sábado, 17 de marzo de 2012


Fotografía de JULIO 2010

(Sí, ya sé que es repetida, pero me venía de maravilla para el cuento a trasladar aquí).


 A modo de PRÓLOGO: Este cuentecito, sé de sobra que, para los tiempos por los que nos toca correr, que no caminar, se encuentra "anticuado", desfasado, fuera de su época.
Gente amable que me lee, hagan Vds. lo que les parezca:
Leerlo o pasarlo: Sólo puedo decir que mi alma y mi corazón siguen con la idea que mueve el cuento. Y, me
parece que seguirán hasta que la Parca se me lleve (también intuyo que a la jodida Parca no le será nada agradable el trasportar a un tipo tan protestón como yo).
Entre otras cosas, me mueve la nueva "publicación" del
cuento, el hecho de que hace muy pocos días, un amigo de EL AROMAS, el gran LANCELOT, me propuso  ir a almorzar con su amigo "picoleto" que está de servicio, diariamente, en el Museo Militar de Valencia (naturalmente, la visita previa al Museo llevaba implícito un buen almuerzo en un bar cercano).
Pude entrar hasta una especie de caravana (antiguo pequeño minibús, reformado) que albergaba lecho, mesa de trabajo, lavabo y, en la mesilla de noche un orinal de porcelana donde, imagino, alguna micción gallega soltaría aquel pequeñajo militar que tanto follón armó.
Sin embargo, el hecho que llegó a conturbar (¿se dice así?) mis pensamientos fue el de que si yo odio las armas, las guerras, la muerte que siembran las bocas negras de sus cañones o armas más ligeras... ¿por qué me gustaba; por qué me atraía...?
De vuelta, caminando hacia el centro con mi amigo LANCELOT, me vino un razonamiento que hace muchos años plasmé ya ni me acuerdo donde: "Las armas, el armamento militar tiene una ERÓTICA especial". Lo hice sonido hablando con el amigo. (Él es un gran estudioso e historiador de la guerra española e incluso de más allá). Siguió mirando al frente y me contestó: "Sí, algo hay de eso" No quiso alargarse más. Yo seguí, pero callado, razonándome: Pensé, y casi deduciendo que ese poder que ponen en tus manos de vomitar muerte, de destrucción, de acabar con vidas... No sé, algo así, debe embriagar bastante, o mucho, por ese punto macabro de sentirte dueño de llenar de muerte al tipo, a los tipos que tienes delante.
Algo así, ¿no? Y si no, pues que se exprese aquí un sociólogo, antropólogo o alguno de similares manías de investigación del comportamiento humano.
Vamos con el cuento, xe, tanta pamplina:

                            
 MUERTO POR VOTACION

Este cuento obtuvo, como primer finalista, la mención honorífica "Valentín de Lillo" en el VIII Concurso de cuentos ALLER (Asturias), que convocaba la Tertulia Literaria Allerana, en MAYO DE 1986.



El tiro rajó la noche y rompió, entrando por detrás, el pecho del casi niño que vestía ropas de matar. Cayó, con el enorme peso de su adolescencia y los pocos kilos de su edad, sobre un fangoso charco pestilente. Mientras caía, aún pudo ver el guiño de tristeza que le lanzó una estrella. Tan sólo un ronco grito vibró en su garganta: ¡Madre!

No siento nada, mamá. ¡Mamá, no puedo moverme! Esta sucia y asquerosa agua enfangada entra y sale de mi boca y no puedo cerrar los labios. Me han dado un tiro, mamá. Tengo mucho miedo, ¿me voy  MORIR?  ¿Y Violeta? Quiero ver otra vez los pechos bonitos de Violeta, ¡qué pequeños, qué duros y bonitos, mamá! Noto como burbujas en el pecho. Tan hermosa como estaba la noche. Qué negrura inmensa, qué inmenso todo, qué inmensidad de estrellas. Mamá estoy tragando de este agua cochina y me hará daño a las tripas. No puedo, no puedo moverme y no viene nadie. ¿No habrán oído el disparo? ¡¿No acudirá nadie?! 

