miércoles, 20 de octubre de 2010

ENFERMEDADES



Fotografía de Agosto de 1994.
(IBIZA)
Uno está enfermo de muslos,
algo así como sufrir de lupus...
(¡vaya, hombre, última vocal,
de última sílaba, "o" y "u",
mierda,
me han jodido la rima!
¿De las palabras su música?)
Morenos,
tostados,
aceitunos,
tanto da...
¡pero robustos, redondos!
¿No te van blancos?
¡¿Y quién pone reparos?!
Si con azules líneas veteados,
mejor.
Uno está enfermo de pechugas.
¿Tostadas, rustidas, algo duras?
NO, tiernas;
y siempre temblonas.
Uno está enfermo de vencidos
y agradecidos mirares,
que suplican y se entregan,
por entrecerrados párpados
de su realidad soñadores.
Uno está enfermo de labios,
abiertos,
de lengua brillante y dientes adentro.
No suenan los dientes como teclado de piano,
pero, ¡qué misterio!
Te suena el tacto
del rastrear de esa lengua
en tu boca enferma,
hambrienta.
Y al rato,
el abrazo, la mirada, la sonrisa,
todo antes atento, tenso...
Ahora, agradecido.
Uno está enfermo, al fin,
de húmedas selvas,
intrincadas,
tan conocidas
y... ¡cada vez inexploradas!
Aventuras nuevas,
excitante curiosidad...
¿Yo he estado aquí?
¡Tú verás, enfermo!
Poco me importa.
Si he estado o no, tanto me da.
¡Se nota todo tan nuevo, tan de sorpresa!
Suena una voz, potente, oscura:
¡Entérate: Si después de visiteos,
como una ignorancia enciende tu ardor,
no lo dudes, sigues con amor!
Otra voz, indudable prosa, chillona,
se burla...
¡Chaval! ¿No será todo hambruna?
DESVENCIJADO
Luis Ramírez de Arellano

No hay comentarios:

Publicar un comentario