martes, 11 de agosto de 2015

Demasiado fina la capa...

DEMASIADO FINA LA CAPA DE DULCE
(Sí, muy fina la capa de dulce que recubre el duro, áspero, agrio y demás cosas repelentes que recubren el pedernal de fruto que es la vida que hay que masticar y digerir -como puedas- diariamente).


Uno lleva ya muchos años definiendo la vida (lo he dejado escrito en, creo, más de un sitio), como uno de esos excrementos (en las ciudades, de canes con amos guarros; en el campo, de cualquier ganado pastueño) que, caprichosamente, quedan en medio del camino -peor, de cualquier acera capitalina- como una ensaimada en espiral perfecta y en su mismo centro con un cuernecillo -última suelta- que apunta a los cielos. Sí, tiene su gracia, pero no deja de ser una mierda.

Al día de hoy, la locura  ha invadido no al homo sapiens sino al simio enloquecido en el mundo entero, mires hacia donde mires.
La televisión y sus múltiples cadenas nos muestran cada día las atrocidades de todo el planeta (no se libra ningún rincón) y comienzas a notar en tus pituitarias un hedor mucho más fuerte y peor que la mierda pura. El asco te invade y ya llegas a pensar que es injusto comparar a la sana mierda que vacía y aligera tu cuerpo a diario -o cuando puedas-, con esa atrocidad, ésta, que es la vida que tragamos diariamente.

Así es que he cambiado de símil. Ahora comparo a la puta vida con un CACTUS.



(Esta animalada de cactus se desarrolla y vive en el balcón de mi terraza. Aunque no se necesita mucho casi es tan alto ya como yo. He advertido unas cien veces a la parienta que su cariño por esta planta puede empañar en cualquier momento su limpio historial policial; que cualquier ventarrón bestia, de esos que arrancan hasta tejados, se lo puede llevar por los aires y, aparte de dejar a cualquier paisano de la calle hecho un ecce homo con sus pinchos, el golpe del macetón en su testa lo puede llevar a criar malvas -o cactus, quién sabe-. ¿Alguna parienta hace caso a su pariente? Pues eso, puede llegar un día en que su limpio historial se cague con una anotación en su expediente de "homicidio imprudente, negligente e idiota". O sea).

Bien. Opino que ésta es mejor y menos escatológica comparación. Ahora bien, yo recomiendo no acariciar ni apretar con las manos esos enhiestos troncos, ni mucho menos abrazarlos con espontaneidad tonta ante el primer vistazo en el que sí, te pueden causar una sensación de belleza -tal como algunas mujeres a las que hay que mirar con tiento y con más tiento acercarse-. Si no entiendes mi recomendación, allá tú, haz lo que quieras, pero a mí no me llames para arrancarte las espinas o espadas de sus hojas, daría igual. Si no te acercas con escepticismo, la vida, digo el cactus, te puede dejar marcado para siempre. Y si, encima, pretendes enterarte mejor con más peligrosa cercanía confiada, la cagaste Burt Lancaster. Au.

Dado que la vista, muy poco a poco, me va dejando leer cada vez más, estoy atacando libros que tenía pendientes desde casi -o más- de un año. Así, en uno de los que acabo de leer, de JAVIER MARÍAS, uno de mis predilectos, aunque se me hizo -por primera vez entre todos los que le he leído- algo farragoso por su, estimo, abuso de la psicología de cada personaje -me recordaba a DOSTOYEVSKY en su famosa obra Crimen y Castigo -cuya lectura, joven uno que era, llegó a acongojarme y acojonarme, pero MARÍAS cargando más las tintas. La novela se titula Así empieza lo malo, y de ella he entresacado una parrafada que el principal personaje, que también hace de narrador, suelta, en tanto deambula su mente por estratos muy profundos, (copio literalmente): "CUANDO UNO ES REPUDIADO POR EL PRINCIPAL OBJETO DE SU AMOR, ES FÁCIL QUE SE LE INSTALE LA SENSACIÓN GENERAL DE ESTAR DE SOBRA".

Ahora voy por la mitad de otra novela que estaba en espera. Ésta también de un excelente escritor, muy reconocido y traducido, y que es valenciano, de Tavernes de la Valldigna, RAFAEL CHIRBES. La obra se titula En la orilla. Tiene un principal personaje y narrador a un tiempo, aunque utiliza varias voces de otros narradores secundarios protagonistas. Pero yo observo al leer y opino que el principal personaje es esa comarca cercana a La Albufera de Valencia, un pequeño pueblo cerca del mar y el retrato cruel de la época que estamos viviendo. Tengo muchos párrafos subrrayados, pero para hoy, elijo éstos:

...ESPERAR DEL SER HUMANO SÓLO LO PEOR, EL HOMBRE, UNA FÁBRICA DE ESTIÉRCOL EN DIFERENTES FASES DE ELABORACIÓN, UN MALCOSIDO SACO DE PORQUERÍA...

NO RESULTA APETITOSO EL POSTRE: EL FINAL DEL BANQUETE DE LA VIDA NO ES PRECISAMENTE DULCE, PERO QUE NADIE HABLE AQUÍ DE AMOR.

¿OS PODEMOS DECIR QUE HAY GENTE DE VERDAD? PERO ¿QUÉ ES ESO? ¿QUÉ QUIERE DECIR GENTE DE VERDAD? (...) ¿QUÉ ES DE NOSOTROS SI NO EXISTE ESA GENTE?...

Ahora, ya puedo soltar el espasmo de mi bajada de tensión, el golpetazo de mis ánimos al rodar por los suelos:

Me despierto.
Por las noches, duermo poco.
Me levanto.
Tremenda pereza,
hasta miedo quizá,
afrontar el asco
de un nuevo día.

Que no me queje, me dicen.
Que mire, junto con aquel sabio,
hacia detrás de mí, me dicen.
A veces miro.
En lo puro material, mejor vivo.
¿Soy privilegiado?
Conste: las penas con pan,
NO son menos.
Y si más atrás la vista vuelvo,
no siento que me conformo,
que me consuelo;
a veces, de vergüenza,
hasta lloro.

¿Debe consolarme el dolor
de las hambrunas?
¿La espesa sangre de las guerras?
¿El Mediterráneo
como inmenso cementerio?
¿Optimismo por ser europeo?
¿Consuelo el ser del grupo insensible,
pragmático,
de desalmados cálculos
para encastillar egoísmos?
¡¿Es que debo estar orgulloso?!

Ay, levantarse cada día
siendo parte de 
esa criminal desidia.
¡Qué pereza!
¡Qué asco!
Día tras día,
la misma vergüenza.

No estás solo, me dicen,
también como reproche.
Hay grupos y multitudes.
Sí, y entre ellos estás,
pero ¿te notan, te ven?
¿te hacen saber que estás?
Y es que, amigo, no es lo mismo
estar que SENTIRSE solo.

Levantarse cada día.
¡Qué asco!
Sentir igual y ver
lo mismo que ayer.
Qué vergüenza.
¡Qué tremenda pereza!

Te acuestas y sabes que
mañana tendrás la misma
paralizante pereza,
tendrás las mismas arcadas
de tan grande tristeza.
¡Qué asco!
El vivir con este asco,
¡qué grandiosa pereza!

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DESVENCIJADO.
Luis Ramírez de Arellano
11 Agosto 2015

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