¿Y qué hago yo aquí, cómo vine, por qué ahora me estoy muriendo tan lejos de tus besos, Violeta?  Violeta... Siento vacío desde los pies a la cabeza. Me hiere el casco en la mejilla. Y no puedo cerrar la boca para dejar de tragar de este charco. Y no puedo moverme para quitarme del todo el casco. ¡Qué solo me siento! ¡¡Y no viene nadie!! Si estuvieras aquí, mamá, al menos me quitarías el casco y me apartarías del agua tan sucia.

Dile a Violeta, mamá, que de nada sirvieron, ya lo ve, nuestras voces juntas, nuestras sentadas, codo con codo, ante el Ministerio, nuestras manos unidad a otras miles de manos intentando que esto mío no llegase a suceder, que yo no fuese a morir tan lejos, empapado de un agua sucia y extraña, sobre una tierra a la que nadie "me pidió" venir... lo peor, mamá, es que puede haber sido una bala fabricada en España...

Ya oigo unas voces. Dicen, vocean sofocadas que han disparado sobre esta zona. Me llaman, sí, me buscan. Pero yo no puedo moverme, no puedo decirles que corran, que tengo miedo, que es a mí, sí, que me han dado, que estoy tumbado dejando poco a poco mi vida en este inmundo charco. Está muy negra la noche y siguen voceando mi nombre, los oigo: "¡Ignacio, Ignacio¡" (Ellos, aquí no me llaman Nacho, como Violeta), por donde están los españoles. Mi preciosa Violeta sólo me llama Ignacio cuando se pone seria, cuando me dice que no, que "eso" no, que esperemos, que acostarnos todavía no. Y yo la besaba entonces más y, en aquel rincón oscuro de su portal, la blanca y temblorosa carne de sus pechos pequeños en mis manos me derretía. Los escucho decir que ha sido por aquí, por donde están los españoles, los últimos que han llegado. Creo que es la voz de mi Sargento, mamá; les está diciendo cabrones y de todo a los de este lejano país. Yo me muero y no me ven, no me encuentran. Y no puedo moverme, ¡no puedo contestarles, llamarlos!... Ay, Sargento, mi sargento ¿nos han llamado los de este país?... Mamá, no quiero morir, quiero que pase más tiempo y dormir con ella... ¿Tú qué votaste, mamá: sí o no? ¿Y el papá, al final qué votó el papá? No le preguntes. Aún alcanzo a ver cómo por allá en la lejanía caen algunas estrellas sobre el horizonte indefinido... ¿les habrán pegado también un tiro? Otras estrellas no se mueven, como yo. Y quizás yo las veo y ya no existan, ya estén apagadas, muertas. Cosas raras que nos enseñan en los colegios, ¿no? 

