sábado, 8 de mayo de 2010

DIVAGANDO (Por "desengrasar...)

Otra de mis fuertes aficiones que me han "desvencijado".
Pero como dicen las películas americanas, ésta es otra historia. Aquí
se muestra la puerta por donde sale el susto con cuernos, negro zaíno, castaño o jabonero. Y la otra por donde entran los toreros con femorales destrozadas y taponadas por manos que salvan vidas.











¿Por qué divagar? Porque me da que últimamente he estado aquí demasiado serio. Alguna querida visitante quiere algún guiño alegre en mis entradas. No puedo. Y si lo hago me es muy difícil. Camino o paseo por este valle de lo que sea con una nubre negra encima de mi cabeza que no deja de sombrearme... Me meto en casa, y no sé por dónde se cuela que en seguida la noto encima.
Aun así intentaré aclarar algo que las personas que son letraheridas y encima se atreven a escribir lo entenderán; todas, todas llevan en la punta de sus dedos las cosas que principalmente no paran de arañar sus entrañas, y bajo una ficción u otra, en sus fondos, si leemos varios libros del mismo sujeto, en algún momento veremos claros sus tormentos, su alma serena o vapuleada, sus filias y fobias. Siempre se ha dicho de Umbral que no era un auténtico novelista, que todas sus ficciones eran distintas visiones siempre de sí mismo, por lo que sus mejores obras han sido y serán las autobiográficas o especie de diarios. ¿Y qué? A mí el lenguaje de Umbral me cautivaba. Y yo, no se olvide, siempre, en lo que leo, me priva más la forma que la historia que se cuenta. Hasta el aparentemente dislocado académico Académico Arturo Pérez Reverte muestra, de seguirlo mucho, sus querencias por la historia española, por el siglo XVIII y por las aventuras "caballerescas", situadas en distintos escenarios que, quién sabe, quizás le hubiera gustado vivir a él y partir con su sable, plis plas, a cualquier imbécil follón malandrín de los que tanto abundan hoy. Ahora, también están acusando a un escritor norteamericano, Philip Roth de también, siempre, tratar el mismo tema. A este hombre, ya mayor, lo persigue, y ha anidado en él, lo desastroso y humillante y vergonzoso y varias cosas más de la decrepitud física y mental que trae consigo el tiempo añoso. A mí me gusta mucho y tengo varios libros de él. Sí, veo ese tema en cualquier esquina de sus páginas, pero ¿y qué? ¿cómo lo trata? Está muy considerado ya mundialmente y, si alguien se fía de mí, yo lo recomiendo.
Todo lo anterior para decir claramente que yo escribo según soy. Más aún cuando, muy atrevido, pretendo hacer poesía: el poeta o es auténticamente sincero con su pluma y hoja en blanco o más vale que se calle e intente ficcionar un cuento que, al no tener que ver nada con él, no valdrá nada. Pensaré siempre que lo que realmente escribe son las entrañas, los sufrires y alegrías del poeta o novelista.
Valla rollo he tirado, ¿no?. A otra cosa.
===============
SUEÑO Y PESADILLA (Algo así como cuento fantástico)
Dormía yo como siempre, es decir, no dormía decentemente. Sí, noche cerrada era y yo me encontraba en la cama. De vez en vez, claro, me notaba ausente de la cama, ¡dormía un pelín! Pero la pesadilla fantástica volvía...
Había un telón que se adivinaba de tejido muy grueso y tupido y que cubría lo que debía ser un escenario. Entre un neblina que picaba en las gargantas estaba una enorme, muy grande muchedumbre, con un murmullo medio agazapado como de millones de abejas. No sabía bien desde dónde, pero era desde lo alto, colgaban un montón de pantallas planas de televisión que retransmitían lo mejor del momento: En unas partidos de fútbol de un campeonato de Europa; en otra eliminatorias nacionales para los mundiales también de fútbol; en otra una tal Belén Esteban, cogiendo a, creo, su "Andreita" por los piés se la estampaba en la cara a un tipo de bigotito con una camisa hortera y escandalosa, y éste decía: "Huy, lo que me ha hecho, la zorra esta". Cosa rara pero dos pantallas que estaban muy juntas emitían cosas tan dispares como, en una, las disertaciones de un tal Iñaky Gabilondo; en la otra despotricaba un hombre pequeño (con mala leche, como todos los pequeñajos), un tal Jiménez Losantos; qué cosas, hablando de lo mismo, yo me revolvía en la cama, desesperado, porque cada uno decía una cosa distinta y la argumentaba de forma que las noticias que trataban parecían distintas. De vez en cuando -en estos momentos volvía a despertar-, uno u otro, sacaban la cabeza de la pantalla y le lanzaba un escupitajo al otro. El receptor rezaba algo negro en contra de algún familiar querido y cercano del lanzador y se lo veía mover la boca y se le oían ruidos raros en la nariz: Hacía acopio de una buena munición de respuesta. Y el murmullo de la gente se mantenía amortiguado porque las pantallas, cómo no, les daban entretenimiento y o querían escuchar o escuchar y además entender.
