martes, 13 de abril de 2010

DE VUELTA.

Pues sí, allá por el pasado 27-03-2010 iba llegando al pueblo. Había pasado ya Alpera; superaba lo más alto de La Muela (me parece, unos 1.800 mts. de altitud). Al poco, el morro del coche iba enfrentando los valles y vallejos que, primero como se asoman al pueblo, Alatoz, y luego se extendíenden como manto por La Mancha, ancha, ancha, por esta comarca de La Manchuela, hacia Albacete, capital. Marrones secos, duros, castellanos; verdes intensos, brillantes; troncos, infinitud de leños enhiestos que explotaban por arriba en cientos de lamparillas encendidas por el intenso sol del mediodía, blancas, rosas, violetas... ¡los almendros! con una floración tardía por un invierno tan puñetero en fríos, hielos, nieves... ¡Y entonces lo noté! Dejé de oler a mierda. Era intenso el aroma de los almendros aireando sus almas.
Fueron los dos primeros días de mi estancia estacional (redundancia provocada) de una salud extraordinaria que entraba por mis narices y me sanaba los sentires.
(Esto es fácil de explicar. Sólo hay que ser algo observador, lector, conector de telediarios, sensible, esforzarte por vivir la vida y vivirla en España, para sentir que, ya hace demasiado tiempo, España hiede a mierda de tal manera que te acongoja y acojona... ¿Queda algún rincón sano? ¿Hay alguien que no sea chorizo, prevaricador, "bigotes", "trillo" del tres al cuarto pero con mando en plaza? ¡¡¿Existe en España algún ser con el suficiente poderío en sus cromosomas sexuales, masculinos o femeninos, para de un enorme y sonoro puñetazo democrático sobre la mesa poner orden en esta alcantarilla que es hoy España, mi España -sí, me encanta, mejor, me encantaba ser español, pero, ay, parafraseando al fallecido gran Marsillach, miren, oigan, yo me "bajo en la próxima"; me está dejando de gustar esto de ser español-. Y es que ya no es el clero sólo el que se debe ocultar, desaparecer, hacerse invisible por ver si nos olvidamos de ellos -de no ser que surja alguien que le cuelguen las cosas con su peso adecuado y diga, de una puñetera vez, que "eso" de "pecado" nada, ¡que eso es un acto criminal que se paga con la cárcel! Decía -no me vaya a liar con mi genio- que tal como debe hacer la Iglesia, deben seguirla los Matas, los Correa, los Bárcenas, los Vera, los Roldanes, el enorme club de los "gürtelianos" y toda la inmensa cantidad de sinvergüenzas que nos crecen entre los piés sin enterarnos y que nos limpian los dineros con mayor destreza que el mayor y mejor de los carteristas.
De mi querida Valencia -ya también estoy queriendo borrarme de ser valenciano- no más pediré al que quiera atenderme que a ver si puede encontrarme al Camps empindongado para que me conteste a algunas preguntas, y a otro alguien que compre pastillitas para, al menos, suavizar la voz de esa señora gruesa con bolso de Buitón -bah, un regalito de nada- que no hace cosa buena más que "botar" en el balcón del Ayuntamiento en las mascletás de las fallas y hacer botar a toda buena persona o botarate al que invita al balcón de marras (por cierto, queridos valencianos: en la trastienda del balconcito, se reparte en abundancia, por camareros de chaquetilla blanca, jamón del oeste de España, sí, de ése; y no creo que lo rieguen con "llimonà" o "Don Simón".Cosas que, claro, sería de idiota el no saber, que se las costean con nuestros impuestos y los que "el maléfico gobierno central" nos niega por no ser ser de su color.

El asunto de la "explosión" después del pretendido lirismo inicial es de cajón. El trato en Alatoz me relaja; es gente como su tierra: abierta y seca; lo que es negro, puede tener un pequeño tonito grisáceo, pero no mucho... ¡ea! Trabajadores como los de Machado: "...donde hay vino beben vino/donde no hay vino/agua fresca..." Gentes con poquísimas dobleces, aunque soles, fríos y vientos arruguen sus gestos, que más prestos andan para reír que para el enojo... Podría seguir. He aprendido mucho de ellos, sobre todo, de su saber valorar lo que debe valorarse, y...
No sigo. Sólo que, claro, uno es como es y ya ni puedo ni quiero cambiar. Yo sigo con mi periódico, mis telediarios, mis libros, mis escrititos y, hoy en día, diría que ningún pacífico rincón de España se libra de la información. Ellos van a labrar sus campos de olivo; a acabar la obra; a podar almendros o vides; a ver la huerta... Yo voy, con mi periódico a enterarme de lo que no debería... ¡Y la cagamos! A veces hasta me llega un leve tufillo a mierda con los tan frescos y sanos vientos que soplan por aquí...

=======

Ponedor: No me olvido. Pero es que tenía que explotar con esto. Sigo siendo de esa rara especie para estos tiempos que "quiere a su España" y me desespera que no existan deshollinadores sino que, sólo, sembradores de mierda.

DESVENCIJADO
Luis Ramírez de Arellano

No hay comentarios:

Publicar un comentario