sábado, 27 de febrero de 2016

ELOGIO DE LOS BARES / BARES-RESTAURANTES/ CAFETERÍAS...

(En definitiva, de cualquier lugar en el que parroquianos -normalmente del mismo barrio, y que ya rondan la relación de amistad- se encuentran, con charla amable, educada, bromista, cada uno con su gusto -un café, una cerveza tostada, un combinado de ginebra y tónica, café y chupito, etc., etc-. Todo lo que se quiera, pero relación, repito, amable, sin groserías, sin borrachos, sabiendo casi por completo la vida de unos y otros y, por encima de todo, con la gracia y sonrisa de, en este caso, una muy agradable mesonera, en absoluto coja de encantos)


Uno se aficiona a estos lugares, que suelen ser siempre los mismos -uno, dos, máximo- o bien por idiosincrasia o porque lleva lo nublado en el alma como seña personal desde hace muchos años.
Después de, posiblemente, una hora de compañía con "cosas, sucesos, problemas y demás asuntos ajenos, nunca exentos del típico y negro humor español", se vuelve al retiro particular, si no repuesto del todo -cosa imposible- algo calmado para unas horas, bailándole en los labios los restos de las sonrisas, risas o carcajadas que le han dejado caer, parecidas a las siguientes. 

Va y entran en una cafetería-pastelería un moro y un gitano.
El moro, en un descuido, agarra una magdalena y se la mete en el bolsillo. Le dice al gitano con sorna: "¿Has visto que magia tengo, ¡pam, una magdalena desaparecida!
El gitano, mosqueado, le conesta. "!Bah, ¿eso e'magia?! Atento". Se dirige a la camarera: "Srta., ¿me pué usté serví una malaena" El gitano agarra la magdalena y se la zampa. 
¡Oiga, usted, que me la tiene que pagar!
¡Es que es un juego de magia!
¡¡Magía, cara dura!!
¿Que no? ¡Mirusté en el bolsillo del moro!

¿Por qué a esas furgonetas grandes de la Guardia Civil las llaman "coches de atestados", si van sólo dos guardias?

Decía uno que si Jesucristo hubiera tenido un hermano gemelo, hubiera salido "clavao".

Pensaba aquel otro que si se juntan todos los premios "guinness" en una "Termomix", se baten todos los records, ¿o no?.


España y en concreto Valencia -lo que más conozco, aunque también o tan sólo he viajado algo por toda la Piel de Toro-, pueden ser, quizás, no sé, los lugares en donde más bares y bares/cafeterías y bares/restaurantes, es decir, donde más locales de mediana hostelería por habitante están abiertos y funcionando, ello contra los vientos y mareas que les suponen los fusilamientos diarios de los impuestos -muchos de ellos que no entiendo ni entenderé- con los que la Municipalidad y los de Hacienda fríen diariamente a este tipo de autónomos.
Y también a pesar de lo mal que sigue sonando -todavía, Dios Santo- esa frase pacata de. "...ah, sí, ¡está en el bar, bebiéndose algo...!" Lógico, coño, cómo voy a ir al bar a morder mostrador o mesas. Eso de decir "beber", no sé todavía por qué coños, sienta tan a trueno en los oídos de los bien pensantes y de pacato comportamiento. ¿Qué hubiera sido de las riquísimas tertulias de los últimos años de 1900 y de los primerísimos de los 2000; y conste que aún queda algún reducto de este tipo de tertulias de seudointelectuales o, por qué no, de intelectuales puros; ¿que nadie recuerda ya, en la propia Valencia, la CERVECERÍA MADRID, EL CAFÉ MALVARROSA? Tampoco, por supuesto hay que acudir a estas reuniones amables para arreglar ni el mundo ni discutir de la cultura de cada cual. Sencillamente se va por, digamos, descongestionarse, encontrarse con gente amable, donde, mira tú, notas, aparte de compatibilidad, que te envuelve un calorcito cercano al aprecio que tan poco a poco sientes ausentarse de ti, de tu más cercano entorno, que se va, que se está yendo, que, a lo peor, se ha ido ya. También, hay muchos -y muchas, ¿eh?, que aquí sí que viene a cuento la separación de géneros-, que tienen predilección por el café bueno de ese bar, por sus tisanas y hierbas y, si el estómago anda algo "tocaíto" por "su agua mineral, sin gas, por favor y natural..." ¡Y a charlar, leche, a comunicarse, salirte de tu buscada soledad cuando lo necesites, a...! ¡A lo que cojones le dé la gana a cada uno, ostras, estaría bueno...! Y si uno se toma una caña, un buen café, un orujo, un cubata, un pincho de tortilla, un lo que le salga de allí en tanto ríe o sonríe y charla, qué, ¡qué pasa!








