viernes, 7 de noviembre de 2014

Cosas mías (por hacer dedos).


COSAS MÍAS

(Por hacer dedos, nada más)


(Fotografía de Octubre 2014)

Comenzaremos con una sonrisa:

                  El escenario es la última Cena.
                  Habla Jesús: En verdad os digo que hoy uno de vosotros me traicionará.
                  Murmuran entre los doce, intrigados y con miedo. Comienzan a preguntar:
 -¿Seré yo, Señor?
 -No, tú no.
-¿Seré acaso yo, Maestro)´.
-No, tú no.
-¿Y yo, Señor, decidme)
-¿Y quién narices eres tú?
-¿Yo, Señor? ¡Pues, NICOLAS!

Ya en serio con "mis cosas.

Al incluir hoy la fotografía de esas orquídeas, he recordado con caliente melancolía y con como un cariñoso rescoldo, a MI MADRE, la GRANDE TERESA. Me suele ocurrir, a veces, cuando veo flores en macetas, sean de las que sean, geranios, claveles y otras. Mi madre las cuidaba con mucho mimo.
Resulta que yo, aunque nacido en VILLENA (Alicante), desde los 4 años de edad hasta allá los 15, viví, gocé, lloré (todo lo que a un ser lo remueve esa etapa o paso de la frontera de la niñez hasta ir arañado por los primeros acosos de la adolescencia), de todo y más en los, como entonces se nombraban por la oficialidad Poblados Marítimos, y más concretamente en el "Canyamelar", entre el llamado "Grao" y el "Cabañal"; más allá, hacia Alboraya, se extendía la llamada "Malvarrosa". Ahora en la actualidad, todo eso, ya conocido como una barriada más de Valencia, ha dado lugar a que desde el puerto hasta más allá del término de Alboraya, las finas y doradas arenas que acaricia el muy nuestro mar Mediterráneo, se le diga, a toda esa costa, la Playa de la Malvarrosa.
Se me remueve el recuerdo grato porque en aquellos años tan lejanos, todavía el Grao entero, sus calles estaban pavimentadas con adoquines y por ellas se veían pocos coches, pero sin embargo sí las transitaban bastantes carros tirados por caballos, procedentes de la huerta valenciana, por entonces muy cercana, que rodeaba Valencia, con tramos casi junto al mar. Como es sabido, los caballos -algunos casi percherones- dejan sus boñigas sin alterar su ritmo para nada, o sea, defecan sin pararse, como algo connatural a ellos (no se veían bostas porque éstas son propias del ganado vacuno, que era muy raro que circulase por allí). También es sabido que uno de los mejores -si no el mejor-, abonos para las plantas de todo tipo son las boñigas casi redondas de estas bestias, quizá sea el mejor abono para pastos, huertas y, claro, macetas. En cuanto mi madre se enteraba, al igual que otras muchas mujeres, bajaban corriendo a la calle armadas con una pequeña pala y un cubo, y solamente con esos humildes aperos, recogía con esmero todas las posibles boñigas para alimentar la tierra de sus macetas.
(Sí, ya sé que la mierda humana es muy buen abono, y que la actual Valencia volvería a tener su fama perdida de vergel; no sería por falta de abono por toda la abyecta mierda que van dejando, como los caballos, sin parar toda la clase adinerada y política que, encima, claro, como no consiguen una taza carcelaria, la van dejando caer por nuestras calles y  ya amenaza con entrar por nuestras ventanas y balcones).

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Debo de tener aún algo de decimonónico. Me molestan muchas cosas que ahora pasan como inadvertidas, injertadas en casi todos los del género "homo sapiens".
Por ejemplo, no desayuno a gusto si entra algún parroquiano y pide y engulle lo que sea sin quitarse el sombrero o la gorra. Salvo de la reprimenda aquellos casos que son de obligado amparo de la cabeza, por vejez avanzada o enfermedad que requieren llevar cubierta la testa. Encima, hay muchos, cubiertos o no, que además del sombrero encasquetado entran con un maleducado silencio ¿qué menos que un "buenos días"?
La juventud de hoy, pongamos otro ejemplo, no conoce el amable término medio o carece aún de suficiente experiencia de vida. Es, como muestra, el caso de desplazarte en el metro. Aunque reine un silencio asombroso en los muchos estudiantes porque nada más subir, se han arrojado dentro de sus aparatejos -móviles que se han desarrollado hasta lo inimaginable- y quedan mudos con el rostro algo más iluminado por la pantallita de ese trasto.
Cogido de una barra vertical, me desplazaba hace unos días a no me acuerdo dónde. Cerca de mí, de pie al igual que yo, viajaba una bonita muchacha -no pasaría de los 20 dulces años-. Por no perder el entrenamiento que tengo, mi mirada iba calibrando la bondad de las caderas de la linda joven. En una parada, se levantan personas para apearse del tren y dejan unos pocos asientos libres cerca de mí. Soy incurable: Me sorprendió la voz de la joven, alcé la vista y le vi la cara, también bonita, con unos ojos castaños y una lacia y corta melena; todo ello, ella entera, me sacó de mi observatorio. "Me ha pillado", pensé con algo, poca incomodidad. Su hablar, ígualmente, iba a tono con la calidez que me había entretenido todo el viaje. Me dijo: "¿Quiere sentarse?, pase, ahí hay alguno libre". Cago en diez, me malogró una buena parte del resto del día, ¿Llevo los 70 tacos muy a la vista? "No, gracias", le contesté algo seco.

