viernes, 24 de septiembre de 2010

GRACIAS, SR. ARELLANOS.

Fotografía de Agosto 1974.
Sonrían, por favor; de lo contrario seguiré
lamentando no "habermelos comido" en
aquel entonces.

Bien, Sr. Arellanos, quede constancia de que no se ma ha escapado el "auténtico y profundo" motivo de su última visita a este blog.

Es mala esa costumbre del humano de quedarse con la fachada de los seres que tratamos. Sí, es mala. Así no conseguiremos, casi nunca, descubrir a la cantidad de gente cojonuda que nos rodea y que parece, sólo parece, que no nos abraza.

El caso es que a fin de cuentas, Vd. ha conseguido darme un tema, pero al cual yo voy a dar contestación con una importantísima -para mí- variante.

Tal como reza el subtítulo de este blog, sólo trataré de lo que "pueda y SEPA" . Séase, no puedo siquiera entrar a comentar o cambiar impresiones con Vd. con su profundidad y conocimiento sobre bodegas, marcas y añadas de cerveza o ricos caldos de nuestra España (menos aún extranjeros). Ahora bien, Vd. dígame dónde y cuándo podemos degustar esas fantásticas cervezas y allá voy yo. Porque eso sí, de comer y beber sí que sé. Es decir, entro en esa categoría de seres, que muchos desprecian, que en absoluto puedan parecerse a un gourmet , pero por supuesto que sé distinguir y apreciar lo bueno/bueno de lo normal o normalito.

Hubo un tiempo en que mi santa legal cogía unos emputes conmigo del diablo: Yo decía "Oye, ésto esta riquísimo, ¿lleva esto o aquello?" La bronca era monumental: "¡Por favor, ¿cómo es que no sabes distinguir lo que comes?" "¿Cómo que no? Esto es un arroz para chuparse los dedos. Ya te lo he dicho" "¿Y cómo puedes preguntarme lo que lleva; que no lo distingues?" "¡Pues no, coño! ¿No te basta que te diga que está para cagarse de gusto?" Pues no, al parecer no le bastaba; yo debía saber hasta la última pizca de cualquier especia que le había añadido. Lo bueno -para mí- es que me importaba sólo medio huevo su cabreo, pues yo seguía disfrutando de aquel plato de manjar que había cocinado. ¡Manda huevos con las mujeres/esposas, ¿no?! ¡A mí qué narices me importaba cómo lo había cocinado, qué le había puesto o añadido y su tiempo de cocción!. Una vez humeando en un plato ante mí, era como la mejor sopa de marisco de casa de un obispo (ojo, hablo con conocimiento. Comí en casa de un obispo este tipo de suculento caldo).

Quiero decir, querido amigo, que yo soy, a lo bruto, "comedor y bebedor", pero de lo más exquisito que pueda costear mi bolsillo. No quiera nadie que desentrañe cómo ha sido cocinado ese pecado de gula que se me presenta. ¡A mí qué me importa! ¿Disfruta mi paladar; qué más quiero saber? Además, más en serio, qué le voy a hacer, por más que me esforzara no podría averiguar si lleva "cebollita rehogada; una pizca de comino; un... ¡yo qué sé!" A lo máximo que llego es a: "está algo dulce; se ha pasado un poco de sal; le falta cocer un poco; demasiado cocido". Yo hago feliz a cualquier persona que me invite a comer cocinando ella porque me va casi todo y todo lo aprecio. Y si hablamos de bebida no sé más allá de distinguir el vino buenísimo y el bueno del malísimo o picado. Y de licores, casi, también igual.

Como preámbulo a la exposición de otra muy individual querencia mía en el comer, debo anticiparle que mis comidas preferidas son, sin orden de primacía, dos: El jamón de bellota, cortado en finas láminas aceitosas y tiernas con sus vetas de grasa rosada, y la tortilla española al estilo de mis dos grandes TERESAS, madre e hija mayor, quiero decir, jugosas y no amazacotadas como en muchos bares, en los que en cuanto te descuidas, te plantan un pincho de la mejor tortilla del mundo denigrada e insultada con su sequedad "intragable".

A lo que quería ir: Me gusta comer como antes. Me explico, como cuando no había nacido la cocina "de autor y su esquisitez". El mejor ejemplo: me encanta un plato lleno de chuletillas de cordero lechal, algo tostaditas acompañadas de un generoso montón de patatas frita -jamás a "lo pobre"-.

