jueves, 1 de diciembre de 2011

APENAS PEQUEÑOS CAMBIOS EN LO HONDO.


Fotografía de JULIO de 2010
(La Fresneda, Teruel, comarca del "Matarraña" -preciosa-)
Como por una de estas calles -ésta es la principal-  con estilo de soportales mozárabes, vaga mi alma de arriba hacia abajo, llena de claroscuros que protegen de frío, nieve, lluvias y vientos al vecino, su cuerpo sentidor de elementos naturales, pero... ¿y de esos cambios de luz, de esas intermitentes negruras y deslumbres...?
¡Bah, nadie se caliente la mollera!: Esto es así, y no hay más. O, en su caso, que me convenzan o me lo demuestren.

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Mi vida viene a ser una especie de claroscuro permanente, algo así como lo que la ciencia define como “bipolaridad”. (Bien, esto puede ser fatal; pero ocurre, como siempre, que la ciencia se olvida del “componente o factor humano”; es decir, uno puede llegar a estar hasta el “pirri” de ser un tipo, como se dice ahora, supersimpático o, con el mismo léxico, un “muermo” total. Ello, claro, porque nadie sabe ni por un segundo poner en funcionamiento su empatía (si es que sabe lo que es y si la tiene).


Toda esta tontería de arriba viene a cuento porque he decidido mostrar aquí escritos de mediana o antigua edad paridos por mí, unos con su dolor correspondiente y otros gozando, lo que se dice disfrutando, de escribir con la risa y el contento metidos en los adentros y brotando por los dedos o que aprietan la pluma o, directamente, teclean. (¡Ay, este teclado está arrancándome mi antiguo enorme placer de, con una buena pluma estilográfica, dibujar estas grafías, con viaje tan directo de mente y alma hasta los dedos!)


Y todo lo que adelante soltaré (cuando sea una excepción, lo advertiré).


Lo alumbré en una época en la que, todavía, yo peleaba con premios, editoriales y negros seres (lo siento, así me los he imaginado siempre) llamados “correctores de estilo de las editoriales”. Un mediano o mal informe suyo, te podía mandar a la mierda un trabajo de dos, ¿tres? años. (lo cual no quita para que sí, fuese una mierda), pero coño, un mínimo de comprensión y abracitos para un señor ya sin lomo, extinguido y masacrado en ese tocho de folios que alguien, que ni sabe quién eres ni te conoce, con una frialdad que asusta escribe en su informe: “…no vale, no es buena, no venderemos un clavo”. El tipo que eso escribe, creo yo que, al menos, con lo rica que es nuestra lengua, podía gastarla de una forma menos marrana al acordarse de, quizás, el año –o dos- que el ilusionado aspirante ha escrito, ha gastado y quemado hasta convertir algunas hebras de sus cabellos (si no es calvo) en, con una extraña y macabra magia, tintarlas de ceniza, o de plata.


De buena o mala manera, en cada cuento, o lo que sea, advertiré si se publicó o no (aunque casi siempre –no, mejor siempre- de una manera nefasta-, es decir, como si no se hubieran publicado, mejor hubiera sido).


Conviene comenzar con algunas piezas bufas (como dicen en la ópera). Ya me he ganado bastante fama de ser de plumaje negro de cuervo que se nutre de carroñas. Aunque yo siempre me defiendo con lo mismo: Jamás me fiaré por entero de un ser al que no haya visto nunca serio. Es muy sencillo, nadie ha conseguido convencerme de, siquiera, algunas pequeñas breves alegrías que te puede dar esta putísima vida.


Muchos de estos escritos los tengo pulcramente encuadernados, intentando dar a estos volúmenes la forma total o común de un conjunto “NADA HOMOGÉNEO”, tal como los muy ilustres señores críticos alaban (todavía no sé la razón); si un señor decide reunir, encuadernar y dar a imprenta y examen de editorial cualquiera, yo al menos, jamás he intentando que todos los cuentos, relatos o lo que sea, tengan un fondo común. ¿Por qué esta idiotez? ¿No disfrutará más el lector leyendo “variedad” y no un tocho de 200 páginas lleno de relatos distintos pero con idéntica temática de fondo, alternando relatos de humor, o con tintes de comedia, o serios, tristones, trágicos, que todos tengan el sentido final de una sonrisa de la que te hartas o una negrura con la que no más acabas que pidiendo luces de candelas? (Esto hay gente que lo considera “pataleos de un frustrado que 'no ha conseguido llegar'…” Pues qué bien. Qué maravillosa la libertad de la mente de nuestros congéneres para pensar lo que les salga del pito. (Lo de “pulcramente” encuadernados del inicio, no más es por los bastantes viajes que han hecho a concursos y editoriales).


Uno de los pequeños tomos que conservo encuadernados con diferentes temas (aclarado está antes) tiene una dedicatoria de entonces (AÑO 2005 – AGOSTO) – Hay que percatarse que andamos acabando el año 2011, y este tomo, en su primera hoja, llevaba –lleva, coño, todavía- esta dedicatoria:


Para ELLA,
tan cercana,
tan lejana.
Triste incongruencia,
¡tan humana!




Hoy, fecha del 1 de Diciembre de 2011, como el que dice, simulando una nueva etapa, con escritos míos más antiguos (aunque siga colando actualidad, que es, ahora, lo que más vivo), no encuentro dedicatoria, pero sí cita, teniendo en nuestra España tan inmensos poetas, entre todos cuyos versos, rediez, alguno nos “toca”:




ANOCHE SOÑÉ QUE OÍA
A DIOS, GRITÁNDOME : ¡ALERTA!
LUEGO ERA DIOS QUE DORMÍA,
Y YO GRITABA: ¡DESPIERTA!

                                                                       Antonio Machado


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