Tú, mamá, leerás mi carta viva y tal vez, en ese momento, yo estaré muerto. Están muy cerca, ¡aquí, aquí, por favor! ¡¡No puedo gritarles!! Noto como burbujas, muchas burbujas en mi pecho, pero no dolor. Qué asco, mamá, si la vieras, el agua tan sucia. Me fumaría un cigarro. Cuánto deseo siento de fumar. Ya te lo dije, mamá, que lo había dejado. En las películas, cuando alguien siente miedo, fuma con desespero. A mí, mamá, me pasó al revés: Me vistieron con estas ropas de matar que tanto combatí, me cargaron con este enorme y sofisticado fusil de no sé cuántas balas por segundo, y el miedo taponó mi garganta fumadora. Yo te escribí que había dejado de fumar. La verdad es que el miedo y la impotencia empezaron a llenar mi boca de desagradables sabores, y mi estómago de una continua sensación de náusea. No podía tragar el humo. ¡Me habían convertido en matador, ¿asesino?! Al final, he sido matado... Cada vez están más cerca. Y ahora sí que me apetece fumar. Si hubiera esperado, como tú querías, mamá... Tu manía, me decías, de por qué hacer tan pronto el servicio militar. Había que hacerlo, mamá. Cuanto antes, mejor. Y tan poquito antes de entrar, el referéndum. Tú y yo, Violeta, ¿te acuerdas?, tachamos el "NO" impreso y pusimos otro enorme, con rotulador negro y que ocupaba toda la papeleta (nuestra inconsciencia de jóvenes desbocados e idealistas, anuló nuestro voto... ¿Tantos votaron que sí? ¡Ya me han encontrado, mamá! Hay varios agachados sobre mí. Me nombran y me palpan. Es el sargento, ahora sí, seguro, es su voz, es él; les dice a los demás que no me toquen, que vengan pronto con una camilla. Me da la vuelta muy despacio y queda un sorbo de agua fangosa dentro de mi boca. No puedo impedir el tragarlo y toso en un ahogo. Repite mi nombre el sargento una y mil veces, y me dice que tranquilo, chico, en seguida te llevamos, tranquilo, no te muevas. Y vuelve a decirles cabrones y de todo a los de este país. Yo no puedo moverme, no puedo hablarle. Lo miro fijo a sus ojos, como queriendo que le hable mi mirada: pero, hombre, sargento, ¿qué piensa usted que hacen los que usan armas? Sargento, mi sargento, ¿nos han llamado a venir los de este país? ¿Por qué quiso usted ser militar? ¿Seguro que son unos cabrones los de este lejano país? ¿Usted qué votó, mi sargento? Violeta y yo votamos que no. Pero ahora... aquel, fue aquello; ahora tengo miedo y no lo puedo decir. En la espalda abierta siento la humedad de la tierra mojada y hostil. En el cuerpo, nada: Varcío, no tengo dolor, sólo burbujas. Ante mis ojos la estúpida rabia del sargento. Por encima de él, las estrellas se me van apagando, van dejando de motear con destellos en la inmensa noche, la inmensa negrura que noto me va cayendo, que todo se va tornando tremendamente oscuro.

Mamá, estoy llorando, me lo noto. Qué me dirías, a mis dieciocho años y llorando como un niño. Y creo que el miedo se me va. Y las ganas de fumar, también. Y las burbujas, ¡Mamá, todo se va! Ya no alcanzo los bonitos pechos de Violeta. Ahora me duele el aliento, como al poeta, mamá. Estoy llorando más. Siento como pena, enorme pena, mamá. ¿Tantos votaron que sí? El Sargento, pobre, no para con sus tacos reclamando urgencias para la camilla. ¿Por qué quiso usted ser militar, sargento? ¿Qué votó usted? No se enrabiete. Esto debía de ser su costumbre: armas, muertes. Sólo soy uno. Quedan muchos... ¿Me enterrarán aquí, mamá? Y qué más da...

Mamá, ya no tengo miedo. Estoy como hueco. Pero lloro cada vez más. No le digas a Violeta que lloré tanto...¡Pero no puedo parar, mamá. ¿Por qué tanto llanto. ¿Qué votaste tú, mamá? ¿Y el papá?...

¿Tantos votaron que sí?


Luis Ramírez de Arellano
Abril de 1984.

Ahora, en 17 Marzo 2012, para DESVENCIJADO y con especial dedicación a todos los militares, periodistas y paisanos muertos, junto con suramericanos que vinieron en busca de vivir algo y los mandaron a la muerte, las guerras lejanas y ajenas adonde la OTAN, porque muchos votaron que "SI", y el mandamás de turno lió a media España con aquello de "España, de entrada... bla, bla, bla". Resultado desde entonces: muchos muertos, familias destrozadas y charcas enormes de lágrimas...
Ya dije, puede que esté desfasado y "precise" un curso de reciclaje, pero, aun sintiendo de izquierdas, jamás agradeceré a los socialistas españoles que nos metieran en esos bloques de armamento y "misiones de paz" (¡no te jode!).

         DESVENCIJADO
         Luis Ramírez de Arellano
         17 Marzo 2012.

12 comentarios:

  1. Estimado Desvencijado: No me acordaba o no lo había leído. Es una pena... Son muchas cosas las que dan puta pena.
    Me quedo con una frase del cuento "-Me duele el aliento como al poeta-"

    Permítame, siempre abuso y aprovecho su blog para contarle algo; Me acabo de encontrar con estas palabras anotadas por mi de no se donde.