Claro, si voy a algún sitio, pido esto, y me sirven un plato en el que no vea ninguna chuletilla ni patata frita, sino un montoncito de "algo" en medio del plato, pregunto, y me dicen: "el plato que ha pedido está 'deconstruido', pruébelo, notará el puro sabor de lo que Vd. desea..." Mire, oiga, váyase Vd. a la mierda, y o me sirve unas chuletillas como Dios manda o me largo, o sea". En una ocasión, en Denia, en el restaurante de un hotelito metido entre pinos, carito él, comí con mi santa: "¿Quieren el menú o algún plato en concreto?" Ella y yo nos miramos. "Pues bien, sírvanos el menú". Cago en su padre. El menú consistía en una retahila de lo menos doce platos, enormes de tamaño, con algo en su fondo. La ventaja es que acertaban en dejar ese "algo" en el centro, no había que buscar mucho. El "algo ese" sólo alcanzaba a dos, tres como mucho, bocados (juro que la mitad no he sabido todavía lo que comí); lo peor: cuando algún bocado lo notaba buenísimo... ¡no podía pedir más o repetir! Enseguida me plantaban delante otro enorme plato con su montoncito de cosa comible en el centro y con mucho adorno o floritura. Lo siento, ni Ferrán Adriá ni na de na; soy así de primitivo, para mí eso no es comer como mandan los cánones. Eso sí, lo mejor fue el vino. No sé -el Sr. Arellanos me rectificará- el mejor o de los mejores de la denominación "Alicante". El tipo me recomendó más el crianza que el reverva de "Enrique Mendoza" de ya no recuerdo qué añada. Lo peor: que luego me enteré de que en ese mismo restaurante te podían servir un buen arroz a la marinera (estábamos en Denia), un arroz con bogavante o cualquier pescado fresco a la sal o a la espalda; cago en mi inexperiencia.

Todo el rollo anterior, ya sabe, referido a su lección de conocimientos sobre el buen beber, que a mí me va de maravilla por nuestro contacto no tecnológico sino personal.

Lo demás, el BAMBI, etc., etc., mire, quedo contento porque se ha desahogado, pero ya sabe que lo tengo escrito y comentado: De toda esta gente, salvo algo que me iirite todavía más que todo lo que están haciendo, unos y otros, no gastaré en absoluto las teclas de mi ordenador.

Repito: Gracias. Sea feliz... lo que pueda.

DESVENCIJADO - Luis Ramírez de Arellano



1 comentario:

  1. Leia el otro día que: “El Vino mas que un producto, es una expresión más del carácter de un pueblo” o algo parecido y lo que si que es, digno de atención, un verdadero placer y un gran compañero para cualquier tipo de alimento.

    No se por donde empezar querido mío, ha tocado Vd. aunque no lo parezca un montón de temas interesantes, pero ya que hemos empezado hablando de vino;
    Empecemos por el gran vino y las grandes bodegas de Alicante: ENRIQUE MENDOZA” Antes que nada diremos que existen grandes bodegas en Alicante: PRIMITIVO QUILES, de Monovar con sus “Fondillones” y moscateles, SALVADOR POVEDA S.A. también hace un Gran Fondillón y el famoso “Viña Vermeta”, que habréis visto en muchos supermercados porque esta a un precio muy asequible, El blanco “Marina Alta” de BOCOPA, BODEGAS MURVIEDRO, también hace grandes vinos en esas tierras, “Los Sequé” de LADERAS DEL PINOSO. Y es que no olvidemos que esos lugares, como Villena, Sax, Cañada, Petrel, Pinoso, Teulada, Ibi, Castalla y que a esta familia les suena algo son de larga tradición vinícola.
    Alicante, de todas las denominaciones de origen de la Comunidad Valenciana es una de las mejores organizadas, mejor distribuyen y hacen llegar sus vinos al mundo.
    Me dejo bodegas importantísimas, pero no quiero dejar de hablar de ENRIQUE MENDOZA que habíamos empezado: Para mi el “Santa Rosa” y el “Syrha” son pa cagarse sin desdeñar a ninguno. Dependiendo del restaurante, la pasta y de un sin fin de cosas, el experto si es que lo hay es el mejor consejero porque dependiendo lo que vas a comer (el famoso maridaje) es mas indicado uno que otro, pero como estamos hablando de gente normal lo ideal es pedir uno que ya conozcas y que no te amargue la comida con la factura, o hablarle claro al jefe de sala, camarero o a quien corresponda.
    ¡Menudo rollo he soltado!

    Respecto al resto de su comentario, coincido CASI en su totalidad. A mi también me importa un huevo que ingredientes lleva el plato. ¿Está bueno?
    Y lo del CASI, es que yo me lo como todo oiga, y no es que me lo coma es que me gusta probarlo todo, y esas virguerías, tipo Ferran o Berasatgui, también me encantan.
    Respecto al jamón y al quesito curado que se le ha olvidado, no existe nada mejor, y de la tortilla de patatas ¿Recuerda Vd. Desvencijado en el “Camino” la famosa tortillita? En la próxima diga Vd. el pueblo y lugar.
    No me resisto: Llevaba un poquito de cebollita, (como no) poco, pero trocitos pequeños de pimiento verde, un pelín de ajito y un toque de guindilla, y lógicamente había que darle el punto. La he hecho un montón de veces y casi casi me ha salido, pero no.

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