jueves, 10 de junio de 2010

RECIA TERNURA





Tres de mis seis geniales nietos, en la entrada a la cocina de la casa en Alatoz. (Setbre.2009)
(Tal vez, no lo sé, salgan por aquí los otros tres que faltan)
Le tengo especial cariño a esta foto. Es de las de ejecución como más me gusta a mí: sin posar, desprevenidos, ajenos a todo lo que no sea la maquinita que maneja el del medio (más mayor que los otros dos).
Esta fotografía se la daría a Juan José Millás que todos los domingos, en la revista El País Semanal comenta de forma breve una foto. Este, para mí, magnífico escritor le saca punta a cualquier rincón de la imagen captada.
Mis hijos -lo siento por la presunción- es que trabajan bien, y parece, según se aprecia, que "en todo".
El del medio, más mayor que los otros dos, domina la maquinita y anda concentrado en el juego que sea. Los otros dos, entonces, aún no tenían sus "maquinitas". Según se mira la foto, el de la izquierda del central, mira y remira como asimilándolo todo, aprendiendo. Guapetón que es, su carácter introvertido, serio y pensador, lo invita a ello. El otro, el de la derecha, rubiales, su cara lo dice todo. Simpático y camelador. Cuidado, lo pierde el mal genio, pero si está apacible, de buen humor y con su simpatía, lo tienes encima todo el día; que se lo pregunten a sus padres. Del mayor de los tres, el del medio, qué diría, no sé, tiene su guapeza, vaya que sí, pero lo mejor es su mirar desde el paisaje pecoso de su simpática cara, con ganas constantes de aprender y aprhender vida. Lo capta todo al vuelo. En fin, no era éste el tema, individual de cada uno de estos tres personajillos, sino el genérico de "los nietos".
Es muy difícil exponer claramente las sensaciones que te producen a medida que van llegando: orgullo, babeo, ternura -por supuesto- y un amor tremendo, enorme, sin medida. Pero ocurre que yo, en contra de algunas o bastantes formas de pensar, en mis adentros, a pesar de reventar de amor, la arribada de nietos, no llega al exagerado hinchazón de mi alma cada vez que recibía a un nuevo hijo. Para mí, un hijo (neutro, no empecemos con las chorradas de la Ido) era, es y será algo tan grande que ningún nieto, aún atontándome cuando los contemplo en plan expectador, puede superar. De ahí, esa herida que rezumará dolores y dolorcillos, hasta el día en que la diñe, que me produjo el robo que la puta vida me hizo del cuarto de mis hijos, con tan sólo 18 meses.
Me duele un problemilla con el tema de mis nietos, pero que, para mí es imposible de solucionar. Tanto con mis hijos como con ellos siempre he estado y estoy al tanto de cualquier cosa que les pueda suceder, por si puedo intervenir. Ay, pero me da que no sé bien manifestarles mi cariño. Ni con mis hijos, jamás he sido "chiquero". Tengo mi o mis maneras de querer... y eso, no se puede cambiar. Si mis hijos recuerdan bien, creo que nunca, jamás, para cualquier problema les he fallado; claro que también recordarán lo poco que jugaba yo con ellos. Clavado como con mis nietos. Mi mujer, "chiquera" al 150%" ya con sus hijos, ahora lo es al 200% con sus nietos. No puedo ni debo esperar cosas raras ni milagros. Mis "enanos" van directamente a su abuela, a veces pasando por mi lado como si yo fuera una lámpara de pie. ¿Cómo no entenderlo? Es ella la que se vuelca con ellos aunque en determinadas cosas, pocas, acudan a mí, lo normal cuando ven mi figura como el serio y regiñón jefe del clan que autoriza o deniega.
Permitidme una anécdota: En una ocasión, yendo al pueblo, venía con nosotros sólo el nieto que sale en el medio de la foto. Nos contaba desde atrás cosas de su colegio, de su clase, de sus compañeros. En un momento dado, refiriéndose a uno de sus amigos, con toda la naturalidad del mundo dijo que "ése, cuando se enfada se cabrea más que José Luis". Así es como me ven. Da igual, con ellos, sólo con ellos (lo lamento, no con los hijos) siento esa máxima del ¿auténtico? amor: Ama y no esperes nada a cambio. Sólo en un futuro, me da igual lo lejano que esté, me gustaría que pudieran descubrir mis verdaderos fondos, los que no sé enseñar ni exponerles.
Perdón por lo que pueda tener de intimidad impúdica o soflama de lloriqueo esta entrada de hoy. Mis nietos son algo grande, y aunque andan por todos los escritos que tengo por ahí, aquí no podían faltar. Y, de paso, me han servido, para dejar clara mi postura amorosa y diferencias entre hijos y nietos. (Y ojo, que aún faltan tres)
DESVENCIJADO
Luis Ramírez de Arellano

1 comentario:

  1. Hola de nuevo a la tropa desvencijada.Que sepa el patrón del buque que aunque no escriba si entro ,leo ,discrepo y asiento.

    Pues que divertida y entrañable anecdota la del "cabreado Jose Luis".No tengo ni hijos ni nietos, asi que nada que comentar de cariños y aprecios
    Simplemente decir que cada cual por la posición en que se encuentra y ocupa ,ejerce un rol determinado.Nuestro rol se define y limita segun por las personas que estemos rodeados entre otras cosas, claro.Por supuesto el rol se transforma y altera con el tiempo y reacciones del entorno.
    Perdón y a lo que voy:Nuestro rol se convierte en una careta ,en una coraza y cuanto mas férrea es nuestra condición mas se acrecenta. Al final nuestro papel lo asumimos y lo desempeñamos a base de atribuciones de los demas (asi es, queramos o no,inconsciente o conscientemente).

    Salirse de nuestra función? mare de deu!

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