    """"SABE LECTOR, AMIGO? SABEIS LECTORES?, SABEIS, NADIE?
    No se nada, ni siquiera escribir. Entonces, como no se, me es terriblemente complicado decir, expresar LO QUE SIENTO"""".

    Repito, no se de donde sale - Lo único que se, es que, quien lo ha dicho-escrito: NO ES TONTO

    QUE DIOS TE BENDIGA. 2H.30M.(madrugada) l8-3-12

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  2. DESVENCIJADO: ¿Qué hace Vd. a esas horas sin "chafar la oreja"?.
    A lo importante: Vuelta a agradecerle su constante seguimiento y el ir notando su cada vez, al menos para mí, más acertados y, sobre todo, coherentes, comentarios.
    (Gracias, amigo, pero ese Dios, si es como dicen y VE y ESCUCHA TANTO no creo que se decida por bendecirme mucho.
    Gracias, y un abrazo.
    DESVENCIJADO.

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  3. Jose, pare, germà i amic, un glop del vi que he de beure avui, i que va recomanar ahir per casualitat el marquès de Griñón "Caliza” serà a la teva salut.
    FELICITATS

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    1. DESVENCIJADO: Es Vd., SR. ARELLANOS, o siga, el meu amic PACO un tío de cojones.
      No sé lo que te costaría sacar toda esa parrafada en valenciano. Pero sólo el esfuerzo y el detalle merecen que te diga que a la hora del condumio, mi trago de vino, el primero, íntimamente, también lo beberé por ti.
      MOLTES GRAÇIES.
      JOSÉ LUIS.

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  4. Des y Are,

    Yo también me quedo con la frase “Me duele el aliento como al poeta”. La había copiado, para ubicarla en el momento oportuno, o sea, aquí, y te la he leído a ti, Are… He pensado, que hay mucha “sapienca” en vuestras carnes, por los años o por lo vivido.

    No recuerdo que votaron los míos, pero sí recuerdo el miedo de sus ojos. Ahora, tengo claro que ha sido una cagada… Tenemos que ayudarnos los unos a los otros, sí… Y no.

    Porque, como vosotros decís, cuántos jóvenes españoles, sudamericanos y de otros países, se ha ido a ayudar al prójimo sin saber dónde se metían… Desconociendo que era su vida la que perecería en esas tierras lejanas agraviadas con sus propias reyertas, de las que poco o nada conocemos.

    Amén, de que si regresas, eso, te has o te han convertido en un fusil de no se sabe cuántas balas por minutos. En una persona deshumanizada.

    Si recapacitamos y visitamos los territorios donde los cascos azules hacen guardia… Creo que tiritaremos de miedo. ¿Acaso están ahora mejor que antes?. Sé, que pese a que sus gobernantes eran sátrapas, ahora son países desmembrados… Lo que me genera cada vez más dudas.

    Des, el relato es atemporal. Es un clásico que nunca pasará de moda. Por desgracia, el hombre está condenado a vivir en una constante guerra y, todas, aunque tengan sus más y sus menos, son iguales.

    A mí me ha gustado mucho, me ha devuelto a la buena literatura. Gracias amigote. Besos para los dos,

    Tu dulce rubia,

    Ann@ Genovés

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    1. DESVENCIJADO: Qué cosas, al abrir este aparatejo esta tarde, echaba de menos la guinda de tu comentario y, de inmediato han aparecido tus letras.
      Gracias, preciosidad, aunque los de tus años, jamás llegaréis a saber la tremenda rabia que sentí con aquel funesto "SI". Creyendo que España tenía la oportunidad de iniciar y marcar "moda", despegándose de los bloques militares, ¡NO PUDE! dejarles a mis hijos un mundo, como mucho, con las mínimas armas imprescindibles...Lo siento, Anna, cuando este asunto me toca -y me duele a diario viendo telediarios- se me vuelve muy agrio el ánimo.
      Lo literario, aquí, no más apunta un pequeño apoyo. Éste lo considero un relato de "fondos".
      Por tu perenne presencia en esta cosa, de nuevo, mil gracias, Ana, Mi Dulce Rubia.
      DES - Luis Ramírez de Arellano.

