sus padres u otros familiares adultos) Parece que el buen gusto y debido recato primó con este edificio, cuya emblemática fachada y visión nadie se atrevió a retocarla o reformarla incluso cuando fue ocupada por una entidad bancaria (de ésas del moderno "rescate" -sí, amigo Mariano, eso fue un rescate y ya puedes hacer los juegos de pamplinas malabares de palabras que quieras-). El otro edificio, el de la derecha, en puridad debe de decir que no tiene ni idea de si se lo conoce con algún nombre popular, o apodo, pero también que lo recuerda igualmente de toda su vida, con su Administración de Loterías en uno de sus bajos.

Unos momentos -la verdad, no sé si "momentos", pues tal me parece que hará hora y media o dos- ha callejeado por dentro del barrio y se ha encontrado con unas pequeñas plazas peatonales, la verdad muy hábilmente retocadas o rehabilitadas, recoletas, con mesas de terraza en cu centro con arboledas peladas del otoño-invierno, pero en las que se cuelan rayos de sol que lo invitan a gozar de ese remanso habitado por un suave bullicio de gentes jóvenes. Y ha tomado asiento a una de las mesas con, según él, buena perspectiva para que no se le escape nada, ni a sus sentimientos ni a su cámara:

  

Nada más se aposenta a una mesa, recuerda el último chasquarrillo que ha escuchado de boca y sonido de JAVI (este elemento, por fuerza, te hace reír y suavizar ese trasfondo triste con el que te has levantado, ¿por qué? Él empieza a reírse nada más te toca el brazo y comienza: ¿Sabes ése que dice...? Recuerda: antes de hablar, él ya se está mondando y doblando de la risa -simpática siempre-. Ayer, fue un mal día, todo era cuchicheos pésimos y malas noticias. Lo superó el caminante de la cámara con dos -¿o fueron tres?- chupitos de buen orujo- Entró Javier, con sus nervios sempiternos y prisas cotidianas. Narró a nuestro protagonista unos dos o tres chistes. A él, se le quedó éste, el que sigue:

"Hay que imaginar un paisaje salvaje, en el que anidan, viven y abundan muchas especies animales.
Se deciden a parlar, pero con la condición de que aquél que no sea gracioso, o no celebren todos su gracia será devorado por los demás.
Sale un conejo y cuenta un chiste.
Alguno se ríe.
La tortuga sigue seria. Destrozan al conejo y se lo comen.
Sale un oso y cuenta otro chiste. Nadie se ríe. A hacer puñetas el oso. Lo destrozan y se lo comen.
Aparece una cebra con sus rayas. Cuenta un chiste.
Se ríen apenas uno o dos. La machacan y se la zampan.
Es el momento en el que la tortuga pide silencio para proclamar: ¡Que el chiste del conejo era muy bueno!



(Pues que los nuevos vientos izquierdosos que ha traído el que apodan algunos "el ciclista de Manresa", el Alcalde JOAN RIBÓ,  han arrastrado el tradicional Belén Navideño, que se instalaba en la plaza del Ayuntamiento, hasta la puerta de la Plaza de la Reina de la Catedral, a los pies del MIGUELETE. Si todos los cambios se centran en estas tonterías y no se hacen auténticas "TONTERÍAS o BARBARIDADES, pues vale, bueno, o sea. Aunque uno piensa que en ocasiones se confunde lo contraclerical o antireligioso con lo que son, más que nada, TRADICIONES OCCIDENTALES, venga de donde proceda su origen. Lo expone de forma excelente, el periodista RUBÉN AMÓN en el artículo que cité aquí en, creo, el anterior capítulo)


