lunes, 26 de julio de 2010

LA TONTUNA SENSIBLERA SIGUE ERECTA

Fotografía de
AGOSTO 1975

MIS CUATRO HIJOS DE AQUEL ENTONCES.
¡Dios, quién sea, ALGO, cómo ha cambiado "la cosa!


Están en esa época que el dicho tan redicho habla de "¡comérselos"!, Para en seguida soltar la tonta y gastada broma ¡¿Por qué no lo hice¡?

Hoy, 2010, en su mes de Julio, los que quedan. no se parecen en nada a esto benditos ángeles que hincharon e inflaron mi alma "amante y queridora"

Debo aclarar pequeñas cosas (¡grandísimas para mí!) del cuarto de mis hijos, el que aparece a la izquierda, como último personaje de la foto, con sus ojos descarados mirando al objetivo de mi máquina. ¿No os parece el que apunaba ser el más "listo"?. Investigaba todo aquello que lo afectaba.
También resultó ser el más "cabroncete". Su madre y yo, padres jóvenes queriendo practicar avanzadas ideas de educación de hijos, presumidetes, practicábamos aquellas normas de "a tal hora -pronto-" a la cama. Esto es lo que hay para comer; a tu cuarto, etc., etc., etc. Pero con éste, el Jandro, nos falló: digamos que nos pudo. A la hora que dictábamos, todos a la cama; silencio y a dormir. Los tres anteriores, de peor o mejor gana lo cumplieron. Este Jandro, no. A las 2, 3 ó 4 de la mañana, con lloriqueos o escándalos de berridos nos llamada desde su cuarto. (Teníamos manía mi mujer y yo, por, cuanto antes, pasarlos a habitación independiente de la nuestra -como chorradas de padres modernos-) Durante esas altas horas de la madrugada, lo teníamos que traer e nuestra cama (mi santa y yo, nos levantábamos, más o menos a las 6,30 de la indecente hora de la madrugada). El elemento, Jandro, sentado en medio de los dos, en nuestra cama, nos babeaba sus risas y sus sonidos. Nunca pudimos, ni ella ni yo, ponernos serios, llevarlo a su sitio y, llorara lo que llorara, intententar acostumbrarlo. Solía quitarnos una o una y media hora de sueño. Pero sus risas (ninguno sabíamos por qué, dado que no meneábamos ni un músculo de la cara, salvo el incontrolabe pequeño estremecimiento de las entrañas que nos hacía sonreír y aguantarlo, algo así como encantados, embobados).
No nos dimos cuenta que ésta era su identificación de "listura". Le aguantamos o consentimos lo que a ningún otro de los tres anteriores.
Ese mirar tan abierto de la foto lo delata: Sabía de sobra dónde estaba y adónde había venido... A los 18 meses de su vida, su cachondeo nos dejó.
Yo creo que en tanto se alejaba, aunque algo de pena le diéramos sus padres, él, como ya humano egoísta que había sido, pensaba... "¡madre mía lo que me esperaba y de lo que me he librado!"
Voy, cada vez más, sintiéndome cerca de él. Pero también, cada vez más estropeado, física y anímicamente. Tengo que esforzarme por llegar a encontrarme con Jandro en forma, al menos, aceptable, que podamos continuar aquellas conversaciones de madrugada, en mi cama de matrimonio, todo babas de amor, las de sus risas y las de su madre y las mías.

¿De los tres que me quedan, que viven? Dicho está todo lo rebrincado y sereno en mis diarios invisibles. ¿Lo que mejor han hecho?: Encontrar parejas adorables con las que han añadido a mi descendencia SEIS nietos SEIS cojonudos (Expresión taurina, coño) (Quizás, ésa es mi pena, hasta que alguien imbécili o poco observador de mi vida, me ponga en "un mal observatorio" a los ojos de estos herederos de mi mundo, del de mi familia... del mundo que tan mal andamos gestionando los vivientes que nos llamamos inteligentes)

Hoy, no puedo más.
Me estoy vaciando demasiado.

DESVENCIJADO
Luis Ramírez de Arellano

No hay comentarios:

Publicar un comentario