miércoles, 24 de marzo de 2010

EL MITO DEL "VIEJO VERDE"

En más de una ocasión me he cabreado seriamente con mi más cercano entorno femenino familiar. A la primera de cambio -según el dicho- y sin además, jamás, pensar en lo que encierra esa frase de dos palabras, te lo sueltan. Lo peor, ¡que se quedan tan tranquilas!

A ver si puedo convencer a alguna de estas imbéciles:

Sesudos y muy cultos -en ésto- y enterados filósofos y antropólogos, ya han sentado, y bien sentado, el, digamos concepto, de que el ser humano comienza a morir a partir del mismo momento en que, salido al mundo del vientre de su madre, suelta el primer llanto. Ser humano, igual a hombre, mujer y los neutros que quieran, todos los que quepan. Es decir, existe un tramo entre el nacer y el morir en que, salvando enfermedades, la vida traza como una ola o montaña que se empieza a ascender, se culmina y comienza a bajar. En ese tramo, señoritas, señoritos y diversos, ¡se encuentra el sexo! Y no por casualidad sino como uno de los principales motores que te hacen seguir y, sobre todo, aguantar.

Por una de aquellas yo nací varón. Encima no me entró nada raro y llegué a mi pubertad siendo eso, hombre. En llegando a aquellos trémulos años, empecé a notar en mi cuerpo nuevos y extraños temblores en cuanto miraba con demasiado detenimiento a alguna hermosura de chiquilla de mi pandilla (Me enamoré de varias). Pero ah, es que también notaba que, una vez la sensación admitida y deglutida por mi cerebro, no sé cómo, se trasladaba al centro de mis íngles, maltratando con durezas, nunca experimentadas ni conocidas, el bichito ese que me colgaba y que, hasta esos entonces, no más me había servido que para mear.

Acortemos. Desde los 10, 11 ó 12 años, siempre y hasta ahora me han atraído las mujeres. He sido enamoradizo y de mirar muy díscolo, vaya con quien vaya. No puedo controlar el que mis ojos parsigan, por delante y por atrás, un cuerpazo o cuerpecito de ninfa floreciente, jovencita, joven, madurita o madura (ojo, a la vieja no llego, esto sí que sería una grave disfunción o desviación de mi líbido).

Es decir, ¡me gustan, me encantan las mujeres! ¡Y qué pasa, coño!

Las mujeres tienen la desgracia de que a algunas de ellas, la cosa "páusica" las agarra a contrapie y hasta se les olvida que existe eso que se llama líbido, atracción entre sexos... vamos ¡ausencia total de ganas de follar!... ¡Pero a mí no!

¿Ha dictaminado alguien con sabiduría, razonamientos convincentes u órdenes severas, el que a partir de equis edad a un hombre normalmente constituido "no le deben gustar las mujeres", "que debe olvidarse del placentero ajuntamiento con mujer"? ¡¡¿Debe acaso archivar, coño, tan vívidos y hermosos momentos pasados como algo muy ido, irrecuperable?"!! ¡Váyase a la mierda directo mujer, hombre o neutro que así piense!

También demostrado está que el hombre mantiene durante muchísimo más tiempo que la mujer atenta y despierta su líbido al igual que la capacidad de, eso sí, con mesura, manifestarla.

¿Quién mierda tiene algo en contra de lo dicho? Vaya ese tipo o tipa enviándome para tal lugar a mí, en sus deseos, claro. Yo quedaré aquí, gozando de la vista -y más no porque a tiro no se ponen- de la obra más perfecta de la evolución. (Lo siento, es que lo del "creacionismo" cada vez lo rechaza más mi razón... Pero eso, como en los diálogos de películas americanas, "es otra historia")

Por último, estúpida gente que se empeñe en mantener esta idiota frase o teoría del "viejo verde", tranquilos, el día en el que mi cintura no se quiebre, girando sobre mí mismo, como en un hondo y perfecto "natural torero" para que mis ojos puedan seguir un buen culo de mujer que ya ha mostrado desafiante delantera, dejaré de ser "viejo verde": me habré muerto.

DESVENCIJADO
Luis Ramírez de Arellano

1 comentario:

  1. Que sepa usted que no es que a cierta edad no le tengan que gustar las mujeres, la cuestión es que por el hecho de ser hombre no pudes mirar a ninguna de ellas ya que se supone que les faltas al respeto.
    Y quedese usted tranquilo que el calificativo de viejo verde a edades mas tempranas es permutado por el de GUARRO Y CERDO.

    ResponderEliminar