¡Ojo! que viene la Navidad.

LA NAVIDAD VIENE, LA NAVIDAD SE VA

(TRAILARÁ, TRAILARÁ)

(Dibujo original mío de hace muchos años -años 70, posiblemente; ya casado y con algún enano dando de todo por casa, hasta, a veces, ternura y alegría)

En aquellos años, todavía andaba yo en la creencia e ilusión de poder dejar la banca con alguna de mis aficiones que, pensaba yo, con el tiempo, sin duda, mejorarían. 

Os voy a largar varias de mis creaciones de postales navideñas, de mi total invención, con la voluntad de que alguien me las comprara y... En fin, cuando uno estaba a punto de caer, pues no, va y dijo que no.

Pues bien, a fin de cuentas, aún a contracorriente, tuve que ir aplicándome en la banca. Los hijos de mi esposa (que estoy casi seguro que también son míos), tenían la costumbre de todos los niños: pedir y pedir y más pedir, así como comer y más comer, y crecer y más crecer.

Así que tragando y aprendiendo pues... mira, no me ha ido mal del todo en la banca, aunque a tiempos, me tocaran desmoronamientos del ánimo y depresiones que me tragaba si poco a poco veía que mi nómina aumentaba. Pero nunca dejé de ser una especie de "desubicado" en lo profesional. 

Me tocó la lotería el glorioso día en que al presidente de turno resolvió deshacerse de unos 700 empleados, empezando por los de más edad y que más "gasto" hacíamos -creo recordar que no tardé ni un minuto en firmar y largarme a mi casita-. Bien, xe, mi ahora es éste y no recuerdo tragicomedia alguna -aunque aquella estancia en Canarias durante casi tres años, dejando en mí y en los míos un poso de muy gratos recuerdos, tuve que comer mucha hiel, sobre todo al principio, período corto, por fortuna-. Rememoré muy a gusto aquellos años en los que dibujaba, pintaba algo y me tiraba a fotografiar sin pausa.

Repasando un carpetón que tengo con "cosas antiguas", me salieron estas postales que os regalo, porque podéis asegurar que son realmente originales, no existen copias.

Vamos con algunas de ellas:

    Y es que resulta que pertenezco a ese grupo, cada vez más grande, de tocapelotas al que no les gusta en absoluto esas fiestas en las que, por narices, tienes que estar contento y, quieras o no, mostrar felicidad y tragar y beber como un energúmeno. Tal es así que a medida que me van conociendo, menos gente me felicita (no estoy preparado ni siquiera por si me toca algo de la lotería que cantan los Niños de San Ildefonso con su cantinela acongojante durante horas y horas, saliendo por todas las ventanas y por todas las puertas de bares o cualquier establecimiento comercial (menos de las oficinas bancarias,¿eh?, mucho ojo, éstos no regalan "na de na"). Esto en justa correspondencia a lo que yo hago: Por escrito ya no felicito a nadie. No sé, ¿soy yo el chorra o es el acto una chorrada?

O sea, que os felicito u os digo que cada cuál se apañe con lo que nos viene, de esta manera. No me sale de otra. Hale, a hacerse el ánimo de aguantar a quien no ves en todo el año, sentarte no junto al cuñado sino junto al cOñado (¡que detalle, ¿eh?, esto de ponerlo del todo claro!), y más, bastantes más incomodidades.

Pongo, con las dos últimas postales que os obsequio, punto y final:

Que recibáis preparados la que se nos viene y que...

¡Xe, bon Nadal!


DESVENCIJADO
Luis Ramírez de Arellano
31 Noviembre 2014