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Se conoce de sobra el chiste fúnebre tan de España, ése que narra cómo durante un entierro, yendo de capitán del cortejo el funcionario que porta la carretilla, con el féretro y su muerto dentro,  sobre  la plana superficie y chirrían las poco engrasadas ruedas del artilugio, sobre el muy apagado rumor de conversaciones y alguna bromita que otra de los que van detrás, amuermados, suena de pronto un pedo y todos coinciden en culpar de esa gorrinada al muerto, ¿eh, a que sí que se sabía?
Pues nuestros gobiernos de hace ya unos añitos, pero sobre todo los recientes, ante cualquier  incidente con fuertes desastres que incluyen malheridos y hasta muertos, se han tomado el negro dicho nacional como bandera y terminan y cierran el asunto, después de las comidas opiparas y viajes y reuniones de la consabida comisión formada para investigar el suceso, dictaminando que la culpa "es del muerto".
Revisad casos en hemerotecas. Que ahora mismo acudan a mi cabeza, son la tragedia del metro de Valencia, la de ave en La Coruña, no quiere decir que hayan muchos, pero muchos más. Por suerte, a lo mejor no ha habido muertes pero sí un grave daño de alguien que ha sacudido al pueblo entero, como el caso de "Teresa Romero" infectada por el ébola; pero hay bastantes más. La gestión de la oficialidad, no sé cómo, pero nunca se siente con culpa ni dimite nadie. Al menos con Teresa, se ha demostrado que la formación y dignidad de nuestra Sanidad es digna de alabanza, pero nunca se pongan medallas los que mangonean, mandan y dirigen al regimiento del pueblo entero.
Están acabando con nuestra Sanidad Pública y con nuestra Educación que nunca, tal como dice "Rosa Díez" de UPyD, deberían haberse cedido a las comunidades, tenían que seguir siempre centralizadas, Y soy de izquierdas, que conste, pero ¿por qué cada Comunidad hace y deshace en la Sanidad? ¿Por qué hemos tenido en pocos años tantas leyes de enseñanza? En mis años de bachiller recuerdo que yo me sabía los ríos de España entera y, sobre todo, la historia de España entera.
Sobre esto último, hace ya unos meses, en la mesa y charlando con dos de mis nietos mayores sobre este tema, les pregunté de pronto: "A ver, ¿por dónde pasa el Miño; quién fue Don Pelayo?" Ni repajolera idea tenían; claro, en Valencia, ¿para qué van a estudiar los ríos gallegos y la batalla de las mesnadas de Don Pelayo rechazando a los moros a pedradas en las encrespadas crestas de Cantabría? Y demás cosas desagradables que he detectado en el sistema educativo de la Comunidad Valenciana en la que me toca vivir. No, en Valencia...
No sigo,  me estoy calentando y además me escuecen los ojos y me duele la espalda. Va bien por hoy.

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DESVENCIJADO
Luis Ramírez de Arellano
7 Noviembre 2014







2 comentarios:

  1. ¡¡Que barbaridad!! No se que decirle, son tantas cosas y diferentes.
    Oiga: No pare, siga, siga.
    Desde mi último comentario, es que no había entrado y estoy media hora leyendo.
    Mire, acabo de encontrarme con esto que se que le va a gustar mas que cualquier chorrada mía, y además, es que lo ha tocado todo.

    "" Imagina que no existe el cielo (...) el infierno (...) ni tampoco la religión (...) Imagina a toda la gente viviendo la vida en paz""
    John Lennon.

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  2. Yo, si estoy pendiente de si M"i DESVENCIJADO" escribe algo, pues esté de acuerdo o no, lo leo con verdadero deleite, así que como, nuestro Paco, ledigo; No pare, siga, siga.

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