(Estas anteriores son fotografías del interior del Bar/Restaurante CARMEN DE RONDA, al que acudo circunstancialmente, tanto a almorzar -según el concepto básico y bueno del concepto "almorzar" español- como, a cuando me encuentro solo, a comer -sigo con los conceptos españoles, que, ¡qué coño! son los buenos, realmente. En la primera foto, comenzando por arriba, ESTEFANÍA, bonita criatura de -me dicen- 22 trémulos y atractivos 22 añitos, está cortando, con afiladísimo cuchillo de larga hoja, preciosas laminillas de jamón de bellota que, de inmediato, me servirá sobre unas tostadas no más que rociadas con una leve lluvia dorada de aceite de oliva. Todo lo cual, claro, acompañado de un buen tinto y finalizado con buen café y los chupitos de orujo que ese día mi cuerpo reclame.
No se me tome por capitalista burgués digno de guillotina. Ésto, lo antes descrito, me lo permito los sábados. (Eso sí, TODOS los que puedo. No me voy a llevar al otro lado gran cosa aparte de estos momentos).
En este CARMEN DE RONDA, conozco y me conocen -por asistencia asidua- a todo el personal -desde al dueño hasta todos los camareros-. ESTRELLA, la mujer del Jefe que trabaja en los fogones, con cualquier cosa, se inventa platos sabrosos y particulares, todo por un menú de 10 euros -del que yo me paso, claro, por los chupitos-. El resto, BLASI, ZENIR (enigmático rostro de mujer que hasta ahora no me ha dejado fotografiarlo), la jovencísima ESTEFANÍA y el hijo del jefe, ARTURO. Todos, además de ofrecerme lo mejor que el local tiene, me tratan con aprecio, pizcas de cariño... Yo, con piropos y alguna propinilla, les devuelvo lo que puedo).




(Estas dos últimas corresponden al BAR-CAFETERÍA "ARÁBICA" (antes "Aromas"). Es el más cercano a mí en todo. El más diario. En el que más me relaciono y en el que he parido aprecios viendo y sufriendo como propias los desmanes del vivir en ajenas vidas -que luego resultan ser cercanas y no tan ajenas-. Es el que más visito. "Lo de siempre, sí". Un zumo de naranja recién hecho, una o media tostada con aceite de oliva, café -casi siempre descafeinado-, algún chupito, según días, y, por encima de todo, saludos amables, cortos, sin pesadez -al que algo muestra de ésto, se lo va dejando en las esquinas de la barra., "buenas, cómo va todo" a los asiduos que no es que viven pero casi: trabajan a diario en la misma acera, en el barrio... cariños momentáneos, aprecios, simpatías, relajos... Y por sobre todo, la Jefa, M. ÁNGELES, y sus sucesivas camareras -no voy a entrar en el casi continuo "reponer": A mí, salvo muy raras excepciones, todas me caen bien y, encima, me tratan de puta madre (¡ya está bien de eso de p.m., melífluo, tontorrón, como si ignorasen el rico lenguaje español!).

Todo este anterior rollo monumental, viene a cuento por dos cosas:


1ª - Las críticas que acuso -y sea dicho de paso, me resbalan sin nada de jabón- de que visito y habito (¡qué barbaridad y arbitrariedad; es decir...!), por recalar diariamente en uno de estos dos bares arriba ya citados.

