miércoles, 26 de noviembre de 2014

Vida y... qué


VIDA, Y ¿POR QUÉ?

(Viñeta de EL ROTO en EL PAÍS del 22-11-2014)

(Añado de mi cosecha el pie de foto: "Contra lo que se dice, ni siquiera LA MUERTE nos iguala a todos")


Me nacieron sin preguntarme siquiera,
y en la línea de salida
junto con muchos seres
me pusieron.
La carrera, por ser de fondo,
era larga y con obstáculos.
Sin saber ni entender
tan grande y fatigosa marcha,
ya desde el inicio
me sentí, nos sentimos extraños, 
no conseguíamos comprender
la razón de este obligado proceder.
Ya por la mitad, más o menos,
intentábamos asumir, saber,
rozándonos todos,
auxiliándonos unos a otros,
(menos los tramposos que,
con alardes gruesos de pícaros,
sorteando brincos, lagos y hoyos,
aunque fuera pisando a otros),
una gran interrogación
se dibujaba en nuestros rostros.

Recibiendo ánimos para
engañarnos, creo yo,
por delante nos soltaban, 
unos pocos tramos de agrado,
con casi ausencia de escollos,
recorridos más maleables,
de llano trazado,
hasta largos metros cuesta abajo,
con amables mesetas
rodeándonos, alfombradas de
de verde mecido en ondas
por el viento puro,
y sembrado 
de viruela de amapolas
de rojo de sangre, 
rojo de amores, rojo encalmado;
si más brillaba lo verde, 
más presumían las florecillas
encarnadas reventonas, amarillas.

Pesaroso avance teníamos,
ya mucho ser perdido
nadie sabía dónde y cuándo,
en el momento en que se declaró,
allá al frente, quizás, la meta,
entre brumas grises  con premuras
por alcanzar la negritud opaca.
Lo intuitivo, acertó.
Por algunos retazos
de negro claro pintado 
de gris aguado, con transparencias, 
lo supimos, sí,
se acercaba clara la llegada.
Magullados, sangrando todavía
heridas abiertas
entre las muchas cerradas
pero con secos zurzidos marcadas,
las remendadas físicas y las
del alma con pocas cerradas,
aún rechazando la negrura tenebrosa.
Voluntades de parar y volver,
de no seguir, se daban,
pero nos empujaba
el misterio del vacío de atrás.
Del camino recorrido

nada quedaba.
Volver no se podía.
El grupo, apiñado por el miedo,
tenía prohibidas,
la vuelta y el asumido
pararse allí,
ante la inmensa negritud,
al tiempo sabida e ignorada,
sentíamos el empeño misterioso
que, suave pero firme,
no consentía ni el quedarse
ni el pararse.
El atemorizante negro era inevitable.

Por fin asumido, se buscaba, 
cada quién, su calmante droga.
Algunos, más desvencijados que otros,
querían soñar con el descanso
transpasada la negrura, 
colosal en su densidad.
Otros, ponían la esperanza
en sus dedos que
abrirían alguna puerta estrecha,
ahora oculta
y luego descubierta,
para adentrarse en la 
luz  y sorber con avidez la paz. 
Ahí sanarían sus llagas.
Otros, ante tan abismal negrura,
ralentizaban sus pasos,
ya que mirando atrás
era preciso seguir adelante,
con impotente resignación,
casi a rastras seguían,
detrás estaba ya NADA,
delante la pesimista zozobra.

Si lo dejado ya era NADA, 
y lo por conseguir, NADA,
¡¿Qué trampa tan taimada?!
¡¿A qué absurdo camino a recorrer,
obligada su alma, lanzado se veía?!

Si el llamado karma me seduce,
nadie me busque en otro lugar
para repetir tan desquiciante
y malvada caminata.
NO.



DESVENCIJADO
Luis Ramírez de Arellano
26 Noviembre 2014 







2 comentarios:

  1. ¿Pero porqué tanta negrura, DESVENCIJADO? Tambien has ten ido muchas cosas bellas. Y no busquemos razones.La vida es así. Inc,linémonos hacia lo bueno y no nos hundamos solo en lo malo.Tambien encontraremos algo de PAZ. Es lo que le deseo con toda mi alma.

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  2. Amigo: Si existe un camino, si existe una razón,si existe un porque, si quieres saber..Todas las respuestas están en construcción.

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