No puedo estar de acuerdo...

NO PUEDO ESTAR DE ACUERDO.

(Y es que abres televisión, periódico o escuchas radio y...)

(Fotografía de Noviembre 2014)

La imagen de la fotografía, representa la Valencia urbana que más me gusta a mí. Es la que más bella me resulta: la ciudad vieja, rincones, barrios y callejas con sabor a nuestras raíces, por los que se respira ese vientecillo de costeros del Mediterráneo por el que desembarcaron los fenicios y se escucha lo que parece ser (al menos para mí) esa mezcla de parla castellana no pura del todo, de un recio aragonés español y un cortante pero resbaladizo lenguaje catalán, los dos últimos sembrados por las huertas y pueblos valencianos por los ejércitos de JAIME, EL "CONQUERIDOR".

(botón de muestra, también del recién pasado mes de Noviembre)

Lo que no me acaba de entrar es toda esa mancha de blancos, cristales y formas, como mínimo, extravagantes que se han ido levantando por las cercanías ya de su antigua desembocadura, en el cauce del río TURIA. (Debo confesar ya, de entrada, que soy de gustos más clásicos, más figurativos que de vanguardias, modernismo y posmodernismo). Sí que me impactó en su momento el edificio que primero se alzó, el MUSEO DE LAS CIENCIAS PRÍNCIPE FELIPE, que visité varias veces, recién acabado, teniendo de él bastantes fotografías en blanco y negro y color. Pero ya era bastante, ¿no?. Lo iniciaron los del PSOE y lo continuaron, agrandándolo, sus sucesores del PP, creando, entre unos y otros, una deuda para Valencia de mil pares de "eso".
Admito perfectamente que hayan conciudadanos y visitantes foráneos a quienes todo este complejo les guste. A mí, NO. Una de las razones, o dos de ellas, es que, una, para que se admire la valencia antigua han tenido que utilizar este reclamo; y dos, nos han dejado una deuda que nadie se atreve a valorar en toda su cuantía. Añado más: están, ya desde hace tiempo, saliendo defectos en la construcción de estas atrevidas edificaciones proyectadas y levantadas por el controvertido arquitecto SR. CALATRAVA, que tal parecía que dibujaba sus ensoñaciones y que se construyeran sin medir con exactitud su viabilidad y mantenimiento posterior.
Acumularemos a ello algo por lo que siento especial desprecio: el CIRCUITO DE VELOCIDAD DEL PUERTO, teniendo ya en CHESTE un circuito que con unas reformas en su largo, ancho y más gradas igual servía,  para lo cual se cargaron de un plumazo el puerto de mi niñez y pujante adolescencia por el que he jugado y paseado, antaño, miles de veces con mis pandillas de entonces, las primeras de críos sólo y las segundas llenas de florecillas hembras más pujantes todavía que los que presumíamos de machos y estábamos, realmente, embobados, como aplatanados y no dando autenticidad a todo lo que hacía rugir la sangre por nuestras venas y fuera de ellas. Todavía no me ha convencido nadie de la razón de este destruir algo con sabor, y que funcionaba, para construir otra "cosa" que apenas ha funcionado dos años y que ahora vamos enterándonos que la repercusión en la hostelería y comercios no resultó materializarse en la esperada y que le debemos a ese señor bajito, flacucho y con gafas, y feo -pero que se adorna siempre con unas hembras impresionantes a su lado- bastante más que algunos millones de euros. Ahora bien, hombre, cómo no, por él se dieron una vueltecita, a bordo de una de esas máquinas capaces de alcanzar escalofriantes velocidades, la SRA. BARBERÁ y el SR. CAMPS, un buen petardo no valenciano auténtico y una meliflua mecha chisporroteante. No se preocupe nadie, volveré a NO VOTARLOS -tampoco a sus sucesores del mismo color, claro-.
Conste que admiro y me gusta el cambio tan enorme que ha dado lo urbano en Valencia, pero al amparo, como en toda España, del efecto hipnótico con que los poderosos medios financieros narcotizaron a los medios financieros y a los políticos, haciéndonos vivir no fuera sino mucho más allá de lo que en realidad llenaba nuestras arcas.
Me cuesta admitir que cayéramos en la trampa los "de a pie", porque con la clase política lo tenían tirado; así uno tiene que aguantar que Valencia y la Comunidad entera estemos a la vanguardia de la gorrinería, corrupción y ristras de chorizos malolientes (aunque se comprende esto último cuando ve que para enchironar a uno de Castellón, ése que le tocaba la lotería más que a nadie en España, hemos tardado casi ¡11 años!).

¡NO PUEDO ESTAR DE ACUERDO CON TODA ESTA GENTECITA Y SUS OBRAS...!

Por no acabar despotricando, tengo que confesar que, a mí al menos, sí que hay un tema que me gusta de lo hecho, y que se cuida, en ésta mi querida Valencia: Sus zonas ajardinadas, empezando por el fantástico jardín del Viejo Cauce y siguiendo por muchos otros que cada vez más surgen por las barriadas. En la mía propia tengo el magnífico Parque del Oeste (sólo tiene un grano ponzoñoso en un lado: muchos metros de terreno gubernamental o del ejército o de ¡yo qué sé!, con el que se podía doblar la extensión de este espacio  que tanta gente, desde jubilados a niños, visita y disfrutan de él) Por muestras que no quede:

(rincón del Parque del Oeste. Noviembre de 2014)

DESVENCIJADO 

Luis Ramírez de Arellano

6 Diciembre 2014