Se sienta a una mesa en una de estas  plazas. Una joven pizpireta, como con nervios y espigada: ¿Qué va a tomar? Mal: Desde que ya hace tiempo lo tratan de Vd. todo el planeta joven, no lo lleva nada bien. Saborea la cerveza de barril que ha venido acompañada de dos platillos, uno con cacahuetes con cáscara y otro de aceitunas partidas, de las que más le gustan. Ha escogido una mesa esquinada desde la que domina toda la plaza y a todo bicho viviente que por allí se mueva. Le encanta mirar, observar, ver... Y eso sin que su cerebro pare ni un segundo con esto, lo otro y lo demás allá. Por ejemplo ahora se le ha hecho presente la idiota gracia de un tal JOAQUÍN REYES a quien alguien engañó de mala manera, haciéndole creer que sí, que tenía gracia, que era un humorista, y es que tiene una mala sombra enorme encima de él, en lo que dice, en sus disfraces de personajes de los que se pitorrea (muchos de estos personajes se lo merecen, pero ya puestos que ironice sobre ellos alguien con estilo y sobre todo gracia o auténtico sentido del humor, porque el tal elemento REYES es de lo malo lo peor del mundo o submundo del humorismo. Para nuestro paseante, a este Reyes, lo tiene metido un su muy particular apartado de "personas laxantes": aunque no hablen o digan lo mínimo, es verlas u oírlas y te entra un apretón de cuidado, que o corres o te cagas encima. Las hay en todos los estratos sociales. Lógico, empezando por los más visibles, los politiqueros y llegando hasta cualquier vecino del barrio que tenga ésta al fin y al cabo desgracia de ser "persona laxante". No excluyo el hecho de que mi persona pueda ser igual de laxante para otra u otras; es el mundo: un toma y daca). Aun con todo, lo que ya no alcanzan sus neuronas es a entender cómo desde hace un tiempo esta cosa de hombre con gracias de "patadas en los genitales", tiene una columna semanal en el diario EL PAÍS. De verdad, convencido estaba de las excelencias de este periódico; va y no, no alcanza mi sapiencia a entenderlo. Ea. 

Saliendo de cualquier callejón de estos, desemboca en la plaza una pareja joven. Van cogidos de la mano y tienen aspecto agradable. De vez en vez se miran, se dicen alguna frase cortita, aflora una sonrisa o risita y llegan hasta una mesa cercana a la de él.
No se sientan hombro con hombro como él hacia en aquellas ya tan lejanas lozanías. Tampoco se cogen ni se besan ni él la rodea con el brazo por el hombro. No, de todo eso nada. No es el momento ahora. Que hoy por hoy es otra cosa y en otros lugares y con otros vasos en las manos -ahora, sobre la mesa les han depositado dos coca-colas, que no te enteras, Contreras-. Se sientan uno frente al otro y "desenfundan" el móvil, la tableta o como sea que se llaman estos trastos ya de muchos nombres. Le dan a los deditos y se cuela cada uno por su lado en su pantallita. No se miran. No se dicen nada. Trago de cola y dedos a la pantalla, la mirada iluminada por el resplandor. Sólo oye, en un buen rato, una sola frase del chico: "¡Hostia, qué cabrón lo que dice éste!" Ella, con cara de fastidio disimulado le sonríe algo. Le dice, "¿Sí, quién? A ver. No, deja, luego te lo enseño...
Así, hasta que el caminante se levanta y ellos aún se quedan allí "enmovilizados o empantallados", en candorosa "comunicación" silenciosa con  la tecnología. A lo mejor se están diciendo cosas bonitas por mensajes de los aparatejos. A lo mejor, hasta se excitan. A lo mejor, en un momento dado, alguno le escribirá: "¿Nos vamos ya?".
Cada vez más, todas estas cosas le recuerdan su edad y cómo, lento pero sin descanso, se va sintiendo desplazado por todos los avances a los que ya no es que insistan en ellos, es que en algunos trámites cotidianos ya no puedes ni rechazarlos, hasta cualquier autoridad competente o fáctica te obliga a tragar con ello. Lo asumes o, por viejo cabezón, te puedes ir yendo a la mierda.
Rememora ficciones noveladas o vidas conocidas en las que la convivencia, cargada de años al igual que cada miembro de la pareja, se ha hecho vieja, los silencios viejos porque las palabras son viejas, las miradas agotadas de viejas, los efluvios de uno y otro viejos, todo viejo, todo silencio, ¿para que hablar de lo que sea que de tan conocido, es puramente viejo? ¡Pero es que éstos no son viejos, leche! Es decir... Bah.