En un momento dado señoreó el inmenso salón un siseo estremecedor. Casi se llegó al silencio. Se abría el telón, entre efluvios y humaredas de incienso y azufre... Entre estos humos se presenta en el escenario un señor que unos llaman ZP, otros Netol, otros Rodríguez Zapatero y otros Dr. Spook... No sé por qué tantos nombres, pero, a fin de cuentas yo lo único que sabía es que no podía dormir. Se planta este elemento ante la multitud, levanta ambas manos juntando palmas con las puntas de los dedos y cominza a mover ambas de arriba hacia abajo, vamos, como si estuviera masturbando a dos vistuales señores tumbados uno a cada lado. Atención, resuena su voz: "Este país no está como los rumores catastrofistas reparten. Nuestra "crisis" (entre la muchedumbre hay quien pregunta: "Oiga, buen hombre, ¿ha dicho la palabra crisis?") Se ven y se notan brotes verdes. (Otra voz sibilina le dice al de su lado: Yo es que soy cazador y no veo ninguno en el monte, es que este años es de conejos, apenas los dejan brotar) De pronto va y se evapora, se va... Dios, qué desasosiego, ¿quién va a dormir así?.
Se vuelve a abrir el telón y sale otro señor, barbado y con frenillo en la boca; me parece que a éste lo llaman, Mariano Rajoy y es muy escueto, sólo dice "No" (el auditorio sibilino se pregunta unos a otros "NO ¿qué?") Enseguida se retira. Vuelve a salir el de antes, ahora más serio (algún consejo atinado habrá recibido, porque la juerga de sus labios en la aparición anterior en tan trágica representación no pintaba nada) Suelta, con las manos con el mismo movimiento anterior: Vamos a iniciar este programa de...,el Comité de Sabios sancionará el año que viene...; el paro no superará... (aquí se escucha un gran siseo amonestadar ante las grandes cuchufletas y pedorretas que atruenan el ámbito). Va, y sin más se vuelve a difuminar. Sale el otro, el de las barbas: "No", dice. Y va y se extiende algo: "Además pongo la mano en el fuego por el señor Camps" (con la manos en la boca, aguantando la risa, un sibilino le dice al de al lado: "¿Ha dicho Camps, tú?") y sigue: "Y me da igual lo que diga la justicia, el próximo candidato por Valencia será el señor Camps". Se esfuma igual que el otro. Sale de nuevo el Dr. Spook: "¡Y el paro bajará en...! "Y daremos 400 euros a todos para un bocata de mortadela" ¡Y eso no tributará más que el 30% de IVA..." No sé bien que pasa, pero parece que notan un movimiento extraño y amenazador entre el inmenso gentío, y se esfuman, parece que más rápido que otras ocasiones anteriores. Ya nadie hace ni puñetero caso a las pantallas de televisión (Gabilondo y Losantos ya han llegado a las manos, pero bah, nadie les hace ni caso, ya digo)
La gente grita y pide algún bis (nadie sabe si de cachondeo o qué). Y va y sale el de la barba, el tal Rajoy, y se despacha con que en España lo que hay que hacer es repuntar la economía, elevar el PIB, bajar y acabar con el paro... ¡¡¡Eso, señor Zapatero, es lo que Vd. tiene que hacer, pero YA!!! Un sibilino cachondo de entre el público le susurra a la de al lado (en la que no había reparado, pero que parece estar al dente : "Toma, bellezón, el registrador acaba de inventar la sopa con ajo". Se cierra de nuevo el telón.
Se escuchan algunos aplausos: Se abre el telón y aparecen lo dos dirigentes, pero algo diferentes (¿has visto qué pareado?) Veamos:
El de la barba sale no sólo con la mano sino con el brazo entero negro, chamuscado, quemado. De la otra mano le cuelga una gruesa cadena, con grillete en la muñeca y que, por el otro extremo, al fondo del escenario, se amarra a un buen pilón (por no saber jugar y cachondearse de la justicia); el ZP, la verdad, no parece él: lleva las cejas rectas y finísimas y alguien le ha cosido las comisuras de los labios hacia abajo (y es que nadie entendía que este tipo, con la de problemones que cargaba, siempre anduviera con su tonta sonrisa de Netol)
A los dos o tres días, todos los medios dan la noticia: Por unánime votación del pueblo han sido condenados, los dos, a cadena perpétua de trabajos en favor de la comunidad o, al menos, hasta que sus jornadas, cubran el importe total de los sueldos cobrados que, después de votados, han estado cobrando por no más hacer el imbécil.
Améeen.
DESVENCIJADO
Luis Ramírez de Arellano.

No hay comentarios:

Publicar un comentario