martes, 9 de marzo de 2010

EDUCACIÓN OBLIGA

Estimado@ "anónimo" que califica mis errores de "benditos". Mil gracias. Pero es que resulta, ya quedó dicho, que yo leo bastante y, literalmente, me pongo a parir cuando tengo un libro entre las manos de una editorial "de las grandes" y me encuentro con errores tipográficos y, peor, faltas de ortografía. Amigos, esta gente, además del primer repaso de las galeradas por el autor, tiene, o debería tener, un equipo de correctores (por cierto, el gran García Márquez, ha repetido varias veces su agradecimiento público a los correctores de su editorial porque se ha confesado un desastre en este asunto) Es más, con mala uva, señalo para un posible futuro lector, con bastante patente ira, a bolígrafo o con rotulador, el fiasco editorial. Quiero decir: a mí me revienta caer en estos errores. Ya lo dije, quise ser escritor. En cuanto suelto algo que no admite ya ningún remedio de rectificación, cojo un cabreo de mil demonios -aunque sólo por poco rato, conste-, porque yo
Repaso, repaso y más repaso
y resulta que el error me lo paso.
Con este simplón pareado me castigo de forma feroz.
Vuelvo: Mil gracias a la bondadosa alma, sin duda más condescendiente que yo.

Amigo EDU: Hemos charlado en dueto pudoroso y casi insonoro del tema de mi "desvencijamiento". El "chip" no me lo puedo cambiar, porque no quiero, porque me gusta el que tengo: Lecturas, escritura, fotografias... Todo ello lleva al sedentarismo. Pero es que tampoco puedo -aunque hubo un tiempo ya pasado en el que sí lo hice- practicar esas palizas de senderismo y gimnasio que tú y mi propio hermano le dáis a vuestros físicos, con lo cual -y que no se me enfade nadie- os ocurre lo contrario que a mí: o conseguís mantener lo físico en comunión con lo mental, o -esto es malo- lo físico deja atrás a lo mental. ¡Ojo, cuidado con el amueblamiento de la "chola"! Aparte, resulta que aunque mi hermano se meta conmigo y me contradiga, tengo los piés hechos una verdadera mierda: Más de tres kilómetros no puedo hacer porque tengo que sumar otros tres de vuelta. Luego, resulta que también padezco de "hiperhidroxi...no sé qué", es decir, que al mínimo esfuerzo, y aun sin él, con los calores y humedad de ésta nuestra Valencia, sudo como un cochino, y lo poco que me queda de presunción se me va por los suelos cuando me autocontemplo o siento toda la camisa mojada -y bien a la vista- o el poco y corto pelo que llevo totalmente mojado como si hubiera pasado por debajo de una "mangarriega".
En fin, amigo, tú de sobra lo sabes: Yo, en una fotografía de "mis interiores y entorno" puedo dar envidia, pero... Alguien dijo la horterada aquella de "los ricos también lloran". No llego siquiera a tener ahorros ni decentes ni abultados, pero claro, el daguerrotipo no capta el aura de mi entorno más cercano ni mi sentir, de toda la vida "depresivo". Ana Belén, que me sigue encantando, canta una canción -que no es suya, ni letra ni música pero no sé de quién es; normal en mí- que contiene unos versos que dicen:
Sólo le pido a Dios/que la vida no me sea indiferente...
Bien, Edu, resulta que tienes a este amigo sensiblero y susceptible; o se me admite o que me dejen en paz. Sobre todo, pongo tal creencia en los demás, cercanos sobre todo, que además de la "vida" en general, me es imposible evadir los desengaños y llegar a un estado total de pragmatismo.
Hasta pronto, buena gente. Un abrazo

DESVENCIJADO
Luis Ramírez de Arellano

==========

Lo que me temía. Esto me absorbe más de la cuenta. Tengo abandonada, casi, la lectura. (Por cierto, Edu, el libro de Paul Auster lo tengo en cola, pendiente. Estoy metido de lleno con una joya de Antonio Muñoz Molina, "La noche de los tiempos". Si te atreves con 958 páginas de auténtica literatura, te lo recomiendo fervientemente (qué palabra más tonta, ¿no?)
Vale, otra vez:

DESVENCIJADO
Luis Ramírez de Arellano

No hay comentarios:

Publicar un comentario