Recientemente ha leído en el Semanal de EL PAÍS un artículo extenso sobre la corrupción en España, trabajo que firma un nombre extranjero que no recuerda y que ahora no tiene ganas de ir a buscar la revistita de marras. Ni mucho menos va a meterse a analizar su contenido. Como principal enseñanza, ha extraído del extenso estudio y comparativo con el resto de países, que andamos muy cerca de obtener medalla de primeros puestos... Y este recuerdo lo lleva a avivar ahora la idea que alguna vez ha soltado irónicamente sobre la cantidad de sinvergüenzas corruptos en chirona o encausados camino de ese habitación social llamada cárcel. Piensa que lo primero que interesa es que devuelvan lo robado o se los embargue hasta dejarlos en la puta calle. Porque si encima de saquearnos los bolsillos, de ellos les tenemos que pagar tres comidas al día, habitación, servicios de higiene que aunque sean comunes deben estar limpios, de lo contrario se quejan. Parece, acaba deduciendo, que somos el país que más "dignamente" roba y todavía más dignamente y "con mucha humanidad", faltaría más, enchirona al criminal. Hombre, es como aquello de "encima de cornudo, apaleado".

No, amigo, el "alojamiento" o te lo pagas tú o lo pagamos con todo lo que has robado. Porque resulta que es que los mejor tratados no son gente de delitos pequeños o "robaperas", éstos, con unos guantes blanquísimos saquean grandes empresas, bancos, cajas de ahorro o, si es preciso "disimulan" el dinerete destinado a los parados o, lo más grave, a alguna digna, ésta sí, ONG. La verdad, uno se acongoja y se acojona de, a un tiempo, puras rabia y vergüenza.

Ahora, ya paseando, suaviza algo su gesto tristón. Ay, casi una sonrisa. Recuerda el espectáculo del otro día en el llamado Congreso de los Diputados. El día en el que se aposentaron todos los nuevos, fue glorioso, Nuestro personaje disfrutó. Porque antes de las elecciones últimas, más o menos era el mismo mercado, circo, parvulario, insultos, descalificaciones, griterío... Pero ese día iban sin disfrazar. Ni corbatas ni chaquetas, ni un buen afeitado ni corte de pelo. Corbatas y chaquetas a tomar por culo, coletas, rastas (algún tipo de estos últimos quisiera que me dijera de qué manera y con qué producto se lavan esos rulos durísimos, porque, para mayor pitorreo, va y sí, ni huelen mal, ni llevan sucias esas cortinas de tirabuzones, no sé. Hasta una señora -o señorita, a mí qué me importa- daba de mamar a su bebé en su escaño entre el bullicio general. ¡Coño, esto sí que es de verdad la Cámara Baja! Él sólo pide que le den tiempo para acoplarse, acostumbrarse y empezar a ver QUÉ HACEN, QUÉ IDEAS Y PROYECTOS RIEGAN LAS RASTAS, ETC., ETC.
Eso sí, son españoles auténticos: Algunos no se han esperado ni a llegar a ser político, ya hacía "cositas feas" por ahí, con IRÁN, VENEZUELA, según se dice, se documenta y se habla y se expone, por ejemplo en el CANAL 13 de Televisión. ¡Así, claro que se puede, ¡coño si se puede!
Cree que la señora o señorita BESCANSA no habrá tenido necesidad ni siquiera de pecado venial. Nuestro hombre de la cámara recuerda que muchos años atrás, viviendo todavía su padre, todas las noches después del postre se tragaba su progenitor unas buenas dosis de LAXANTE BESCANSA (no es que disfrutara el hombre, es que lo necesitaba). Es decir, que su señor padre ha sido uno de tantos españoles -no sé si exportaban- que contribuyó a la fortuna de la que algo disfrutará todavía la del bebé heredada de su abuelo, que hizo sus dinerillos con los llamados Laboratorios Bescansa.

Vale por hoy, ¿no? (que se sepa que no lo he iniciado hoy. ¿Sería el pasado Viernes? No recuerdo.

Habérselo cascado entero leyéndolo, tiene su mérito. Gracias anticipadas por soportarme.

¿Hasta otra?

DESVENCIJADO
Luis Ramírez de Arellano
19 Enero 2016












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