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  5. Bueno, bueno, ¡Que delicia leeros! Es u na pena que no sepa contestar como os m ereceis.

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  6. Des,

    cierto y a la diana... Menuda KK los telediarios o son de todo ji, ji, jo, jo o el caso (tenía una antepasada adicta el mismo) que te amargan el día...

    O sea, a tomar por viento, eso me digo todos los días, pero es d el poco que veo en esa caja tonta que,por uno u otro motivo, nos encadila, auqnue sólo sea unos minutos, cada día de nuestra miserable existencia.

    Ya sé que este relato tuyo es de fondo... Y tan de fondo, como que cuenta con el miedo más miedoso que todos padecemos "la Dama de la Parca".

    Encima, en una situación, en la que sabes que te espera de buena gana... ¡La jodida! debe relamirse viéndonos cagranos por lal pata abajo.

    El relato es impresionante y por cierto, Débil Fortaleza... No me creo para nada que no sepas contestar... Así que, quítate el antifaz o sigue con él, porque anosotros nos da lo mismo, y ya estás empezando a piar con nosotros.

    Te invito Yo, la dulce rubia de este escritor como la copa de un pino, mi amigo Des,

    Besos para todos,

    Ann@ Genovés

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  7. Gracias Anna, pero entre mis muchos defectos, está la TIMIDEZ, asi con mayusculas, mi querido Desvencijado, y mi querido Arellanos lo saben muy bien, asi que aquí seguiré disfrutando con "vuestra sapiencia" y de vez en cuando algun pequeño comentario.

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  8. Queridos esto da para una novela Hammet de las clásicas. Una dulce rubia, una débil fortaleza y DES (condenado evidentemente a ser víctima o autor del crímen, aunque vistos los personajes principales... ¡no me siento suficientemente valiente como para meterme en su piel¡ ¡creo que le esperan días de gloria ¡pero contados¡ (me intriga saber si su final será dulce o débil, débilmente dulce, dulcemente débil...
    ¡En cualquier caso no parece que le espere nada bueno y que lo de ir a comer perdices... ¡Carallo que lo disfrute por que le queda poco para que no entre en vigor la veda¡
    me parece DES que empiezo a sentir una cierta compasión por tu personaje.
    Viene a cuento que el último poema de mi querido amigo Jose Luis Parra empiece con el siguiente verso:
    "No sabía que la muerte olía a madreselva"
    SOLRAC

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    1. DESVENCIJADO: Nada partidario soy, ¡vive Dios! ni de hacer caso y, menos, de contestar a anónimos. Pero mire Vd., ser misterioso, esta su misiva, gracia me hizo e intuyo su entidad, por todo lo cual, así me expreso:
      Mire, señoría, no siento el peligro que me augura por marte alguna. ¡Cómo tener miedo puede cualquier caballero que se precie de una DULCE RUBIA, de una DÉBIL FORTALEZA que pide vitaminas y no campos de batalla, o de UN AMIGO!. Siéntome hasta protegido y si "alguna" me llama al combate, también esa "guerra" no será dulce sino dulcísima.
      Gracias por sus letras, ser enfundado y oculto en brillante armadura. Estaré siempre a su disposición.
      DES - Luis Ramírez de Arellano.

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  9. Des, amigos,

    Esto es como ver una película. Cómo me agrada ser uno de los personajes principales y cómo me agrada que por mi se batan los caballeros.

    Débil fortaleza, yo también soy muy, muy tímida, sólo que al estar con personas tan doctas y entusiastas de la vida, hacen que introspección se exteriorice.

    En un face & face… Nada de nada.
    Amigos, con esto y un bizcocho, hasta pronto. Todo una gozada este capítulo que hemos escrito. Besos a todos,

    La Dulce Rubia de Des,

    Ann@ Genovés

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