2ª - Porque la nebulosa que no hay forma de despejar de mi alma desde hace muchos años, necesita de estos contactos, se diga lo que se diga, muy vitales y de comunicación, del ambiente y palabrerías cruzadas de y acodado en la barra de estos bares. (De vez en cuando, tienes alguna sacudida de pena: Tranquilos, me explico: Hace muy pocos días, al encontrarme en casa solo, acudí a comer el menú de CARMEN DE RONDA. El menú delicioso y lo engullí con gusto y, el primer plato con hasta algo de gula, je. Todo hubiera sido perfecto como siempre si en una mesa muy cercana a la mía no se hubieran aposentado creo que siete elementos masculinos, todos cercanos -aunque con algo de retraso a mi edad, porque comentaban de "jubilaciones próximas"-, porque ya con las cervezas o aperitivos cualesquiera, hubieran puesto en el centro de su mesa varios platillos que rebosaban "furbo" -como lo escribía mi admirado FRANCISCO UMBRAL- ¡Dios de dioses, toda la santa -o indigesta- comida hablando de tipos llamados Messi o CR7, que yo, este último, no sé todavía si es un futbolista del MADRID o un robot de publicidad tontorrón y muy presumido... En fin. Anécdotas. También hay que soportarlas en los bares, tan queridos por mí. Pero, lo siento, ¡manda huevos que siete elementos masculinos, como si en España no pasara nada, cubrieran la comida, su comida, con diferentes tratados de eso, de "furbo").

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También ha influido en soltar toda esta anterior verborrea, por lo que antes he comentado de lo nublado/oscuro de mi alma desde hace muchos años, y que, mira por dónde lo vi reflejado en un libro de poemas que me ha dejado el buen amigo del Bar ARÁBICA, el bohemio -o casi- CARLOS GISBERT.
El poemario se titula "DE LA FRONTERA" y su poeta escribidor es un tal JOSÉ LUIS PARRA -por desgracia fallecido no sé, hace quizás uno o dos años...¡Ay, la memoria!
De este libro extraigo-copio algunos poemas que traslado aquí, quizás porque expresan mejor que yo, mi YO íntimo.


Casi todo perdido.
Hasta el amor, como un pelele, se tambalea.
Es tímida la primavera, mirlo
que huye asustadizo, y se esconde en la esperanza.
Y de pronto, en el bar, en un lunes inhóspito,
canta, ruge Eric Burdon aquella casa,
aquella casa y aquellos años
del sol naciente.


¿Puedo decir acaso
que gocé las delicias de este mundo?
Mi juventud -el tiempo de la dicha-
fue cobarde y menesterosa.
Y ahora qué lejos están los días de abril y mayo,
qué lejos el ardor de julio.
Me llamo Nadie y nada me ilusiona

Ha transcurrido
la noche más larga del año.
Esta helada pureza que amanece,
¿a qué inminencia apunta? ¿a qué expectante espera?
Para el que vive su solsticio de invierno
entre el escarnio, el miedo, las ruinas de una fe desmoronada,
toda inminencia es ya la fúnebre
reminiscencia de mi adiós,
de una remota música incumplida.

(Editado por PRE-TEXTOS, en su primera edición de 2009)
Y esto añado yo de mi cosecha -algo, sí, de la solapa del volumen de pequeño formato (62 páginas)-:
El poeta, mejor, el autor, es hombre nacido en MADRID, pero con la mayor parte de su vida crecida y descubierta en VALENCIA.
Pienso que el POETA, melancólico, tristón si se quiere, nació en Valencia. Porque, es mi parecer que hombre y poeta son dos entes. ¿De quién se alimenta cada cuál? No lo sé. Pero son dos. Quizás me atreva con la teoría de que las tripas, los adentros del hombre sufriente siempre alimentan al poeta, que acaba por ser OTRO. ¿Quién carga a quién? Tal vez, es lógica mía tan sólo, el "pobre" hombre, carga los infinitos y tremendos sentires del poeta.
Leyéndolo, me ha parecido respirar de sus poemas de negro sobre blanco esos neblinosos amaneceres que parecen reventar en nuestra playa de la Malvarrosa, aunque más tarde, ya explotado el sol sobre los ocres de la arena, el poeta, aunque no esté en la orilla, vislumbre "una RODILLA DORADA", único leve desmadre erótico que se permite en todo su poemario (el que yo he leído; tiene bastante más obra, claro).

Gracias, CARLOS, he pasado una hora feliz leyendo a "PARRITA" como sus amigos, entre ellos tú, lo llamabais.

¡Ya está bien, ¿no?!


DESVENCIJADO
Luis Ramírez de Arellano
27 de Febrero de 2016




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